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Medios de comunicación, poder y libertad de expresión

He leído y releído, desde el 2010, el libro “El poder mediático en México. Relaciones entre economía, política y medios de comunicación” de Rosalba Mancinas Chávez. De ahí, que decidí encerrar en comillas algunas notas y comentarlas en el contexto dominicano, veamos.

Un amigo cercano, cree que si usted quiere ganar una diputación u otro cargo público, debe abrir un programa de televisión. Algo de razón tiene mi amigo. En ese sentido, Rosalba cree que “Los medios de comunicación pasaron a convertirse en el soporte y la plataforma de toda actividad social, hecho que provocó la lucha por su dominio y control no sólo por parte del poder político sino también del económico”. Y refuerza.

La sociedad de la información es, según Enric Saperas, la “Estructura económica y de vida cotidiana que integra todo tipo de información como principal fuente de creación de riqueza, de producción de conocimiento, de distribución de mensajes y, finalmente, de estrategia para la toma de decisiones”. O sea, que si se escruta a fondo la creencia del amigo, concluiremos en que él insinúa que los políticos manipulan la información como fuente de creación de poder.

Con razón, “La Escuela de Frankfurt muestra preocupación por los contenidos de la comunicación”, en tanto, “Marshall Mc Luhan habla de la Aldea Global”. En consecuencia, hay que saber que “…una cosa es la potencialidad comunicativa de un medio y otra distinta es el uso social que el sistema le otorga”.

Por ejemplo, el imperialismo ya no necesita las armas, más bien “…se basa en el dominio estructural”, afirma además Rosalba que “La cultura de masas se supera claramente por el marco de los mass media”. Esta, es la nueva forma de dominio del imperialismo. En consecuencia, conviene tener presente que, “…cultura de masas y medios de comunicación de masas” tienen poca o ninguna vinculación.

El amigo aspirante a diputado, tiene más razón de la que él mismo se imagina. “El modelo comercial posee su propia lógica interna y, como está en manos privadas y se basa en la ayuda de los anunciantes, tiende a erosionar el espacio público y a crear una “cultura del entretenimiento” que es incompatible con un orden democrático. Los productos de los medios tienden a convertirse en bienes de consumo y son creados para servir objetivos de mercado, no necesidades ciudadanas”, dice Mancinas Chávez.

Según Samir Amin, competir en el mercado mundial es determinante para definir la jerarquía global de un país. En ese sentido, define “como fortalezas de los centros en esta lucha desigual cinco monopolios”.

  1. El monopolio tecnológico.
  2. Control de los mercados financieros mundiales.
  3. Acceso a los recursos naturales del planeta.
  4. Los medios de comunicación.
  5. Las armas de destrucción masiva.

Es por esto, que los países pobres son invisibles ante el poder mundial. Sólo pregúntese, ¿cómo entra este país en uno de esos cinco monopolios? Ni siquiera México lo ha logrado del todo.

El capital, junto al poder mediático, recodificó los valores humanistas, manipuló la genética social y creó un monstruo a su servicio. “…la globalización moderna no es una manifestación de la evolución. La diseñaron y la crearon los seres humanos con un objetivo concreto: dar primacía a los valores económicos –es decir, corporativos- sobre todos los demás valores, e instaurar y codificar agresivamente estos valores en todo el planeta“.

La tendencia actual de los medios de comunicación es sólo la manifestación de la tendencia en la organización política y económica del mundo”, afirma Rosalba, y concluye, “…el sistema que los crea, les da vida, los alimenta y los sostiene”.

En América Latina es igual, la tendencia es hacia el fortalecimiento de los monopolios mediáticos, los dominicanos no somos la excepción. Aquí existe una componenda tácita, entre las elites gobernantes, las empresariales, la iglesia católica y los medios de comunicación. El móvil del remiendo, es para impedir el acceso ciudadano a los medios de comunicación, y en consecuencia, decidir que se publica, cómo se publica y que relevancia tendrá lo que se publica.

¿Cuándo los dominicanos tendrán un gobierno dispuesto a asumir el reto de provocar una ruptura de esta componenda perversa de intereses particulares y corporativos?

El expresidente de Ecuador Rafael Correa, en su momento, asumió el reto, ¡eso le ganó popularidad! ¿Por qué habría de ser diferente aquí?

Aquí, por ir vestidos con ropas de color verde, el gobierno les prohíbe a los ciudadanos entrar a las actividades oficiales y a las instituciones públicas. Esto acontece en pleno siglo XXI. A su pesar, el mismo gobierno, los mass media e incluso, muchos ciudadanos fantasean sobre la libertad de expresión del pensamiento y el avance obtenido en esta materia.

El poder mediático del gran capital crece cada día y controla hasta los gemidos.

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Medios de comunicación, poder y libertad de expresión

He leído y releído, desde el 2010, el libro “El poder mediático en México. Relaciones entre economía, política y medios de comunicación” de Rosalba Mancinas Chávez. De ahí, que decidí encerrar en comillas algunas notas y comentarlas en el contexto dominicano, veamos.

Un amigo cercano, cree que si usted quiere ganar una diputación u otro cargo público, debe abrir un programa de televisión. Algo de razón tiene mi amigo. En ese sentido, Rosalba cree que “Los medios de comunicación pasaron a convertirse en el soporte y la plataforma de toda actividad social, hecho que provocó la lucha por su dominio y control no sólo por parte del poder político sino también del económico”. Y refuerza.

La sociedad de la información es, según Enric Saperas, la “Estructura económica y de vida cotidiana que integra todo tipo de información como principal fuente de creación de riqueza, de producción de conocimiento, de distribución de mensajes y, finalmente, de estrategia para la toma de decisiones”. O sea, que si se escruta a fondo la creencia del amigo, concluiremos en que él insinúa que los políticos manipulan la información como fuente de creación de poder.

Con razón, “La Escuela de Frankfurt muestra preocupación por los contenidos de la comunicación”, en tanto, “Marshall Mc Luhan habla de la Aldea Global”. En consecuencia, hay que saber que “…una cosa es la potencialidad comunicativa de un medio y otra distinta es el uso social que el sistema le otorga”.

Por ejemplo, el imperialismo ya no necesita las armas, más bien “…se basa en el dominio estructural”, afirma además Rosalba que “La cultura de masas se supera claramente por el marco de los mass media”. Esta, es la nueva forma de dominio del imperialismo. En consecuencia, conviene tener presente que, “…cultura de masas y medios de comunicación de masas” tienen poca o ninguna vinculación.

El amigo aspirante a diputado, tiene más razón de la que él mismo se imagina. “El modelo comercial posee su propia lógica interna y, como está en manos privadas y se basa en la ayuda de los anunciantes, tiende a erosionar el espacio público y a crear una “cultura del entretenimiento” que es incompatible con un orden democrático. Los productos de los medios tienden a convertirse en bienes de consumo y son creados para servir objetivos de mercado, no necesidades ciudadanas”, dice Mancinas Chávez.

Según Samir Amin, competir en el mercado mundial es determinante para definir la jerarquía global de un país. En ese sentido, define “como fortalezas de los centros en esta lucha desigual cinco monopolios”.

  1. El monopolio tecnológico.
  2. Control de los mercados financieros mundiales.
  3. Acceso a los recursos naturales del planeta.
  4. Los medios de comunicación.
  5. Las armas de destrucción masiva.

Es por esto, que los países pobres son invisibles ante el poder mundial. Sólo pregúntese, ¿cómo entra este país en uno de esos cinco monopolios? Ni siquiera México lo ha logrado del todo.

El capital, junto al poder mediático, recodificó los valores humanistas, manipuló la genética social y creó un monstruo a su servicio. “…la globalización moderna no es una manifestación de la evolución. La diseñaron y la crearon los seres humanos con un objetivo concreto: dar primacía a los valores económicos –es decir, corporativos- sobre todos los demás valores, e instaurar y codificar agresivamente estos valores en todo el planeta“.

La tendencia actual de los medios de comunicación es sólo la manifestación de la tendencia en la organización política y económica del mundo”, afirma Rosalba, y concluye, “…el sistema que los crea, les da vida, los alimenta y los sostiene”.

En América Latina es igual, la tendencia es hacia el fortalecimiento de los monopolios mediáticos, los dominicanos no somos la excepción. Aquí existe una componenda tácita, entre las elites gobernantes, las empresariales, la iglesia católica y los medios de comunicación. El móvil del remiendo, es para impedir el acceso ciudadano a los medios de comunicación, y en consecuencia, decidir que se publica, cómo se publica y que relevancia tendrá lo que se publica.

¿Cuándo los dominicanos tendrán un gobierno dispuesto a asumir el reto de provocar una ruptura de esta componenda perversa de intereses particulares y corporativos?

El expresidente de Ecuador Rafael Correa, en su momento, asumió el reto, ¡eso le ganó popularidad! ¿Por qué habría de ser diferente aquí?

Aquí, por ir vestidos con ropas de color verde, el gobierno les prohíbe a los ciudadanos entrar a las actividades oficiales y a las instituciones públicas. Esto acontece en pleno siglo XXI. A su pesar, el mismo gobierno, los mass media e incluso, muchos ciudadanos fantasean sobre la libertad de expresión del pensamiento y el avance obtenido en esta materia.

El poder mediático del gran capital crece cada día y controla hasta los gemidos.

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