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Pacto por la Gobernabilidad y efectos negativos en la democracia municipal

Si bien es cierto que el Pacto por la Gobernabilidad Municipal ha logrado disminuir la conflictividad, no obstante, ha servido para mostrar que los gobiernos locales son incapaces de autogobernarse a sí mismo.

El Pacto por la Gobernabilidad, también denominado "Regla de Oro", ha sido firmado, reiteradamente, por tres partidos (PLD, PRD, PRSC), desde hace aproximadamente 10 años. En el mismo se instruye a los alcaldes, directores de juntas de distritos municipales, regidores y vocales, para que en la conformación de los bufetes directivos de los concejos de regidores sean respaldados, para ocupar el cargo de presidente, así como de vicepresidente, el candidato/candidata que proponga el alcalde o director a ser consensuado con el bloque de regidores o vocales al cual pertenece.

Este pacto ha provocado seis rupturas institucionales en el ejercicio político de los ayuntamientos y municipios dominicanos, con impactos negativos en el funcionamiento de la democracia municipal, las cuales explicamos a continuación:

1. Hay una ruptura del principio de autonomía política municipal, porque las decisiones que competen a los órganos municipales, en este caso a los ayuntamientos, están intervenidas por cúpulas capitalina de los principales partidos políticos, sin que se abran oportunidades de debate, reflexión, análisis y concertación  de los representantes políticos en los territorios.

2. Hay una ruptura del principio de descentralización, porque la transferencia de poder político está siendo subordinada y desviada a organismos políticos, en este caso a los partidos, que no son entidades públicas. El poder político local es de ejercicio local, aunque confluya con el interés partidario nacional.

3. Hay una ruptura del principio de concertación local, porque las entidades locales en el ejercicio de sus competencias son las únicas que deben garantizar la debida armonía, coherencia y coordinación en la definición y ejecución de sus iniciativas, sin la intervención directa de poderes nacionales, en este caso las cúpulas de los partidos políticos.

4. Hay una ruptura del principio de representación, porque la decisión de los partidos de repartir el cargo de presidente de concejo de regidores genera una distorsión caracterizada por un ejercicio político local acomodado al interés partidario en detrimento del interés ciudadano.

5. Hay una ruptura del principio de independencia, porque el representante del órgano ejecutivo (el alcalde) es el que tiene el poder de señalar al representante del órgano fiscalizador o de control (presidente del Concejo de Regidores). Esto constituye una amenaza al ejercicio de las funciones de control y fiscalización. El contralor no puede sujetarse, por agradecimiento, al ejecutor. La rendición de cuentas, el manejo transparente de los fondos públicos, el cumplimiento con las normativas y el ejercicio de la cultura democrática podrían ser impacto de modo desfavorable.

6. Hay una ruptura del principio de inclusión democrática de las minorías, porque el poder de decisión de los miembros del concejo de regidores, en mano de los partidos más votados, limita de modo absoluto y determinante la posibilidad de articulación de las minorías políticas, las cuales son excluidas, para articular ofertas de representación en los principales cargos del órgano legislativo de los ayuntamientos.

La reiteración del Pacto por la Gobernabilidad, lo que ha hecho es distribuir o repartir la representación política en los territorios. Y la gobernabilidad es más que eso. La gobernabilidad implica pactar para transformar la realidad social, económica, política y cultural de los territorios. Los promotores del pacto lo que han hecho es repartir la posición de presidente de concejo de regidores entre grupos políticos, lo cual afecta directamente la racionalidad política en la toma de decisiones. Superar el reparto de posiciones significaría concertar estrategias políticas que conduzcan a los concejos de regidores y las alcaldías en cumplir con las funciones de prestar mejor servicio, afianzar la participación democrática y mejorar los índices de transparencia en el manejo de los fondos públicos, que son del público.

El modelo de Pacto por la Gobernabilidad o Regla de Oro amerita una revisión por parte de los partidos políticos. Con 10 años de aplicación y haciendo lo mismo significa que el modelo "de decisión" podría estar fracasando. Su sostenimiento es el resultado del miedo político a la naturaleza del conflicto, que tiene un origen en ganar posición pública para la concentración de poder, y por efecto en profundizar la cultura del patrimonialismo, el clientelismo y el rentismo personalizado.

Los partidos tendrían que avanzar en no huir al conflicto, el cual es parte del juego democrático, siempre y cuando la confrontación apunte a la obtención de un buen gobierno y del fortalecimiento de la institucionalidad democrática, lo cual no está ocurriendo, ni es parte de la llamada "Regla de Oro".

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