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Que manera de historiar

La importancia de las redes sociales para el desarrollo de la historia es de un valor incalculable. Pero sin ninguna tecnología, nuestros ancestros aborígenes, los de esta amada isla de Santo Domingo concretaron en el areyto el paso de la información de una generación a otra sin que se perdiera la esencia del hecho histórico; aunque este conocimiento no llegó hasta nosotros pues el invasor no la registró, porque no la entendió, porque lo descalificó, la llamó vicio, horror, contrario a lo que Dios manda, y finalmente lo aniquilo.

Entonces nosotros, los descendientes de esos pobres indios, de esos africanos esclavizados, de los españoles pobres que lo eran tanto que nunca se pudieron ir de aquí, aprendimos el cuento como nos lo hicieron los invasores, pero algo queda en nuestra memoria ancestral que aun podemos recuperar.

El invasor, interventor, dominador estableció que la historia empieza con los hechos escritos. Ha plagado libros, hasta la saciedad, para imponer sus criterios de que si no está escrito no es verdad. Si hay que estudiar un hito a través de disciplinas auxiliares como la paleontología, la paleografía, la antropología, la arqueología, la heráldica, entre otras no se produce ciencia histórica, la que atribuyen solo a lo documental. Que limitados son los historiadores que consideran válidos solamente los conocimientos humanos de los que se tiene documentación escrita, y no valederos los que se recogen en otra forma, como el testimonial por ejemplo.

Para cambiar un poco ese criterio que no se lo pretendo discutir a sus sustentadores se me ocurre preguntar: ¿Cómo conservaban ancestros aborígenes la memoria de los hechos históricos? Y, encuentro entre otras cosas una descripción personal pero interesantísima de Gonzalo Fernández de Oviedo,quien fuera nombrado como Cronista de Indias en 1532 y  gobernador general de la Fortaleza de Santo Domingo desde 1533 a 1557, y publicó en 1535 su Historia General y Natural de las indias, islas y tierra firme del mar océano, que es un clásico de la etnografía y quizás uno de los libros que dan origen a la antropología como ciencia. En este Oviedo describe el areyto en forma estimable para nuestra pregunta.

"El areyto les sirve para sustentar sus memorias, pues por tales cantares saben las cosas que pasaron hace muchos siglos...así andan hoy las memorias de esta gente sin que sepan leer los que las cantan y recitan, (sin inventarse las cosas ln), sin haberse pasado de la memoria...y mientras estos cantan andan otros indios e indias dando de beber (brebajes ln), a los que danzan...Danzan meneando los pies y tragando lo que les dan y terminan rendidos tendidos por tierra muchas horas...y si alguno cae al suelo se aparta de la danza y los demás prosiguen."Pág. 129. Los areytos se hacían por muchas razones, pero hay una muy importante observación de Oviedo, de que se hacían "...para aprender...era una manera de historiar".

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