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"Llegó Juanita" un tema que apuñala el corazón de las inmigrantes

Hay canciones que nos alegran el alma, otras por sus contenidos nos encantan, pero aquí en Puerto Rico, el merengue titulado "Llegó Juanita", de la autoría de la fenecida compositora colombiana doña Esther Forero e interpretado por nuestra reina del merengue Milly Quezada, es uno, que a las mujeres inmigrantes les amarga duramente.

Son letras que desde sus inicios le van produciendo un nudo en la garganta, sus ojos se nublan inmediatamente, en vez de causarles felicidad, les traen recuerdos cargados de añoranzas, de juntes de familia, de cena en casa, es un dolor para ellas escuchar ésa alegre y contagiosa cancion, que cala muy dentro de las sin estatus legal en la isla, porque una navidad fuera de su tierra, es mortal, explicaron con voz quebrada.
Las vi llorar, cantando a coro  "llegó, llegó la vi, vamos a cantar,  traigan el lechón la botella e' ron, vamo amanecer, porque llegó Juanitaaaaaaa".
Coreaban desafinadas, mientras tomaban tragos largos de cervezas, wiskies mientras sus lágrimas bajaban como ríos por sus maquillados rostros, para esconder un pesar, un dolor que las va alquilando y robando la salud y su estado emocional cada día, paso a paso.
Unas con otras se abrazaban mientras el reloj marcarba las 12:00 AM. del 2015, bajo fuegos artificiales y uno que otros disparos al aire, eran abrazos prolongados, ningunas querían separarse mientras yo observaba el drama de dos madres de otras nacionalidades también llorar, honestamente era una estampa de ésas que arrugan el alma a cualquiera.
Me quedé mirando por horas aquellas pueblerinas que desean retornar a casa con sus hijos, padres, hermanos, tios, primas y amigas, para ser felices, pero no quieren llegar como salieron, sin nada, tienen vergüenza, que sus amigas aún viviendo en Dominicana, se hayan realizado profesionalmente, tengan esposos hijos graduados en la universidad, casas, carros y estén "paradas alante alante", ésas fueron sus palabras, un refrán muy común en quisqueya.
"Usted licenciada no imagina mi sufrimiento, ésto es grande, 12 años sin ver mis hijos, ésto es grande, me quiero ir, me quiero ir por Dios", me comentó bañada en llanto Juana, una mulata hermosa de la ciudad de La Romana.
Realmente no pude evitar llorar, eran palabras muy fuertes, soy madre y me puse por un momento en aquellos incómodos zapatos, que nadie quiere llevar, porque duelen, aprietan no sólo los pies, sino también el corazón.
Ellas, se amanecieron sin bailar, sólo tomaron tragos hasta salir el alba, se quedaron alli escuchando música en el cafetín El Nuevo Amanecer del sector Capetillo, en el Pueblo de Río Piedras.
Se amanecieron con sus maquillaje dañando por tanto llorar, con mahones ajustados, uñas postizas de colores chillones,  extensiones de pelo humano para engañar, porque a los hombres en Borinquen, les gustan las mujeres con pelo largo, eso dicen las muchachas trabajadoras doméstica casi todas, la allí presentes.
"Quite ése disco, usted señor, pongan uno más alegre, gritó otra mujer oriunda de Colombia, porque el dolor de la nostalgia, no tiene bandera, país, color, sexo, porque también había un hombre de Santiago de los Caballeros, llorando arrinconado.
Llegó Juanita, el tema que todas ellas desean escuchar pero cuando legalicen su estado migratorio, cuando retornen, cuando lleguen a sus barrios, a su gentes y a su pueblos, con sus maletas de llena alegrias y trapos nuevos para todos.
Mientras tanto, mis compatriotas siguen a la espera, de la ansiada aprobación de ésa reforma migratoria incierta, que no llega, que las mantiene en ascuas, que las hace creer cada amanecer, que tendrán que volver a casa con los suyos, así gordas, con arrugas, diabetes, hipertensión, tiroides, fibromialgia, cáncer de mamas, mala circulación y sin dólares, pero vivas, muy a pesar de que muchas viven ciclos de violencia doméstica.
Por lo que veo y como pinta el panorama, muchos y muchas tendrán que retornar, solamente con la intención de que aquellos niños, hoy jóvenes, puedan perdornarlos y entender el abandono y de nuevo vuelvan hacer felices como antes, con poco, pero con mamá en casa.

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