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¡Los que metieron la pata, que la saquen! yo no tengo vela en este entierro

Las relaciones entre República Dominicana y Haití han tomado un derrotero negativo desde inicios del presente año.

Las posiciones radicales de Haití respecto a su derecho de poner vetos a los productos dominicanos, bajo diferentes pretextos, trajo como consecuencia posiciones de igual tono en la República Dominicana, a través del endurecimiento de las reglas de juego en materia migratoria.
Bajo esa lógica y amparándose en cuestiones de soberanía, tanto Haití como República Dominicana han recurrido a cuestiones legales para abrogarse el derecho de poner reglas internas respecto a los temas de negocios y migración, que han afectado intereses de aquí y de allá.
Así las cosas, el fallo del Tribunal Constitucional, viene a ser una retaliación de los grupos de interés en República Dominicana, que ha traído como consecuencia una política de victimización de Haití, quien ha recontra atacado en diversos foros internacionales haciendo una campaña de descrédito contra República Dominicana.
Juego político de aquí y de allá que busca beneficiar grupos de interés económico.
Las patas ya están metidas.
Es obvio que el Tribunal Constitucional de República Dominicana se cagó fuera del cajón con su sentencia, porque en su afán por enmendarle la plana a Haití, terminó privando de sus derechos a miles de dominicanos.
Pero el presidente de Haití, ha querido pasarse de listo, y por supuesto, eso hiere la sensibilidad de todo aquel que sea o se sienta dominicano.
En consecuencia, estamos metidos en una trampa en la que sectores internacionales también juegan sus cartas, buscando pescar en río revuelto.
Los que han metido la pata de uno y otro lado, que la saquen, pero los ciudadanos de Haití y República Dominicana no tenemos por qué pagar los platos rotos, ya que no tenemos vela en ese entierro.

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