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Los "cantos de sirena" con el tema de la reelección

El presidencialismo que tenemos como sistema de gobierno en la República Dominicana y casi todos los países se América Latina, no es mas que una copia de lo que crearon los Padres Fundadores de la democracia de los Estados Unidos de América, a partir de su independencia de Inglaterra en el año 1776.

El primer Presidente de la historia fue George Washington, quien fue el líder del grupo de intelectuales, terratenientes y ricos comerciantes, que se reunieron en la Convención de Filadelfia de 1787, y firmaron un pacto constitucional que hiciera imposible que una sola persona pudiera concentrar el poder que detentaba el Rey de Inglaterra, figura contra la cual se había rebelado los revolucionarios.
Por las características propias del sistema político de los Estados Unidos, este es el único país del mundo donde el sistema presidencial ha sobrevivido sin interrupción durante mas de dos siglos, ya que fueron capaces de crear un sistema de pesos y contrapesos entre el poder legislativo bicameral y el poder ejecutivo, que evita la acumulación excesiva de poder de quien ejerce la presidencia de la Union americana.
El que llaman ahora "modelo norteamericano" con posibilidad de reelección por parte de un presidente, no está incluido en la Constitución original de los Estados Unidos, que dejaba abierta la posibilidad de reelección indefinida, y no es hasta 1951, cuando después de la muerte de Franklin Delano Roosevelt, reelecto cuatro veces en forma consecutiva, en que a través de la Enmienda XXII, se establece el límite a dos elecciones.
En America Latina por el contrario, el sistema presidencial lo que produjo desde las guerras anti-coloniales hasta nuestros días, fue el desarrollo de un sistema político dominado por el caudillismo, donde los presidentes asumieron poderes cuasi monárquicos, sustituyendo en la practica tanto al poder legislativo como al sistema de justicia.
Nuestros presidentes se adhirieron al poder de modo tal, que convocaron a reformas constitucionales para su propio beneficio, de modo que los mandatos se sucedieran unos tras otros, y en muchos casos esto derivó en dictaduras de hecho, disfrazadas con elecciones fraudulentas, de modo que se produjo una distorsión del sistema, lo que provocó la aparición de "salvadores de la patria", "sin tí se hunde este país", "padres de la patria nueva" y otros apelativos propios del ejercicio del poder personal.
Así que usar el término ¨modelo norteamericano¨ para extender o limitar el ejercicio de un presidente en uno de nuestros países, es a nuestro juicio un contrasentido, ya que las características propias y únicas del sistema político de ese país, no existen en ninguna parte del resto del continente americano.
En Chile, que sin dudas es el sistema democrático mas avanzado America Latina, a la vuelta de la democracia en 1990, se instauró el mismo sistema presidencial que planteó la constitución dominicana de 1963, el primer experimento ideológico de democracia liberal que nos dimos en nuestro país desde la fundación de la República.
La constitución chilena prohibe, al igual que el artículo 123 de la constitución del gobierno de Profesor Juan Bosch, la reelección presidencial en periodos consecutivos, y deja abierta la posibilidad de presentar nuevamente a un ex presidente como candidato, dejando un mandato de por medio.
Los resultados del sistema electoral presidencial chileno están a la vista de todos, a partir de 1990 inició un camino al desarrollo y progreso económico, que lo ha colocado como el primer país de América Latina en pertenecer al exclusivo club de los países del llamado primer mundo.
Hoy en día, quien gobierna en Chile, es Michelle Bachelet, la misma presidenta que entregó el poder en el año 2010 al líder de la centro derecha Sebastián Piñera, ella se retiró a un cargo en las Naciones Unidas cuando salió de la presidencia y volvió a presentarse y ganar las elecciones para el periodo 2014-2018.
Haciendo una abstracción a la República Dominicana, creemos que la reelecciones consecutivas fueron el resultado del atraso económico y social que marcó una época del desarrollo en nuestro país, donde la ausencia de instituciones que dieran sustento al sistema democrático, y el debate centrado en la lucha ideológica, impedían llegar a acuerdos y consensos dentro de nuestro fragmentado sistema político partidario.
Hoy en día, creemos que será cada vez mas difícil conseguir los votos necesarios en el Congreso Nacional para modificar la constitución en cuanto al tema de la reelección consecutiva para provecho del presidente en ejercicio, ya que hacerlo, provocaría tensiones inmanejables dentro de nuestro cada vez mas frágil sistema de partidos políticos tradicionales que se encuentra en un franco proceso de renovación y re-adecuación.
Lo que escuchamos y leemos diariamente sobre reelección, no reelección, sistema norteamericano y todos los temas de una reforma constitucional imposible en estos momentos, no son mas que los típicos "cantos de sirena", que como en las leyendas marinas antiguas atraían con engaños y palabras hermosas a los capitanes de las naves y los conducían hacia su destrucción.

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