¿Hacia dónde va la agropecuaria dominicana?

Esa novedosa pieza legislativa procura abordar la sostenibilidad ambiental, la protección de los suelos agrícolas, y la expansión urbana.

A modo de sinopsis, es oportuno el tema agropecuario, como uno de los grandes pilares del actual gobierno, a través de las instituciones correspondientes.

Agua, ambiental, suelos, y asentamiento humano, definen el patrón del futuro inmediato de la agropecuaria, con impacto en la seguridad alimentaria. Sus implicaciones, y dependencia de las importaciones.

Observo con admirable cotejo técnico, cómo el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario ha venido diseminando esfuerzos, a través del inmenso director Hecmilio Galván. Una entidad con presencia nacional, e impacto directo en la canasta familiar.

En ése sentido, el FEDA ha venido trabajando el tema del retorno a la ruralidad, como parte de la estrategia preventiva de dispersión de los suelos de vocación agrícolas, aceleradamente impactados por la presión demográfica.

Hoy se destacan ésos esfuerzos, la siembra de recursos, y la visión conjunta trazada por el presidente Luís Abinader. Pero no basta si no se toma control del territorio.

Observando los grandes riesgos de una posible crisis alimentaria, apoyémonos en los cambios de vocación que vienen experimentando los suelos agrícolas del fértil valle intramontano bajo de la provincia San Juan de la Maguana. Con la salvedad de que dispongo de más ejemplos.

En San Juan de la Maguana al norte, la expansión urbana ha dejado poco espacio para el agro y la pecuaria. Juntó a Mogollón con Juan de Herrera, casi llegando a la Presa de Sabaneta.

También pasa lo mismo al Sur, rumbo a Vallejuelo donde se producen las mejores cebollas del país, sumando los bulbos de Semana Santa en Yaguate.

Ese demoledor conflicto fruto de la ausencia de un auténtico régimen territorial también se observa al Oeste, desde los Corbanos hasta llegar a Pedro Corto. Ésos terrenos pronto serán urbanizaciones hasta llegar a Las Matas de Farfán. Prepárense que en diez años la siembra será sólo de Blocks y varillas.

Pero ésos pronósticos no se pueden quedar ahí. Sin nada de alarma ni hipótesis alarmistas, es cuestión de que los funcionarios se pongan "las pilas" para evitar la dependencia alimentaria en gran escala.

El deprimente escenario agrícola versus demográfico también se registra en la provincia Espaillat.También en Barahona, y decenas de municipios sin régimen en los territorios.

En consecuencia, se impone un llamado a las nuevas alcaldías en aras de defender los predios agrícolas, los ecosistemas, y la diversidad ecológica como esencia de la permacultura provincial y regional. Ejes vitales de la ruralidad y el ecoturismo.

De nada vale que el gobierno deposite todo el apoyo técnico y financiero a través del incansable profesional Hecmilio Galván y el FEDA, si las autoridades provinciales no frenan la desnaturalización acelarada de los suelos generadores de alimentos.

En conclusión, conectemos el alcance de la Ley 368-22 con la oportuna prevención de una impredecible crisis alimentaria.