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Batey Lechería sufre marginación con la muerte de Sonia Pierre

Sonia Pierre Sonia Pierre Vigilanteinformativo.com

A pesar de que fuera declarado un día de luto municipal por el Ayuntamiento de Villa Altagracia, los restos de la defensora de los derechos de los dominico-haitianos, Sonia Pierre no fueron llevados a su natal Batey Lechería, cuyos pobladores sufrieron una vez más el peso de la marginación.

Los restos fueron velados el martes 6 de este mes de diciembre, en la Capilla La Altagracia de la Av. Bolivar del Distrito Nacional, donde se dieron cita cientos de personalidades, entre ellos diplomáticos, de los derechos humanos y representantes internacionales, incluyendo el gobierno de Haití, quienes hicieron una larga procesión para despedir sus restos, en su traslado al Club Recreativo Villa Altagracia en su pueblo natal, donde finalmente fueron velados sus restos antes de su entierro.

 

Sonia luchó por los derechos de los descendientes haitianos en República Dominicana, para lo cual fundó el Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas, conocido por sus siglas MUDHA, procurando defender los derechos de las mujeres que haitianas que daban a luz en nuestro país.

 

Por sus denuncias en organismos internacionales se ganó el repúdio de parte del gobierno quienes no estaban de acuerdo con la imagen que proyectaba del país, sin embargo se ganó el respeto internacional por su coraje obteniendo reconocimientos como el Premio Internacional al Coraje de la Mujer, por Michelle Obama e Hillary Clinton en marzo del año pasado, así como el Premio Robert F. Kennedy de Derechos Humanos en el año 2006 y Amnistía Internacional 2003  de Derechos Humanos otorgado en los Premio Jineta Sagan Fondo.

 

Pierre falleció a los 48 años de edad de problemas cardíacos que fueron detectados en 2007. Con su muerte deja en la orfandad a cuatro hijos, procreados con Manuel Dandré, quien fuera su esposo.

 

La realidad de los hijos de inmigrantes haitianos data de las primeras migraciones producto del desfalco de las tierras por la invasión norteamericana de 1916, donde los campesinos haitianos perdieron sus tierras y tuvieron que migrar a Cuba y República Dominicana, la industria azucarera empezaba su auge comercial y los dominicanos no la trabajaban por los bajos salarios que pagaban.

 

Al día de hoy existen cerca de 230 bateyes en toda República Dominicana, diseminados en aproximadamente 11 provincias del país, donde el Consejo Estatal del Azucar solamente administra unos 10 ingenios azucareros.

 

San Pedro de Macorís, Hato Mayor, El Seibo, Santo Domingo Este, San Cristobal, Santo Domingo Oeste, Santo Domingo Norte, Monte Plata, Puerto Plata, Barahona, Neyba y la Provincia Independencia, viven a diario esta realidad, por la que luchó Sonia Pierre.

 

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