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La esperanza de progreso se espera en muchas comunidades en estas navidades

Niños se recuestan de su arbolito navideño y miran a la cámara a ver si encuentran una esperanza que los saque de la pobreza. Niños se recuestan de su arbolito navideño y miran a la cámara a ver si encuentran una esperanza que los saque de la pobreza. Foto: Augusto Valdivia

La tradición navideña en República Dominicana les llega a todos los sectores sociales ricos y pobres quienes menos pueden se las ingenian para hacer su arbolito de la natividad como sea, un ejemplo de ingenio se vive en las zonas más humildes del Este del país, haciendo un arbolito navideño en una mata de mangos.

 

La marginalidad y la riqueza se unen para disfrutar por separado las navidades y como dice la canción de Ricardo Arjona, unos sufren en su mansión y otros en sus arrabales.

Sin embargo en un pueblecito del Este del país, en el kilometro 13 de la carretera Mella, en la comunidad El Toro, municipio San Antonio de Guerra, provincia Santo Domingo, la pobreza no impide que la felicidad les llegue en estas navidades, adornando su propio arbolito de cintas plásticas multicolor sobre una mata de mango en frente de su empobrecida vivienda.

La imagen que acompaña este artículo habla por si sola de la pobreza que rodea a muhcas familias dominicanas, sin embargo, su condición de pobreza no borra la felicidad de colocar su "arbolito de plásticos", en el arbusto comestible , y en la puerta de la vieja casita una media de Santa Claus, para que se llene de regalos, haciendo feliz a los niños con el espíritu de la navidad.

Pero espíritu positivo de colocar su arbolito en la mata de mango, les llevó de regalo a los periodistas del Diplomado de Periodismo de Medioambiente que imparte el Colegio Dominicano de Periodistas, CDP, quienes con cámara en manos captaron su belleza humana y su humilda, para ver si algunos, como nosotros, daban a conocer al mundo que ellos también son dominicanos y necesitan progresar.

La historia culmina con la sonrisa de felicidad de los niños que esperan que el llamado desarrollo llegue a sus poblados, cuando los duendes vean la luz de la esperanza en un arbolito de cintas plásticas en las noches oscuras y sin luz de la marginalidad, y con velas encendidas colgadas de la imaginación de la electricidad natural le hagan saber al mundo que no sucumbirán y prefieren luchar para salir hacia delante.

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