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El arte de Cayuco, desde la estética de hallazgos afortunados

Obra de Cayuco en el Centro Cultural Banreservas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo. Obra de Cayuco en el Centro Cultural Banreservas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo.

El testimonio: “Soy náufrago de nacimiento (…) porque me gustan los objetos perdidos y desechados para convertirlos en objetos vivientes, en artefactos nuevos, y a veces utilitarios”. Genaro Reyes/Cayuco

Dedicatoria: al pintor Silvano Lora, (Santo Domingo, 1931-2003), amigo y consagrado artista dominicano contemporáneo, pionero en la formación de las primeras ideas de ruptura y construcción de expresiones estéticas vanguardistas en el país, tales como el Arte del reciclaje/Recycled art, el Performance, Arte povera y Land art, conceptuados en su práctica de taller como actos de resistencia cultural y social; además de Gestor cultural determinante en la construcción del pensamiento crítico y humanista del artista Genaro Reyes/Cayuco durante los días de asumirlo como colaborador y discípulo durante las primeras ediciones de la Bienal Marginal, Santa Bárbara, Santo Domingo, (1992-2002), “a la que precedía un largo camino en la socialización de la expresión artística”, según apunta el Historiador de arte español Diego Renart*. Y yo agrego, desde el mítico Taller de Arte Silvano Lora en la Ciudad Colonial de Santo Domingo,  laboratorio cultural del que me privilegio en decir que fui uno de sus jóvenes colaboradores, sobre todo en el ámbito de animación y divulgación de la poesía en parques y barrios de la capital en los que también era notoria la participación de reconocidos jóvenes poetas de la época, que la historia de la literatura registra y reconoce actualmente como escritores fundamentales del país./* “La Biennial Marginal: Silvano Lora and His Biennnial for Everybody”. Tesis de grado, con trabajo de capo en República Dominicana. Depositado en la Biblioteca del Centre Pompiodou, París, 2021.

LA PRESENCIA CAYUCO/PRIMEROS PASOS

Al escultor Genaro Antonio Reyes Mercedes (1966- Miches, El Seibo, Costa Atlántica, Noreste de República Dominicana), en el tejido y sistema cultural del país no hay manera de conocerlo, reconocerlo o nombrarlo si no es como CAYUCO; sobre todo al saber que desde las destrezas de sus manos de artesano, maestro tallista  y escultor del ensamble y el fuego de su imaginación  expresada en la natural sencillez y humildad de su obra y personalidad creativa, ha certificado como propia y auténtica firma Cayuco, para firmar sus obras utilizando como nombre artístico, con el que la cultura del río y tradición indígena, (RAE y WordReference), designan las rústicas barcas en la que navegaban nuestros ancestros taínos y Caribes.

Cayuco, así es como conocemos al escultor y artesano michense, y por igual respetamos en la memoria histórica reciente del arte dominicano moderno y contemporáneo, nuestro arte siglo xx-xxi. Y porque con ese nombre, igual  lo conoce  la comunidad artística y cultural de otras ciudades internacionales y países como Roma; Olot, Barcelona, Madrid y Cantabria, España; Dusseldorf, Alemania; Quebec, Canadá; Puerto Rico, Curazao, y Guadalupe, isla del Caribe francés, entre otros.

El escultor que se auto define “náufrago de nacimiento”, no es un Chamán, aunque la filosofía, antropología y sociología de conjunto en la estética de sus esculturas,  objetos y artefactos de arte, sí definen su arsenal creativo dentro del mapa conceptual de arte profético, por la carga de simbolismos cruzados que norman la semántica y contenidos de su personal visión sobre el medio ambiente, la contaminación ambiental, el calentamiento global, la lluvia acida, deforestación y la “sexta extinción masiva de especies animales y de plantas en todo el planeta”. Significados y conciencia crítica sobre un eje político e ideológico de impacto y alcance global grave que el artista aprendió sin doctrina académica, sino de la experiencia vital, y de cuando niño caminaba entre el sórdido viento de los huracanes del Caribe y las aguas turbulentas del Río Miches, simbólico cuerpo H2O de la ciudad natal donde nació, vive, trabaja y  emprende, tanto como artista,  como  también el  gestor cultural desde el año 2005, cuando funda el Centro Cultural Cayuco de Miches, del cual es  director y líder cultural con incidencia e impacto social en las comunidades del municipio que ha sido testigo del nacimiento, crecimiento y consagración de este nada común artista contemporáneo.

Hijo del señor Dionisio Generoso Reyes de Aza, productor de Cacao y de la señora Matilde Mazara –“D. Ramona”-, costurera, según cuenta la historia oral y escrita de este multipremiado  tallista, que en su búsqueda y tareas de aprendizaje fijó su mirada sobre el arte piadoso, culturalmente crítico y maravilloso del maestro tallista dominicano Gaspar Mario Cruz (1929, San Francisco de Macorís -Santo Domingo,2006), Cayuco se nos revela en la escena del arte y la cultura nacional como  un reputado escultor del ensamble en madera y metal, trabajo asumido como artista nada contemplativo y como apuesta ideológica y crítica a la estética, filosofía y sociología del Arte del reciclaje y del Land Art, también conocido como arte de la tierra; por lo que la materia prima  de sus obras, ya fuere una cabeza de pescador de Miches, de Jesucristo,  de  un Arcángel, o de la  Virgen de la Altagracia, o una caja de dientes cuyo portador primario no conoce; admite que estos materiales pudieron haber emergido hasta llegar a su materialización en la memoria de sus manos, desde las aguas del Río Miches o desde  el Mar Caribe, que en tiempos de huracanes como el Huracán María en el  2017, le sirvió  de refugio y desafío personal, existencial y espiritual, obligándolo a pelear contra ráfagas de agua y vientos furiosos, que al fin pudo vencer, golpeando duro con el mazo, el martillo, cinceles, la gubia o la cierra de diamantes, para cortar la dureza de los metales, que asociados a la madera, convierte en esculturas y otras variantes creativas tridimensionales.

Cayuco trabajando en su taller en Miches.

Yo lo vi con su imaginación revelada en la tipología materica de sus obras de arte, accionando inventivas para salvar una cruz, un libro abierto o cerrado, o los juguetes de madera que como tallista excepcional modela y construye para niños que estudian en su Escuela-taller Centro Cultural Cayuco de Miches; centro de animación, acción y gestión cultural del cual es fundador y director.

Durante mis casi cinco décadas de vinculo relacional activo con la historia del arte, crítica de arte, la curaduría y  consultoría cultural, he observado que historiadores y críticos de arte; hombres y mujeres de ojos y miradas formados para hablar y escribir desde y con tinta  de sus ojos, ya sea   sobre papel o desde el teclear de un computador, también saben como hacen los poetas, escribir en infinitud de páginas invisibles de la memoria intelectiva, fijando y anotando como asunto de interés cultural, científico, arqueológico, antropológico o humanístico, determinados nombres como marcas creativas que por complejas razones filosóficas, históricas y estéticas, están llamadas a vivir, convivir y perpetuarse en las  salas de arte y museos, en las crónicas y páginas de los diarios, en revistas especializadas, y en la memoria individual y colectiva de los pueblos. Sea donde nacen o mueren los artistas o donde han sembrado su razón y conciencia de vivir el arte que crean.

Ahora bajo el paraguas de la ideología del relativismo, el individualismo, la banalidad y el desprecio a la naturaleza, “ayuntando en sinergia y paz”, con la industria de la supra tecnología digital que  ahora, justo ahora, como fuego atómico, así mismo, atómico,  de la Inteligencia Artificial (AI), creada para las ciencias de la computación por  Alan Turing, asumida por John McCarthy en 1956, y puesta en operación por la gran industria de la Tecnología de la Información y la Comunicación (TIC), como un aporte para mejorar el desarrollo y bienestar de la humanidad, según nos cuentan. Sin embargo, recomiendo, preguntarle al sabio Cayuco, qué opina él sobre este jalón de avance para la familia, sociedad y la naturaleza, y su posible  impacto global a presente y a futuro, porque este último estado de frecuencia es lo que siento reflejado en la naturaleza estética de su obra como una sentida tensión y preocupación espiritual y social.

Toda vez que Genaro Reyes, como testigo de excepción conviviendo con la cultura y anatomía del río, cada vez que sus ojos miran en la orilla las rastras de la arena de los ríos y playas de Miches, encuentra toneladas de cosas como vomitadas, según expresiones del propio artista, por la sociedad moderna, contemporánea y posmoderna, como consecuencia de la saturación de modernidad y repotenciación del ego colectivo. Un fenómeno que Cayuco como artista y oficiante  de la belleza no contemplativa, sino reflexiva,  ha convertido de hallazgos afortunados a objetos que transforma en obras de arte resplandecientes, aunque siempre de una personal  expresión silenciosa, sentenciosa, y llamado de atención ecológica, política y social.

La personalidad expresiva e investigativa de Cayuco desde su visión de la antropología y estética del río, (como el propio escultor llama a las estructuras de su arte), quedó evidenciada bajo convicción ideológica y teológica cuando en marzo del 2014 presentó en el Centro Cultural Perelló de Baní, su exposición retrospectiva, más bien, antología personal, titulada “Flotaaltagracia de Miches a Baní”, en la que mostró al público varias de las obras más representativas y puntuales de su iconografía escultórica creada durante las últimas dos décadas.

La muestra estuvo integrada por un buen número piezas producidas mediante  talla directa en  madera o de árboles caídos encontrados en bosques del entorno; o bien realizadas con metal, hojalatería, plástico u otros materiales desechables, soportes muy propios para la estética y arte del reciclaje; una expresión y manifestación creativa y técnica muy en correspondencia con su práctica, artesanía y arquitectura creativa en taller, o insitu, desde la visión y estrategia de comunicación e información ideológico-medioambientalista del arte tipo Drap Art.

“Cada tronco aquí tallado, ha sido vomitado por el mar, arrastrado por los ríos, quebrados por la tormenta, cual reverente ofrenda, están aquí y allá”. Palabras que a la manera de mantra o aforismo el artista recrea, una y otra vez, en los registros de su memoria creativa; más que recias como podrían creer algunos, humildes y dadoras de gracia crítica en su decir. Genaro Reyes/Cayuco, nota en ocasión de su exposición individual retrospectiva presentada en el Centro Cultural Perelló, Puerto Escondido, Baní, República Dominicana.

Como se lee en  la declaración testimonial anterior del artista, y que defino la poética  Cayuco, o manifiesto Cayuco, es un documento en el  que este singular escultor expone el estado de su conciencia existencial, litúrgica y  rictus de su proceso creador; y expresa el  acto sincrético y religioso con el que recibe cada grande, pequeño o diminuto fragmento de materia encontrada con la  que, con notable detallismo y destrezas técnicas de sus manos e imaginación creativa, a veces a modo de filigrana, como su uso rudimentario y poético a la vez de  clavos oxidados que aplica e integra a las obras que va modelando,  traduciendo y reconvirtiéndolas de recurso de la imaginación creativa, al acto tangible de obras de arte que podemos ver, tocar y regocijarnos en su belleza naturalista, nada exaltada, para exhibirlas como pequeños tesoros artísticos reincorporados al sistema y vida cultural  con la categoría de obras de arte. Ya sea para su presentación en las salas del museo, galería de arte, centro cultural, o en la sala y biblioteca de nuestras casas u oficinas corporativas.

Miro y escribo  con sentido de orgullo y respeto a la dignidad estética y cultural de este artista y gestor cultural dominicano, claro ejemplo de lo que es un contradicto de la idea y modelo de  “artista exitoso”, sepultando el ego en el estado tranquilo de su sombrero y autorretrato; porque el arte Cayuco es un retrato de sí mismo, desde el que emana y revela su personalidad artística sencilla, impregnada  de la conciencia del desapego y la renunciación a todo sortilegio que represente ir más allá de la obra y mensaje crítico con el  que desea penetrar, impactar e inspirar a personas y público que mira y siente la urgencia de la belleza nada mimética de sus esculturas, piezas y objetos de artesanía que a la manera del Art trouvé/arte encontrado, nos muestra en los escaparates museísticos o galerísticos donde periódicamente expone su obra sin ruido,  para la libre contemplación y disfrute del público que lo descubre y redescubre en cada exposición, sea esta individual o colectiva.

Bien recuerdo mi experiencia de reencontrarme, transitar y hacer contacto con la obra de Cayuco durante su exposición individual presentada en el 2018 en Mamey Galería de arte, Ciudad Colonial de Santo Domingo, en la que durante una tertulia sobre el arte Cayuco, compartimos con el artista, la crítica de arte Marianne de Tolentino, la antropóloga y etnóloga Soraya Aracena, y Abil Peralta Agüero. La resultante de esa cita fue una experiencia vivencial y enriquecedora en la que concluimos que Genaro Reyes entrega su alma y espíritu con total plenitud y desenfado en cada tronco o madera tallada, o en el rudimentario artefacto de metal o plástico que asocia al reino del arte y la belleza.

CAYUCO, DE LA MEMORIA DEL RIO AL READE MADES

Para comprender y analizar de manera integral la escultórica de Genaro Reyes, y además conocer el proceso de su afianzamiento en la comunidad artística e historia del arte nacional, el historiador, académico, crítico de arte o curador no puede abordarlo para el desciframiento semiológico de su lenguaje, expresión estética y arquitectura de taller desde la que hace visible lo invisible, sin antes sentir bajo pleno convencimiento, que la práctica creativa y técnica en la fábrica Cayuco, es parte de un oficio resultante de una fenomenología cultural directamente relacionada con los objetos, artefactos y “cosas” que este convierte en EL ARTE CAYUCO, conexo a la Heritage de su memoria y pasos por los caminos del río y  costas del Mar Caribe donde nació y creció hasta hacerse hombre. 

Habiendo transitado por un arco de tiempo   que viene desde los más diversos tiempos, momentos y sucesos que le acontecieron durante su niñez como agricultor aprendiz, y después experto cultivador de cacao y pescador, siguiendo la tradición de sus ancestros micheros.

Pero además, si el ojo crítico procura marcar su tinta con justicia en la mirada, tendrá ineludiblemente que conectar de manera retrospectiva la impronta creativa  de Cayuco con la desenfada ecuación Reade Mades , que como arte nuevo s-xx,  hicieran  los artistas del Dadaísmo, básicamente desde las obras de referencia creadas por Marcel Duchamp (1887-1968, Francia), como su celebrado Urinario, cuyo nombre original es Fuente, París, 1917, y Rueda de bicicleta, París, 1913; o personalidades revolucionarias en la ruta de innovación del arte s-xx, como  Man Ray/seudónimo de Enmanuel Radnitzky (1890, Estados Unidos-1976, Francia), y su impresionante Plancha dentada/ The Gift, París, 1921, una pieza excepcional, concebida y figurada como un simple artefacto (ya desechable) de planchar ropa, ilustrado y compuesto con la agregación de una columna de 14 mini clavos dorados, (tachuelas o puntillas, como le decimos América Latina), soldados a perfección en línea recta vertical, como dentados, simulando vértebras sobre el fondo plano de este común aparato doméstico.

Un ensamble asociativo que desde la hibridez de materiales que los sostienen, en vez de intimidación visual, crea en el espectador una sobria sensación de enigmática belleza y reflexión sobre la conciencia de ser, y nuestra capacidad material de metamorfosis dialéctica. Una lección filosófica sobre la capacidad de transformación de la materia, sobre todo si asumimos esta fenomenología desde las premisas filosóficas y científicas del químico francés Antoine-Laurent de Lavoaisier: “Nada se crea ni se destruye, todo se transforma”.

Para desarrollar sus habilidades y destrezas como tallista, artesano y apasionado fabricante de objetos, como juguetes de madera por ejemplo, Genaro Reyes/Cayuco, asumió como guía y fuerza de estímulo la formación primaria recibida desde 1982, de la mano de quien el propio artista define como su maestro, Cristino de la Cruz Linares, conocido como “Chincito”, reconocido artesano michense, “pionero en la confección de embarcaciones artesanales autóctonas”. Destacando las informaciones biográficas de referencia, que junto a Chincito, Cayuco aprendió la construcción de sus primeros cayucos, propios de la artesanía de ribera que tradicionalmente se produce “en su país natal”.

 Agregándole valor a esa formación temprana como artesano, las instrucciones técnicas recibidas en 1983 durante sus años en la Escuela Vocacional de las Fuerzas Armadas de Miches, donde estudia carpintería y aprende a diseñar y construir muebles utilitarios, construidos  en madera, generalmente Caoba, Cedro, Cabilma y Roble, entre otros tipos de madera preciosa.

CAYUCO, DESDE LA GEOMETRIA POLICROMATICA DEL CACAO, A LA SALA DE CAUTELA Y SENTIDO CRÍTICO DE SU ARTE

A Cayuco le ha correspondido generar y construir la personal hibridez de su arte en el mismo espacio de tiempo que hace de recolector de hallazgos afortunados y mirar en el computador o en la pantalla de su celular el milagro de la comunicación electrónica, computacional y digital.

Variante temporal a escala planetaria  de la industria tecnológica-ss-xx-xxi, la misma  que certifica que la humanidad ha perdido la escasa identidad humana, social y cultural que aún nos queda-ba, y que los centros de poder que definen y redefinen el nuevo orden global desde donde se decide la vida, y hace mucho tiempo  dictan el derecho a dispararnos en la cabeza, porque en efecto somos, como suscribe Cayuco, “el fin último de las cosas”; incluyendo poner nuestros rostros escaneados, como parte del  portafolio electrónico donde se anotan los nombres de ciudadanos o naciones enteras a quienes han predeterminado seleccionar como parte del juego de poder y dominio global para colocarlos sobre el círculo  de tiro al blanco, y eso Cayuco lo sabe.

Y desde ese juego de la alta tecnología computacional  sustraer la identidad moral, social y cultural que desde las primigenias memorias de los tiempo nos pertenece como maravilloso tesoro personal: el cerebro humano, donde viven y conviven la memoria, la imaginación, creatividad, invención y  capacidad de resistencia a no morir de miedo o espanto, aunque continúe el calentamiento global, el derretimiento de los glaciares,  la ebullición tormentosa de los océanos, y los destructivos vientos de los huracanes.

Reflexiono, y preguntaré a Cayuco si durante sus pasos por la arena y caminos del río ha llegado a sus manos un aparato celular, y si ha podido hablar con ese enigmático artefacto; de qué marca es, de qué año y cuál fue su valor de uso para un arte tan sensible como el suyo, dotado de  una  carga estético-reflexiva que el artista crea y construye sin palabra alguna, y al que le impregna la materia prima del aliento que nace de los Salmos y Versículos bíblicos que en la profundidad de su sabiduría y palabra sensible, nos lleva a pensar que realmente estamos ante  “el fin último de las cosas”, a la manera de la  filosofía teológica que define la naturaleza estético-conceptual de su más reciente exposición presentada en mayo del 2023 en las salas de exposiciones temporales del Centro Cultural Banreservas de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, curada con esmero y rigor curatorial por el crítico de arte Luis Graham Castillo, contando con el apoyo gerencial de Mijail Peralta Rodriguez, director de la institución correspondiente al Banco de Reservas de la República Dominicano, como una acción de mecenazgo cultural corporativo e institucional generado desde el Estado y Gobierno dominicanos.

Al escultor Genero Reyes/Cayuco, recuerdo haberlo conocido a él y su obra durante la exposición colectiva “De allá p’acá”, presentada en el 2007 en la Galería de Arte Arawak-Piantini, con la curaduría de Carlos Acero Ruiz. La pieza que en sala estaba exhibiéndose junto a creadores importantes del arte moderno y contemporáneo del país y varios invitados de Puerto Rico, es una configuración escultórica realizada en metal, y patinada en color plata, que representa en su figuración la forma una Yola llena de personas humildes apiñadas en su interior, listas para un viaje con sentencia de tragedia humana, en ruta hacia las costas de Puerto Rico.

La escultura de referencia, desde su dramática belleza, proyectada desde un  gestual diseño y modelación libre de arrogancia en su estructura construccional, distribución de masa y vacío, allí en sala, dejaba sentir ante el espectador visual y táctil, la necesidad de sentirla y tocarla para llenarse de la vibración, fuerza, energía y atmósfera humanística que proyectaba, y  desde la que Cayuco expone el drama social de su representación; y consecuentemente los insondables secretos sobre la fuerza moral y existencial de  hombres y mujeres, que junto a sus hijos a veces, toman la difícil determinación de viajar, en numerosas ocasiones sin retorno a la vida, para enfrentarse  a una  peligrosa travesía por el Océano Atlántico que incluye cruzar el temible y misterioso Canal de la Mona, buscando esperanza y mayor bienestar para sus vidas y familias que dejan tras de sí, en tierras dominicanas. Doy constancia y fe, que esta escultura, Cayuco la diseñó, modeló y vació en metal, muy antes de que el célebre artista chino Ai Weiwei fabricara su imponente bote para denunciar ante el mundo el drama cuasi apocalíptico de las migraciones masivas de refugiados que desde Oriente Medio y África, desde la década del 2000, tomaron las aguas del temible Mar Mediterráneo.

El tema de las migraciones ha sido asumido desde sus primeros pasos en el arte por Cayuco, en esencia, conciencia y orbita de su proceso creador y trabajo en taller, así nos lo demuestra en las estructuras de su relato sobre los procesos de migración de dominicanos humildes que apuestan al coraje del hambre para emprender en dramáticos viajes hacia la vecina y amiga isla de Puerto Rico; en la generalidad de los casos como espacio temporal para llegar hasta los Estados Unidos de Norteamérica, básicamente a la ciudad de Nueva York.

Parecería que Genaro Reyes puso su ojo sensible y atención en la magna obra que el artista Ai Weiwei, (1957, Pekín, China Continental), artista transterrado de fama mundial, que en la agenda de su monumental fábrica-taller de formas y pensamiento cítrico social, ha puesto énfasis en la crisis migratoria de refugiados, que de problema humano se ha convertido en problema de geografía política compartida en los países occidentales, en concreto en los de la Comunidad Europea.

Desde la mirada productiva del artista chino contemporáneo universal, nació una de sus obras más impactantes, creada en el 2018, con un dramático y sentido lúdico de provocación, y como llamado de atención para que estados y gobiernos occidentales presten atención a los centenares de miles de emigrantes que atraviesan en frágiles embarcaciones de plástico, mares y océanos en busca de una vida nueva que le proporcione la mano tendida con un poco de pan y esperanza. Después de un vasto y arduo trabajo de campo e investigaciones sociales y culturales múltiples e interdisciplinarias, el celebrado artista asiático, creó la obra titulada “Más grande que la vida/ o Ley del viaje”, una escultura monumental, diseñada y construida con la forma de un bote de 60 metros de largo con más de 300 hombres, mujeres y niños refugiados y emigrantes sin rostro, hechos de caucho por la misma compañía que fabrica la mayoría de los botes originalmente usados por los inmigrantes para hacer su travesía por el mar Mediterráneo. 

Esta es una poderosa denuncia política y social del famoso artista chino, que desde hace casi dos décadas vive en distintas ciudades del mundo en calidad de un autoexilio, señal de atención y gesto de contemporaneidad y resistencia ideológica, ante los atropellos que los países occidentales comenten contra los miles de ciudadanos que atraviesan el océano huyéndole, ya sea a la pólvora del hambre o a la pólvora de la guerra. Y eso, Cayuco y su arte ya lo sabían, porque desde sus barcas construidas con un textura natural desde la que evoca votos pobreza, nuestro escultor ya lo había planteado con rebeldía, indignación y tristeza en decenas de esculturas, cuyos protagonistas son los hombres y mujeres bogan sin carta de navegación por el Mar Caribe “probando suerte y esperanza para sus hijos y familias”; en suma, Cayuco se adelantó al asiático universalizado y poderoso desde el lenguaje de su arte industrial, certero y provocador.

RELATOS DOMINANTES EN “CAYUCO/EL FIN ULTIMO DE LAS COSAS”

El propio Cayuco testimonia en el texto que el curador de la muestra Luis Graham Castillo levantara en los muros del Centro Cultural Banreservas como señalética de apoyo museográfico y líneas de información museológica para la exposición, refiriéndose a los ejes de contenido de su propia obra que, “Si trabajamos el tema de las migraciones, no es casualidad. Hemos nacido en un pueblo de carpinteros, emigrantes e inmigrantes, de constructores de ribera. Antes de que llegara el hombre blanco (el español colonizador), a la tierra que nos vio nacer, ya los aborígenes construían embarcaciones”.

Cayuco intuye como visión y convicción ideológica sobre la agenda de control político del medio ambiente desde los centros de poder global, que al parecer a la humanidad sólo nos están dejando como memoria humano-colectiva en la naturaleza, lágrimas o el grito para saber qué y cómo nos sentimos en el ahora, o seremos en el mañana x (equis), o en el mañana z (zeta). Tomando como reflexión para más preocupación, que justo ahora, 2023 en curso, la Operación Estética Barbie nos apunta como cañón/Obús M777, en una dirección tan letal, como un Misil hipersónico HAWC, o Kinzhal; o como una bomba de racimo, como con las que actualmente juegan a niños obedientes en las nuevas guerras de nuestro tiempo. Y eso, Cayuco también lo sabe, expresa y deja sentir en el estatuto estético, conceptual y sociológico “povera” y representacional de su arte.

Una maldita apuesta a la agenda-ecuación: extinción más control de la gente/mayor control de riquezas y recursos naturales del planeta, repartiéndose la poca cría que parió y aún puede parir nuestra Pachamama/ madre tierra, asegurándose que los ojos de satélites y telescopios de ultra sofisticación técnica lo ven todo, mara mejor control, desde los cielos y desde distancias infinitas. Derivándose de ello como reacción panteísta de la propia naturaleza, la fuerza de los mozones, el Fenómeno del niño, tsunamis brutales, volcanes en erupción rabiosa, incendios forestales, y la repotenciación de la fuerza telúrica de los huracanes, cada vez con mayor enojo y heridas en el cuerpo de los vientos y agua fúrica desatados; o en el deshielo  de los glaciares: remotos y milenarios gigantes de hielo que cada vez se convierten en insondables y misteriosas fuentes de agua que se derrama ante los ojos de la comunidad científica, que los ve, sin saber qué hacer. 

Un cuadro semántico general con énfasis en la fuerza de los vientos, abordado magistralmente por el artista italiano Lorenzo Quinn en su celebrada obra Force of Nature. Toda esa verdad científico-ecológica y medio ambiental está contenida y representada en la carga simbólica y profética del lenguaje escultórico de nuestro Cayuco.

Y con él, una mirada retrospectiva a su obra total, en concreto, reitero, la exposición individual presentada el pasado mayo-2023 en el Centro Cultural Banreservas, titulada: “CAYUCO/El fin último de las cosas”. Un show que visité en silencio con el único propósito de ver y sentir la energía del  artista expositor a través de la bien articulada arquitectura, técnica e ingeniería de su saber plástico, por lo que me  sumergí en la exploración y profundización de cada idea, diseño, modelado, talla o ensamble, armado, y definición conceptual de las obras que integran la  exposición, curada y museografiada  con rigor y esmero, además de estar dotada de una notable  intencionalidad antropológica, sociológica, estética y cultural, para dar un golpe certero a la mirada del espectador o del especialista que pudiera haber pasado con indiferencia por ante esta vitrina de arte vital. Tan lleno de emociones múltiples y emanaciones sociales y espirituales de sentida significación estética y conceptual. Porque la obra de Cayuco es forma y concepto, pero a la manera del lenguaje personal de Cayuco.

Una responsabilidad de gestión museológico-curatorial a cargo de Luis Graham Castillo quien, actuando con sentido de fortuna crítica descubrió y se sintió tocado, (percibo yo en su texto crítico), en su sensibilidad más honda, nada periférica, que durante el proceso museográfico trabajaba, más bien confrontaba, la obra de un artista que desde su aparente personalidad de guerrero desarmado intelectualmente, y sin  una Kalashnikov en su manos, advierte al plantel de la  crítica de arte nacional o internacional,  que  esta es  la obra de un creador que se sabe y siente ser habitante de una geografía en problemas, a la que de tanto dañarla: la especie humana y su civilización líder-nosotros, de tanto forzar desde los centros de poder global para la domesticación totalizadora del planeta, han colocado a la humanidad en la inexorable ruta hacia  una  fatídica nueva era planetaria, (en proceso de certificación científica), designada con el nombre de EL ANTROPOCENO.

Es decir, vivimos un espacio de tiempo en que la Pachamama  hace mucho tiempo que está dejando de respirar y dormir,  sin agua en sus ríos, y océanos cada vez más turbulentos, o cuando no, secos como en efecto está sucediendo con la sobreexplotación del mítico Mar Muerto;  selvas amazónicas y de otros territorios en triste y dramático proceso avanzado de exterminio, desforestación y agonía por culpas acumuladas de una civilización “tan avanzada”, que elegimos a voluntad y sin resistencia política, ideológica o moral, asumir como milagro científico de apuesta al desarrollo y bienestar como  el gran  premio s-xxi que representa la implantación de La Inteligencia artificial (IA), “tan maravillosa y milagrosa”, según sus arquitectos políticos, científicos y culturales, que sustituirá las oraciones al Espíritu Santo; también los mantras, mándalas, sutras, la shajarit, cantantes, poetas, y también el sexo, incluyendo los mistéricos diálogos de placer entre un árbol y otro árbol, las aves,  peces de mar y río, o el poco aire limpio que nos queda.

También la sal será sustituida después que desmaterialicen los dones y el poder de la palabra, sea esta oral o escrita, no importa. Y eso, el artista plástico Genaro Reyes/Cayuco, también lo sabe, y lo sabe su arte, testigo de excepción en la memoria activa de este este siglo, a penas camino a cumplir la edad de sus dos primeras décadas.

Mi mayor alegría y satisfacción como crítico de arte es que en cierto modo, vi nacer al artista Cayuco. Justo es decirlo, bajo el mismo techo de la reconocida gestora cultural y etnóloga Soraya Aracena, acompañando al entonces naciente escultor por distintos espacios y ambientes culturales de la Ciudad Colonial, siempre con el estímulo de la palabra  crítica de la también  curadora de arte Marianne de Tolentino; factores que hicieron más  llevadera la oportunidad de propiciar el acercamiento amigable de Cayuco a la comunidad cultural del país, con la idea y objetivos de mostrar, con la personalidad propia de un auténtico pescador,  cacaotero y tallista de cayucos, que advirtió en tiempos tempranos que su vocación y  capacidad de invención y destrezas para los dominios de talla en madera de río, o de cualquier otro tipo de madera, seguro de que también deslumbraría los ojos de otros especialistas en arte que fijaron su atención intelectual en él y su obra, abordándola en numerosos textos y ensayos publicados en diarios, catálogos y libros especializados.

Más que como un certificado de autenticidad, estas palabras mías solo vienen a sumarse al ejercicio intelectual que en torno al ARTE CAYUCO hicieron en sus textos críticos y ensayos, autores como, Mijail Peralta Rodríguez, Luis Graham Castillo, Juan Isidro Núñez, Marianne de Tolentino, Soraya Aracena, Gerardo Zavarce, César Miguel, Rafael Peralta Romero, Myrna Guerrero Villalona, Odalís G. Pérez. Todos firmantes, como parte del cuerpo teórico y textual que documenta las piezas de Cayuco publicadas en el catálogo de su más reciente exposición personal.

En esas páginas quedaron ratificados los avales en la memoria histórica e intelectual dominicana para reconocer el nivel alcanzado por Cayuco como  escultor, y también como artesano, oficio que celebra y del que no ha renegado nunca, porque como Picasso y las ciencias del arte nos enseñan, el arte es circular en el tiempo y espacio. Sin negación ni separación de oficio o proceso de creación alguno, ya sea desde los ámbitos del arte parietal/neolítico inferior o rupestre, grabado en las grutas y galerías subterráneas, o desde de la palabra escrita con la poesía y la literatura como expresiones concertadas; o las manifestaciones estéticas más radicales que desde la filosofía postmoderna y pos-postmoderna dan sustentación a las vanguardias auto nombradas arte contemporáneo, tan importantes como las primeras manifestaciones de ruptura del Renacimiento en su confrontación y proceso de evolución  ante el Arte Bizantino. 

Partiendo del principio estético-dialéctico de que el arte es una totalidad absoluta, y un acto místico de totalización de la vida y existencia del ser que en él (en el arte), se manifiesta como esencia y conciencia en todas las cosas.

Pero créanme, se equivocan, aún faltan muchos nuevos parimientos que ver. Porque la tierra, mares y ríos todavía paren y tiran hasta sus orillas nuevos hallazgos afortunados, además de palos, tornillos, viejos machetes, y viejos sombreros de fieltro tristes como los del gigante precursor del arte de la vanguardia critica, Joseph Beauys. Y también aparecen y reaparecen en las aguas mansas o turbulentas, antiguos radios mojados, celulares, computadoras y hojalatas, sandalias de goma microporosa y nuevos nacimientos, más bien renacimientos, como los objetos otros que de manera apasionada, amorosa y disciplina de oficio, recolecta y recicla para diseñar, configurar y armar su arte, éste Cayuco, un poco cobrizo y montaraz de Miches.

EL ARTE CAYUCO EN PALABRAS DEL ATNROPOLOGO BERNARDO VEGA

Durante décadas he tenido en mi mesa de trabajo, libros, notas, catálogos y muy diversas publicaciones de los antropólogos y cientistas sociales dominicanos que en sus investigaciones y trabajo de campo han ampliado su agenda de estudios fijando su atención a las artes plásticas y visuales, con énfasis en los reveladores ensayos y publicaciones de Fernando Morbán Laucer, Marcio Veloz Maggiolo, Fernando Luna Calderón, Abelardo Jiménez Lambertus, Manuel García Arévalo; el historiador José del Castillo, y el economista, historiador y antropólogo Bernardo Vega Boyrie, cuyas investigaciones sobre la presencia del precursor del impresionismo francés, Camile Pizarro en Santo Domingo durante el año 1850; y sus estudios sobre el sitio donde vivió el célebre pintor del romanticismo francés Theodore Chassereau (1817, El Limón, Samaná, República Dominicana-1856,París, Francia), han sido de mi personal atención.

Sin embargo, reconozco que el también coleccionista de arte Bernardo Vega no todos los días escribe sobre artes plásticas y visuales moderna o contemporánea, pero esta vez sí lo hizo. Detuvo las responsabilidades de su agenda y escribió un revelador y alexionador texto sobre la obra del artista Genaro Reyes/Cayuco, en el que reafirma con enjundia y visión conceptual de conjunto, lo que el plantel de críticos de arte y curadores del país ya habían asumido con responsabilidad en sus escritos, ensayos, y en sensibles decisiones tomadas durante bienales y concursos de arte donde ha sido multipremiado este singular artista dominicano. Veamos el abordaje y visión teórica de Bernardo Vega sobre la obra de Cayuco.

"Cayuco es un filósofo rural, excepto que en vez de expresarse verbalmente o por escrito lo hace a través de su artesanía. A diferencia de otros artesanos sus esculturas son fácilmente identificables, pues su temática refleja el quehacer casi diario de su pueblo. Es desde su Miches donde salen las yolas de los que, corriendo el riesgo de morir ahogados se buscan llegar a Puerto Rico y Estados Unidos donde creen que aunque indocumentados, léase ilegales, vivirán mejor que en su patria. Los “Cayucos” también están en Tánger en Marruecos y en la costa norte de Libia. Cayuco convierte una ya obsoleta máquina de moler carne en el motor fuera de borda de sus yolas, y los frutos y hojas del cacao, de vienen en diseños artesanales. Visitar su casa- atelier en Miches es adentrarse en lo real maravilloso".

LA CONSAGRACIÓN CAYUCO/A LA MASCARILLA CAYUCO

"MASCARILLA" - Covid19, es el título de una extraordinaria, lúdica y sugestiva exposición colectiva y multidisciplinar, que en medio de la incertidumbre y miedo por el impacto de la Pandemia Covid-19 en todo el mundo, y consecuentemente en República Dominicana lideró en calidad de Comisario del proyecto, el pintor y escultor dominicano Mario José Ángeles; un trabajador incansable del arte y la cultura, forjado y con reconocida trayectoria creativa en Bruselas, de cuya presencia y trabajo soy testigo de excepción.

En medio de la trama psicológica y cultural de la pandemia, el curador y el círculo de artistas colaboradores que trabajó en el referido proyecto,   presentaron de manera virtual la exposición que anoto en el presente texto. Allí estuvo en calidad de expositor invitado Genero Reyes/Cayuco, sorprendiendo a nacionales y extranjeros por la reciedumbre mística y simbólica de la obra que diseñó, modeló en metal en dimensión de gran formato, y finalmente presentó para los amantes del arte que desde las soledades, individual y colectiva de aquel momento, hicieron de la cultura un refugio espiritual y emocional urgente.

La obra concebida en su expresión inmaterial como un performance, traza y expone a modo relato épico la figura del propio Cayuco trabajando en su taller como un guerrero en medio de la pandemia, accionando bajo el chirriar de la sierra de diamante, iluminada por chipas de fuego, como si hablara con el metal en el que el artista configuró la estructura formal de una mascarilla para la protección humana del terrible virus. 

Participaron como expositores invitados, los reconocidos artistas: Adolfo Faringthon , Angelita Casals , Carlos Baret - K. Baret , Cristóbal Rodríguez , Eliú Almonte , Fausto Ortiz , Francisco Sánchez (Guanabacoa) , Genaro Reyes - (Cayuco) , Iris Pérez Romero , Jhonny Bonnelly , Marcelo Ferder , Mariojosé Ángeles- Mariojosé , Mónica Ferreras De la Maza , Orlando Menicucci , Reyson Peralta , Rubén Carrasco , Sole Fermín y Yolanda Naranjo.

En la narrativa visual activa, se advierte al escultor salir de manera furtiva de su taller en Miches, y desplazarse corriendo como loco hacia las aguas del rio; creando una escena de contrastes dramáticos cuando con la pesada mascarilla de metal levantada con sus dos brazos y por encima de su cabeza, este tira a las agua del Río Miches como para ahogar la maldición de aquella fatídica enfermedad.  Especialistas dominicanos y del exterior, como el prestigioso portal español especializado ARTE INFORMADO/Espacio Iberoamericano de arte, recoge aquella magnifica exposición con la nota que sigue: 

“Máscara del Covid-19, es una escultura forjada en medio de la pandemia, buscando protección frente al caos sanitario que inesperadamente invade la humanidad. La forja del metal, el fuego resplandeciente y todas las energías conjugadas tras la protección que como talismán es voto para no olvidar. Más que inspiración, es el fruto de un oficio que deliberado y comprometido lo refleja todo”.

Me quedó claro en las escenas museográficas en la que vi, admiré y disfruté la obra reciente de Cayuco, que desde la rara belleza de su arte, como si fueran exvotos sacratísimos, este escultor que nos desafía a todos a reconocer que desde su mansa personalidad artística, es y ha sido capaz de devolverle, ya fuere entero o a su tronco,  la vida y sombra a un árbol cuando impregna de aires e imagen  nueva un trozo de madera de río, o   cuando convierte en minería del alma, centenares de trozos de metal y viejos santos cansados de estar quietos en altares de  templos lejanos, a los que el tallador michero les reasigna nueva aura y vida mística cuando les reconstruye el pelo o el aliento, o los hace serenos y santos barbados al utilizar con admirable destreza y calidad técnico-textural, racimos de viejos clavos desde cuya oxidación a la manera de cromas-tierra, remarcan el tiempo y belleza profunda que sentimos al mirar y tocar el arte Cayuco.

**Poeta, crítico de arte, curador, consultor cultural. Miembro de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte, ADCA; de la Asociación Internacional de Críticos de Arte AICA-UNESCO. Premio Curador del Año, otorgado en el año 2000 por la ADCA.

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