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La transparencia en la gestión pública

El Origen. El concepto de transparencia se configura a partir de la existencia de la luz que irradia nuestro planeta. La claridad, sea natural, aportada por el sol, o artificial como la de una lámpara, permite ver los objetos y distinguir la magnitud de su luz interior.

Para solo colocarnos en dos niveles, dentro de la amplia gama de la Física cuántica, tenemos los objetos opacos, que no permiten el paso de la luz, y los objetos traslúcidos, por cuya materia pasa la luz y se ve a través de ellos.

De lo traslúcido se pasa a lo transparente, es decir, lo que permite la visibilidad, lo cristalino, como un cristal que permite ver por los dos lados.

Transparencia es luz, claridad, alcance visual, visibilidad.

Pasando de la Física a la Psicología, es conocido que los ambientes obscuros originan desconfianza, temor y hasta desesperación; mientras que en donde hay claridad las personas se sienten más tranquilas, confiadas y amigables.

Principio de gestión

Desde que en 1985 el presidente de la ex URSS, Mijaíl Gorbachov, lanzó su iniciativa política de la perestroika y de la glasnot, el término transparencia se  ha popularizado en el campo de la administración, sobre todo de la pública.

Desde entonces el concepto de transparencia ha pasado a ser un principio administrativo, es decir, un valor permanente que siempre debe estar presente a la hora de seleccionar los medios para materializar el fin del Estado, que es el bien común y la garantía de los derechos, ejecutado a través de toda la administración estatal, y especialmente de la administración gubernamental, la más abarcadora en los países latinoamericanos, pero también de la administración municipal o universitaria, de acción más cotidiana.

También desde ese momento paradigmático de mediados de la década del 80, la transparencia se ha asociado, y a veces igualado con la información. Para muchos la transparencia es recibir o tener acceso a la información.

Si bien se puede decir que la información es una condición para la transparencia, y que se trata de una condición necesaria, hay que decir también que no se trata de una condición suficiente, pues otros instrumentos y mecanismos, además de la información, deben conjugarse para que se visualicen y capten las acciones estatales.

Componentes de la transparencia

La transparencia en la gestión pública no debe ser vista sólo como un resultado material expresada en documentos. La transparencia es ante todo un proceso político y administrativo, cuyas etapas y pasos sirven al ejercicio de la ciudadanía, dando esencia y relanzando cotidianamente la democracia.

Previo a toda información debe producirse los registros, las estadísticas, el dato; para esto deben establecerse los criterios de recolección y de procesamiento, así como las prioridades comunicacionales.

Hay que tener muy presente que la información que necesita la transparencia es aquella que facilita el conocimiento, es decir, que permite entender un fenómeno o acción, que lleva  a dominar la relación causa-efecto de un proceso. Por eso, en adición al dato, a la información, deben estar disponibles las fuentes, los argumentos, las razones, la noción de período, el contexto. Necesitamos no cualquiera información, y mucho menos si esta es imprecisa y desorganizada.

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Facilitar el conocimiento debe ser el objetivo de toda información, y no siempre las informaciones están organizadas para propiciar ese conocimiento. Sosteniendo y potenciando todo el proceso de información debe estar la planificación. Los planes institucionales, los programas, los proyectos, con sus políticas, objetivos y metas en torno al servicio público facilitan la democracia intrainstitucional y la participación social, expandiéndose la certidumbre en torno al quehacer gubernamental.

El diálogo y la interacción con los usuarios o clientes de los servicios públicos, es una forma de transparencia que lleva a la explicación y/o comprensión de las decisiones institucionales, y a escuchar y/o comprender las razones de los mandantes soberanos, es decir, de los ciudadanos y las ciudadanas.

Alrededor del principio de la transparencia está la legalidad. La transparencia puede evidenciar el cumplimiento o no de la legalidad de un proceso o de una gestión, pero si el marco legal es insuficiente, confuso o contradictorio, en este caso un marco constitucional, la transparencia quedará obstruida y falseada.

Esto lleva a tener muy presente que las normas jurídicas, desde las constituciones hasta los actos administrativos, deben estar adornadas por la cualidad de la claridad, tanto de redacción como política. Claridad textual más claridad política, en este caso a partir de los principios de la democracia, dan coherencia a todo el sistema jurídico-político, del cual fluye la transparencia como algo normal, permitiendo que se convierta en progresiva.

Por último, la transparencia implica la asimilación de una conciencia democrática del servidor público, enriquecida con su vocación de servicio. Esta conciencia y esta vocación no se pueden medir en una ley o una Constitución, sino a través de los resultados particulares de cada institución y en el avance del sistema democrático; sin embargo, las buenas leyes, los buenos reglamentos y las buenas constituciones están en la obligación de propiciarlas y sostenerlas con una visión de futuro.

Tomando en cuenta lo anterior, podemos aproximarnos a la siguiente definición del concepto de transparencia administrativa: Nivel de organización y apertura de las instituciones que tienen funciones públicas o manejan recursos estatales, para que todos los interesados utilicen las disposiciones y medios establecidos para conocer, interpelar, cuestionar y modificar las acciones del Estado.

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