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Opinión: Haití: Más allá de la crisis sanitaria...

La Plataforma Haitiana de Promoción del Desarrollo Alternativo desea expresar aquí su análisis y sus recomendaciones sobre la actual crisis que vive nuestro país agravada por las terribles amenazas de COVID-19.

Haití: Más allá de la crisis sanitaria, una crisis global, una gestión caótica e irresponsable, perspectivas sombrías. Necesidad imperiosa y urgente de la autoorganización popular a nivel de todas las comunidades.

A. La pandemia del SARS-Cov2 y la crisis multidimensional del sistema capitalista mundial

Nuestro país está siendo golpeado duramente por la nueva fase de la crisis económica y financiera que está sacudiendo al mundo. Para comprender esta crisis, es importante señalar que, según todas las previsiones disponibles desde mediados de 2019, el mundo se enfrentaría a una recesión y a una violenta crisis financiera en el período 2020-2021 como consecuencia del funcionamiento del mercado y de la lógica del capitalismo transnacional y financiero. El sistema mundial nunca se recuperó de la crisis de 2007/2008 y todos los indicadores apuntaban a un nuevo colapso generado por niveles insostenibles de sobreendeudamiento, el estallido de una burbuja inmobiliaria, la sobreacumulación de bonos corporativos, etc.

El discurso mediático dominante intenta engañarnos explicando el actual colapso por la sola acción de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, es evidente que esta pandemia pone al descubierto la aberración, la monstruosidad y la insostenibilidad del sistema capitalista en general y de su lógica neoliberal en particular.

Antes de que apareciera el SARS-Cov2 ya había 200 millones de desempleados en el mundo, 2.000 millones de personas -el 60% de la población económicamente activa- trabajan en el sector informal en condiciones escandalosas de precariedad. El capitalismo mata a millones de personas cada año por accidentes de trabajo, desnutrición y guerras imperialistas. Sólo en 2019, el paludismo mató a 405.000 personas, la tuberculosis a 1.452.000, la malnutrición que afecta a casi mil millones de personas mató a 3.500.000 personas y 525.000 niños menores de 5 años murieron de diarrea relacionada con las deplorables condiciones de vida de sus familias. Está claro que el COVID-19 está lejos de ser el mayor asesino en un mundo en el que cada 2 minutos mata a un niño por enfermedad y hambre y al mismo tiempo permite a 2.000 multimillonarios disfrutar de los 2/3 de la riqueza de la humanidad.

La crisis del SARS-COV 2 está injertada en una crisis multidimensional del sistema capitalista que no puede ser resuelta dentro de su lógica de destrucción y muerte. La lucha contra la propagación de la pandemia debe estar conectada con el fortalecimiento de una lucha despiadada e implacable contra el sistema capitalista y sus modalidades de dominación neoliberal. El sistema capitalista es un asesino mucho más peligroso que esta pandemia.

B. Las dramáticas consecuencias de la pandemia para los pueblos del Caribe

La pandemia está afectando a las economías de los países del Caribe de manera brutal, por lo que es necesario celebrar consultas regionales para obtener respuestas colectivas apropiadas. El Caribe está siendo golpeado brutalmente por la caída de los precios de las materias primas en el mercado mundial, por la interrupción de la cadena de suministro de insumos y materias primas utilizadas en la industria, por el colapso del mercado turístico (recuérdese que el Caribe recibió 28 millones de turistas en 2019) por la parálisis del tráfico aéreo, las actividades marítimas y los flujos de cruceros. Recordemos que una compañía como la de Labadie recibe más de 650.000 pasajeros de cruceros cada año en Haití. Incluso antes de la llegada de la pandemia a nuestro suelo, los jefes de las zonas francas ya habían despedido a más de 2.000 trabajadores debido a la escasez de materias primas de Asia. El alto grado de dependencia de las actividades económicas de nuestra subregión y su papel eminentemente estratégico en el comercio internacional explican la gravedad y el alcance de los daños causados a los pueblos del Caribe. En todos los territorios de la región, es normal temer los efectos devastadores de una reducción brutal de las remesas de la diáspora a sus familiares, que representan más del 32% del PIB.

C. COVID-19, una pandemia anti-neoliberal

La pandemia es un golpe mortal a los principales dogmas de la ideología neoliberal, las políticas macroeconómicas y las políticas públicas que se nos han impuesto desde principios de los años ochenta. Desde su fundación, la PAPDA ha denunciado estos dogmas y su naturaleza destructiva para la economía y la sociedad. Pero esta orientación neoliberal se ha aplicado casi permanentemente desde 1983 hasta 2020 con los resultados que conocemos.

Evocaremos 3 dimensiones de las políticas neoliberales destruidas por esta pandemia:

  1. El dogma de la prioridad que hay que otorgarle siempre al mercado mundial sobre el mercado local y nacional y sus necesidades. La brutal interrupción de las cadenas de suministro muestra la extrema vulnerabilidad vinculada a la liberalización del comercio y la necesidad de aplicar, en contra de lo que propugnan los neoliberales, una estrategia de soberanía alimentaria que coloque las necesidades vitales de la población en los puestos de mando y oriente el sistema productivo hacia la producción de bienes esenciales para el bienestar de la población. Es fácil comprender las dramáticas consecuencias de la previsible escasez para un país que hoy en día importa anualmente productos de cereales por valor de más de 400 millones de dólares de los EE.UU. (en comparación con el nivel de importación de 5 millones de dólares desde los EE.UU. en 1968).
  2. Nos hemos visto atrapados en una ola de privatización y mercantilización, en particular de los servicios públicos sin precedentes, que ha llevado al colapso del sistema de salud pública. La tragedia sufrida por países como Francia, España y los Estados Unidos está directamente relacionada con el desmantelamiento de los servicios de salud pública, la eliminación de un gran número de camas, la reducción de personal y la conversión de los hospitales en empresas vulgares gestionadas según una lógica de gestión clásica y el dominio de la lógica del beneficio de las industrias farmacéuticas. En Haití, la situación es aún más grave con un Estado que invierte muy poco dinero en los servicios de salud pública, el 4% del presupuesto nacional. El Ministerio de Salud Pública es tratado como un pariente pobre y es financiado en más de un 64% por la cooperación internacional. El Estado haitiano invierte sólo 13 dólares al año, per cápita, en atención médica, dejando la carga de los gastos a las familias que asumen más del 30% de estos gastos. Observemos que la República Dominicana invierte 180 dólares per cápita y Cuba 781 dólares per cápita al año. No sólo el gasto en salud es insuficiente, sino que el gobierno de Jovenel Moïse lo reduce cada año. En nuestro país, el 93% de las instituciones sanitarias facturan sus gastos a los usuarios e incluso las llamadas instituciones públicas sólo proporcionan servicios gratuitos parcialmente. La crisis actual demuestra una vez más que la salud es un bien público fundamental y que solo el sector público es capaz de satisfacer esta necesidad colectiva. La salud es un derecho que debe ser garantizado por mecanismos de gestión no mercantiles. De hecho, casi todos los países afectados por esta pandemia han tenido que requisar la totalidad o parte de sus instituciones sanitarias privadas y han tenido que ofrecer servicios gratuitos y socializados a las poblaciones afectadas. La crisis actual requiere un cambio radical en la orientación de las políticas públicas para dar la prioridad que merece al sistema de salud pública, que es el único capaz de garantizar el derecho a la salud para todos. No debemos seguir aceptando que el 70% de nuestra población no tiene acceso a la atención sanitaria básica.
  3. La crisis de COVID-19 muestra que debemos priorizar la defensa de la vida sobre los intereses de los amos del Capital. Es vital romper con la centralidad de la agenda del capital financiero promovida como el alfa y el omega y presentada como el "curso natural de las cosas" sobre la base de una propaganda diaria de los medios de comunicación dominantes. Hay que combatir la monstruosidad de la mercantilización desenfrenada de todos los sectores de la vida social, de lo contrario, avanzaremos resueltamente hacia el suicidio colectivo.

D. La respuesta del Gobierno de Haití a la crisis de COVID-19

Desde el 19 de marzo, el Gobierno haitiano, a través del Presidente de la República y sus ministros, ha pasado a la ofensiva. A pesar de que desde el 16 de marzo de 2020 se ha creado un centro de información permanente sobre la pandemia, la comunicación gubernamental es insuficiente, demagógica, confusa e inadecuada. Refleja claramente un nivel inaceptable de amateurismo, la ligereza del poder frente a las necesidades reales de la población y el extremo nivel de dependencia de los dictados y esquemas priorizados por los imperialistas. Un gobierno de facto que parece totalmente desconectado de las realidades nacionales y que sigue actuando con desprecio por la cultura popular.

Cabe señalar que Haití no declaró oficialmente los primeros casos en su territorio hasta el 19 de marzo. El brote de Coronavirus se anunció mediante una declaración oficial del Gobierno de la República Popular China el 31 de diciembre de 2019 y la pandemia ha sido confirmada por la OMS desde el 12 de marzo. El Gobierno de Haití ha disfrutado del enorme privilegio de haber tenido casi tres meses para preparar y poner en marcha los mecanismos adecuados para proteger mejor a la población haitiana aprovechando los errores y éxitos de otros países en esta lucha. Sin embargo, no se hizo nada sustancial por:

- Proporcionar a nivel de los las ciudades capitales de cada provincia los bienes y equipos estratégicos en la lucha contra el coronavirus. Pensamos en alimentos, agua potable, equipo de protección para el personal sanitario, oxígeno, guantes, máscaras y líquido hidroalcohólico.

- Hacer un llamado a las Universidades y a los establecimientos de estudios secundarios para la preparación y movilización de grupos de voluntarios dispuestos a apoyar a la población y al personal sanitario en caso de un brote epidémico.

- Movilizar específicamente a los jubilados y estudiantes de medicina para asegurar su disponibilidad

- Establecer centros de cuarentena adecuados y asegurar la reparación y mejora de los edificios y el mobiliario de los hospitales. El deterioro y la insalubridad que reinan en algunos hospitales públicos se pueden ver hasta el día de hoy.

- Llevar a cabo seminarios de capacitación para la preparación técnica, científica y psicológica del personal sanitario.

- Negociar con la dirección de los establecimientos sanitarios las condiciones de trabajo y las prestaciones profesionales, en particular el pago de los salarios atrasados y prever bonificaciones asociadas a una posible sobrecarga de trabajo.

- Apelar a la diáspora para que los médicos, enfermeras y técnicos de laboratorios haitianos o de origen haitiano que viven en el extranjero puedan venir a reforzar nuestro sistema de salud pública con contratos a corto plazo de duración determinada

- Tomar medidas específicas para apoyar a las personas en su tercera edad o que sufren de enfermedades crónicas que podrían agravar su situación en caso de contaminación por COVID-19, además de abordar el problema de las personas sin hogar, especialmente los niños de la calle;

- Negociar con el Gobierno de la República Dominicana para una gestión concertada de la crisis en la frontera a fin de proteger a las 2 poblaciones que pueblan la isla.

- Negociar con los países de la CARICOM para una gestión concertada a nivel regional.

- Negociar con los sindicatos, el sistema bancario, los empleadores y las organizaciones de agricultores sobre la aplicación de medidas de seguridad colectiva y la gestión financiera durante el período de crisis.

Las medidas presentadas en el primer anuncio se adoptaron sin ninguna discusión con los sectores interesados, y éstos se enteraron de las mismas sólo a través de la prensa. Así, el Presidente de la República reafirmó sus tentaciones dictatoriales y el método "el Presidente ha hablado punto y a la línea"! »

Es evidente que después de 2 largos años de crisis política, el gobierno está tratando de construir una nueva legitimidad en una crisis caracterizada por el rechazo total de todos los sectores vitales del país y por las elecciones ilegales e inconstitucionales y los ataques al respeto de la vida humana realizados por un Ejecutivo de facto e incompetente. Las iniciativas actuales corren el riesgo de conducir a un fracaso asegurado en vista del amateurismo, la irresponsabilidad y el funcionamiento basado en clanes formados por autoridades estatales.

Las medidas adoptadas y las instrucciones dadas por el Gobierno han sido acogidas con reservas y escepticismo por toda la población, que no tiene ningún motivo para confiar en dirigentes que han perdido toda credibilidad y que hacen de la mentira su principal instrumento de gobierno y comunicación. Muchas personas del público incluso cuestionan la existencia de la enfermedad en nuestro territorio, sentimiento que se amplifica con ciertos testimonios como el del artista Roody Roodboy. Esta reacción de desconfianza se refuerza, por supuesto, con comunicaciones fantasiosas que sólo descansan o expresan una propaganda política muy torpe que nos recuerda la gestión de la situación posterior al terremoto, o la de las secuelas del huracán Matthew en 2016.

El Gobierno ha adoptado una comunicación no transparente sobre los gastos efectuados en respuesta a esta crisis por el Tesoro público o por la financiación concedida por las instituciones financieras internacionales y la cooperación bilateral. Las informaciones disponibles, en particular en el sitio web de la OCHA, muestran que más del 90% de los fondos necesarios no están disponibles. Las operaciones de transferencia de efectivo y de distribución de alimentos no parecen basarse en información fiable que garantice la continuidad de esos subsidios y distribuciones en los próximos meses.

Muchos sectores ya han formulado acusaciones de corrupción, entre ellos la estructura conocida como el ECC (Ensemble Contre la Corruption – Grupo Contra la Corrupción), dadas las zonas grises que rodean la importación de varios millones de dólares de los EE.UU. de bienes y equipo de China para luchar contra la propagación de la pandemia en Haití, de los cuales ya se han desembolsado 18 millones de dólares de los EE.UU. sin haber respetado los principios de buena gestión y buen gobierno. Por lo tanto, se pueden cuestionar las calificaciones de la empresa seleccionada, PREBLE-RISH Haiti SA, que está cercana al PHTK y no tiene conocimientos científicos en el ámbito de la medicina y la atención de la salud, además de estar indexada en los informes de la CSCCA por corrupción. Este tipo de contrato, que no se ha presentado ni a la CSCCA ni a la CNMP, podría ser ejecutado ventajosamente por los organismos estatales. La elección de los productos, los volúmenes y la calidad requerida no se hizo en consulta con la unidad científica. Los kits de alimentos recuerdan episodios escandalosos de sobrefacturación, dan prioridad a los productos importados y se distribuyen en condiciones caóticas con la participación activa de los líderes de las bandas presuntamente buscados por la PNH.

Todas las intervenciones del Gobierno son inapropiadas. Varios observadores hablan, con razón, de pálidas copias de decisiones adoptadas por los gobiernos de los países ricos sin ninguna preocupación por las condiciones de vida y la cultura de la población haitiana. Nos gustaría señalar algunos puntos:

  1. Las medidas de contención, que son indispensables hoy en día, sólo pueden generalizarse después de modificaciones y medidas de acompañamiento adecuadas:
  2. Proporcionar instalaciones de recepción temporal para los ciudadanos que viven en la calle o en condiciones de vivienda precarias caracterizadas por una densidad de 4 a 5.000 personas por km².
  3. Medidas específicas para los agentes del sector no estructurado que se ganan el pan de cada día y no pueden acumular reservas de alimentos. En estos casos, prever una reducción significativa de los desplazamientos y de las interacciones interindividuales y la aplicación de estas medidas.
  4. ¿Cómo lanzar una consigna de contención en el medio rural de Haití? Un campesino debe levantarse todos los días para ordeñar sus vacas, alimentar al ganado, plantar en la temporada de lluvias, cortar las malas hierbas y vigilar el crecimiento de las plantas. Por supuesto, las medidas de precaución deben adoptarse teniendo en cuenta las realidades de la vida rural.

Lanzar una consigna de confinamiento sin tener en cuenta estas contingencias muestra una falta de comprensión de nuestra realidad y consagra aún más el recurrente divorcio estructural entre el sistema político, sus actores y la realidad cotidiana de la población.

  1. ¿Cómo podemos atrevernos a formar una "Célula Científica" para esta crisis sin integrar la medicina tradicional y los investigadores haitianos que han trabajado en este conocimiento ancestral que contribuye poderosamente a la atención sanitaria de la población? Ésta es otra manifestación extrema de desprecio por la cultura popular.
  2. ¿Cómo podemos atrevernos a anunciar a través de la voz del Ministro de Educación Nacional que los programas escolares se continuarán a través de los medios de comunicación y las redes sociales en un país en el que la tasa de penetración de Internet es muy baja (sólo el 7% de los hogares tienen una conexión a Internet) y menos del 25% de la población está conectada a la red eléctrica?
  1. Las vacilaciones y las numerosas contradicciones han caracterizado los anuncios y las decisiones adoptadas por el Gobierno de facto. Citamos 3 ejemplos particularmente impactantes que demuestran que este Gobierno es incapaz de gestionar eficazmente esta crisis y no está realmente interesado en defender la vida de nuestros compatriotas
  2. Pocos días después de anunciar el cierre de las empresas en todas las zonas francas y un confinamiento general, el Gobierno acordó reabrir estas empresas primero a casi el 50% de la fuerza de trabajo y adoptó una reapertura completa el 20 de abril. Esta medida, adoptada en pleno período de contención, se adoptó para seguir abasteciendo el mercado estadounidense con ropa médica, desafiando las graves amenazas de contaminación masiva que amenazan la vida de los trabajadores obligados a trabajar sin ninguna medida de protección y sin modificar las líneas de producción para respetar el "distanciamiento social". Algunas medidas incompletas se adoptarán sólo tardíamente y todas las centrales sindicales activas en las zonas francas han denunciado este crimen contra la vida de nuestros trabajadores, que una vez más corren el riesgo de ser sacrificados en el altar de los beneficios de los poderosos y las necesidades del mercado estadounidense. El director de la OPS declaró recientemente que "la mejor recomendación contra COVID-19 sigue siendo el distanciamiento social. Cualquier intento de relajar estas medidas debe ser tomado con total precaución y puede conducir a una pandemia mucho peor en América".
  3. El Gobierno de Jovenel Moïse ha convenido en que debe continuar la deportación de los ciudadanos haitianos de los Estados Unidos, que es ahora el epicentro de la pandemia con el mayor número de casos confirmados (792.938) y el mayor número de muertes (42.518). Este gobierno, completamente sometido a los dictados del imperialismo, ni siquiera ha tenido el coraje de pedir una moratoria con respecto a estas expulsiones durante la crisis.
  4. Mientras decenas de compatriotas huyen de la República Dominicana para regresar a sus hogares, los principios mínimos para la protección de los ciudadanos haitianos en cualquier circunstancia exigen que éstos paguen por adelantado el costo de su cuarentena, lo que está causando situaciones dramáticas para los nacionales haitianos que no tienen la cantidad de dinero requerida.

La crisis provocada por COVID-19 desde el punto de vista sanitario, económico, social, ambiental y político debe llevarnos una vez más a repensar nuestra relación con el país, su realidad, su cultura, y a alejarnos del modelo neoliberal, que sólo destruye todas las capacidades de respuesta ante los desastres que provoca.

E. Recomendaciones de la PAPDA

Teniendo en cuenta todo lo anterior, la PAPDA cree que es apropiado hacer las siguientes recomendaciones:

  1. La pandemia, que ya ha causado hasta ahora la muerte de casi 202.711 personas en todo el mundo, constituye una grave amenaza para el pueblo haitiano. Hay que hacer todo lo posible para detener la propagación de este virus que, en las actuales condiciones de colapso económico e institucional, sería capaz de provocar una verdadera hecatombe entre la población haitiana.
  2. El Gobierno debe aumentar la capacidad de testeo y establecer centros de análisis en los 10 departamentos y elaborar un procedimiento claro y conocido para localizar a las personas infectadas y sus contactos.
  3. La población debe ser capaz de organizarse a nivel comunitario para defenderse y protegerse.
  4. Deberían adoptarse medidas específicas y rigurosas en todos los ámbitos en los que las interacciones directas entre las personas son numerosas: transporte público, mercados públicos, supermercados, bancos de venta de loterías, vendedores de minutos para teléfonos celulares, instituciones bancarias, ciertos organismos estatales, etc. Los mercados públicos y las instituciones bancarias y las oficinas de pago de transferencias deberían ampliar sus horarios de funcionamiento para reducir al mínimo el riesgo de hacinamiento.
  5. Agricultura

En vista de la crisis agrícola y alimentaria resultante de la crisis de COVID-19, la PAPDA cree que es urgente que el Estado haitiano adopte las siguientes medidas:

  1. Apoyar la agricultura campesina familiar de manera concreta a través de los y las productoras campesinas haitianas proporcionándoles insumos, semillas, herramientas agrícolas, materiales y la supervisión necesaria para la producción de tubérculos, frijoles, productos de pesca y ganaderos y otros productos de gran demanda en el mercado local;

  2. Discutir y firmar acuerdos con organizaciones y movimientos campesinos, asociaciones de pescadores y ganaderos de todo el país para el uso de las vastas tierras agrícolas de dominio público para desarrollarlas y garantizar el suministro de productos alimenticios al mercado local en los días que sigan.

  3. Apoyar a las cooperativas que producen, procesan y comercializan productos agrícolas en lo que respecta al crédito, el equipo y la capacitación, a fin de aumentar su capacidad para abastecer el mercado haitiano con productos de calidad y cantidad;

  4. Establecer, junto con el BRH, en consulta con los actores campesinos, un mecanismo de crédito simplificado para fortalecer la producción campesina con una garantía de compra de la producción por parte del Estado

  5. Con la participación de los actores campesinos, lanzar la construcción de mini sistemas de irrigación en las fértiles llanuras y un vasto programa de limpieza de los sistemas existentes.

  6. Establecer un programa público de compra de productos agrícolas como parte de la distribución de paquetes de alimentos a los hogares, pero también para reponer las existentes en hospitales, prisiones, asilos, etc.

  7. Establecer nuevos mecanismos de transporte y comercialización interregional mediante las Madan Sara para maximizar las conexiones rápidas entre las zonas de producción y las principales cuencas de consumo urbano

  8. Crear un grupo de trabajo sobre la soberanía alimentaria en el país con la participación de la CNSA, el INARA, la Coalición de las 4 G, las organizaciones y movimientos campesinos, las ONG y las instituciones de apoyo a los campesinos para presentar en los próximos 15 días un conjunto de programas que se pondrán en marcha para hacer frente al profundización de la crisis alimentaria y nutricional que se avecina.

  9. Solicitar a la OMC y al Cariforum, en el marco de los Acuerdos de Asociación Económica (APE), una moratoria de los acuerdos de liberalización del comercio que permita realizar inversiones masivas en la producción nacional y proteger los sectores productivos e industriales.

  10. Declarar una moratoria en todos los acuerdos comerciales que arruinan los esfuerzos para impulsar la producción nacional

  11. No aceptar las condiciones de las Entidades Financieras Internacionales que impiden la construcción de un plan de desarrollo propio capaz de tener en cuenta los intereses de los actores económicos nacionales y de la mayoría de la población.

Es probable que la crisis del COVID-19 sea muy dolorosa para la población haitiana. Como muchos autores afirman, es probable que muchas cosas cambien de forma permanente en la situación post-COVID-19.

Lo que será decisivo es la eficacia de las respuestas que las organizaciones de la sociedad haitiana construyan en este difícil momento. La PAPDA saluda las numerosas iniciativas puestas en marcha por las comunidades haitianas que muestran una notable vitalidad y creatividad.

La PAPDA espera que esta dolorosa experiencia allane el camino para una renovación de nuestro país, que debe salir más fuerte de esta prueba. Esto dependerá de nuestra lucidez, nuestro coraje, nuestra capacidad de encontrar soluciones unitarias de las fuerzas progresistas, nuestra consistencia para vincular la lucha contra el coronavirus a la lucha mundial por el cambio sistémico que reclaman con fuerza nuestros movimientos reivindicativos, especialmente desde julio de 2018, nuestra confianza en la solidaridad y nuestra cultura popular, nuestra capacidad para inventar un futuro que se construya sobre la base de una ruptura radical, una visión decididamente anticapitalista que ponga la vida en el centro de los mecanismos de regulación de la sociedad.

El autor es Director Ejecutivo de la PAPDA

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