La vida humana, ese trajinar del hombre sobre la tierra, es una lucha constante. Un combate que se alterna entre un periodo largo de guerra y un espacio corto de paz. En la guerra la primera víctima es la verdad, pues prevalece la propaganda, ya sea sucia, limpia o mixta. Sin embargo, en las elecciones recién pasadas –una guerrita de baja intensidad, amplificada en las redes sociales--, la primera víctima fue la amistad.