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No Importa lo que seamos, lo que Importa es convertirnos en carne molida, aunque no tengamos sazón

Comparto Con Ustedes, Mi Opinión Sobre Uno de los Temas de Nuestro Amigo Periodista Orlando Gil, lo cual aprovecho para titularlo: "No Importa lo que seamos, lo que Importa es convertirnos en carne molida, aunque no tengamos sazón".

Orlando, nuestro problemas son más fuertes de lo que creemos, más grande de lo que nos imaginamos los cuales  siempre dependen de la situación, posición o del color que se vean las cosas.

Nuestros valores humanos están condicionados a los intereses personales de cada uno de nosotros. Si tú haces  o realiza  acciones a favor de un sector y  están de acuerdo con  todo lo que hagas, digas o plantee, tú  estas muy bien y eres considerado la persona más seria, la mas solida, la mas honesta y eres un ejemplo de nuestra sociedad, solamente cambia tú posición y veras que todas esas cualidades desaparecen inmediatamente y te convierte en el más corrupto, el más antisocial, el más despreciable y cuantos epítetos negativos existan,   son partes de tú vida.

Lo anteriormente indicado, sucede en todos los sectores de nuestra sociedad sin importar a cual pertenezca;  Ponemos como ejemplo a los dominicanos que por una razón u otra pertenecen a un partido político, eres un ejemplo para tus compañeros, cambia de posición partidaria y ya pertenecerá al club de los  mas corruptos, al club de los ladrones, al ejercito de los ladrones, al sindicato de los mas deshonestos que existe sobre la faz de la tierra.

Lo planteado, es la antesala para referirme al tema en cuestión, y en esta ocasión sobre el cardenal López Rodríguez;  Preferimos denostar al mismo, destruirlo, minimizarlo, sacar todas las ropas sucias, colocarlo en la posición más baja de nuestra sociedad, desvalorar todo lo bueno que ha realizado a favor del pueblo dominicano, verlo derrotado, en vez de tener las esperanzas de que un hombre dominicano tiene hoy la oportunidad de poder llegar a la posición más elevada en la iglesia católica para no solamente representarnos a nosotros, sino también a todos los católicos del universo; lamentablemente esa es la mística y composición de nuestra sociedad, el destruirnos todos y convertirnos en carne molida aunque no haya sazón para cocinarla.

El que lee mi opinión  en  ésta  ocasión, pensará  que soy un católico aferrado o que estoy en todas las misas, no!, tengo mis propias distancias con la iglesia  por los muchos errores cometidos por la misma y por  muchos de sus representantes,  a pesar de yo provenir de una familia extremadamente católica, sin embargo también me hace ver las cosas positivas  desde ese lugar y es que tenemos la oportunidad de  elevar a nuestra nación, a nuestro país, a nuestra patria para colocarnos en un lugar del mundo donde la humanidad nos pueda valorar en su justa dimisión, lo mismo que nosotros a nuestro Cardenal, valorarlo también en su justa dimensión.

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