Lo que Dios valora en las mujeres

Por Miguel Andrés Reyes Raposo

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Una de esas mujeres fue la ex primer ministro de Inglaterra, Margaret Tatcher. Una mujer inteligente, con don de mando, autoridad y personalidad definida. Única mujer en el G-8 cuya figura sobresalía a la de los otros mandatarios, por eso se le conoció como la dama de hierro.

Hillary Clinton, considerada una de las 10 mejores abogadas de EE.UU, ex senadora del estado de New York y siendo primera dama su esposo Bill Clinton comete un affaire con una becaria del capitolio llamada Mónica Lewinsky. No obstante al despliegue periodístico mundial dado por la prensa norteamericana, de por si sensacionalista, y todo el acoso de la misma hacia Hillary Clinton, esta se mantuvo serena y sin enunciar ningún epíteto hiriente contra su esposo ni en contra de la joven Lewinsky.

Esta templanza fue reconocida por los norteamericanos a tal punto de que casi se convierte en la primera mujer en ser candidata presidencial y en efecto primera presidenta de los EE.UU. Todavía esa posibilidad está latente.

La Madre Teresa de Calcuta, Albanés de nacimiento, de una familia católica, abandonó a los 18 años su ciudad natal y embarcó hacia Bengala, India donde se graduó de maestra. Fundó la congregación de las misioneras de la caridad logrando ser reconocida por su labor a favor de los pobres de todo el mundo. Fue beatificada en 2003 por el Papa Juan Pablo II.

Ercilia Pepín, dominicana, maestra de maestras, instituyó el desayuno escolar, impuso el uniforme, la veneración al himno nacional, respetar los símbolos patrios y luchó activamente en pro de los derechos de la mujer en relación con su capacidad natural para instruirse al igual que el hombre y ser apta para el desempeño de funciones públicas de responsabilidad. Podría seguir mencionando muchas más pero el espacio es limitado.

En el mismo orden de ideas, resaltando el valor de las mujeres, recuerdo ahora que mis abuelos Domingo y Rafael decían que "A las mujeres hay que buscarla por la raza".

No estaban ofendiéndolas, en su experimentada sabiduría querían decir que a los mujeres hay que buscarlas por las familias. Es decir, honestas, hogareñas, responsables y educadas.

Los detractores de Dios dicen que Jesucristo fue machista porque no escogió entre sus discípulos a una mujer. Los que expresan tal cosa ignoran los aspectos culturales propios del Medio Oriente que le impidieron al Señor Jesucristo tomar esa decisión para no desvirtuar o distraer su propósito de evangelizar a todo el mundo. Además, en tiempo de Jesucristo, en lo religioso, los hombres tenían el control del sacerdocio.

En los tiempos actuales, muchos países árabes y musulmanes no les permiten estudiar, sacar licencias de conducir y tienen que cubrir sus rostros. La ONU basándose en el informe "El progreso de las mujeres en el mundo: en busca de la justicia ", advierte que millones de mujeres siguen sufriendo injusticias, violencia y desigualdad en el hogar, el trabajo y la vida pública

En Afganistán, un 85% de las mujeres da a luz sin asistencia médica. En Yemen, no existen leyes contra la violencia doméstica y en la República Democrática del Congo, más de mil mujeres son violadas cada día.

Hay hechos históricos que contradicen que Jesús fue machista. En la cruz del calvario sólo mujeres estaban acompañando al Señor Jesucristo. Cuando éste resucita, el privilegio de verle por primera vez después de su muerte fueron mujeres: María Magdalena, María la madre de Jacobo y Salomé.

Dos libros de la Biblia tienen nombres de mujer: Ruth y Esther. Dice la palabra de Dios que Martha y María (hermanas de Lázaro) eran sus mejores amigas.

En 1era Timoteo 5: 3-16 se compendian las características de lo que Dios valora en las mujeres. Verso 7: "Que sean irreprensibles ". Verso 10: "Que tengan testimonio de buenas obras ", "Que hayan criado hijos", "Que practiquen la hospitalidad," "Que laven los pies de los santos", "Que socorran a los afligidos", y el verso 14: "Que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia."

En la epístola de Tito capitulo 2 versos 3 al 5 el Señor Jesucristo continúa enunciando características que valora en las mujeres: "Que sean reverentes en su porte", "No calumniadoras", "No esclavas del vino", "Maestras del bien".

Finalmente, el valor más grande que Dios dió a la mujer fue haberla convertido en cofre sagrado para que naciera su hijo.

La Virgen María, madre de Jesucristo, lo reconoce cuando humildemente dice en Lucas 1: 46-54 "Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha mirado la bajeza de su sierva, pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el poderoso, Santo es su nombre y su misericordia es de generación en generación a los que le temen. Verdaderamente, Dios valora a las mujeres.