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Todavía necesitamos contarnos...

...como 16 años atrás... Un sábado desarrollo mi día a día de sábado como siempre, levantarme, hacer un levantar feliz a los chicos y chica, asearlos, vestirlos, desayunarlos y salir a llevarlos a la casa de mi Madre, como salía siempre, coche empujado por una mano con dos feliz bebes dentro, la niña feliz también agarrada de la otra mano. Sobre mis hombros, el pesado bulto con las ropitas del día y los biberones con jugos y agua medida para la fórmula; la cartera de la pequeña empresaria y arriba del coche los libros y libreta que usaría en mi clase de inglés del Domínico Americano. Me lanzaba a la calle a hacer la vida de una mujer que se quiere superar, que quiere echar para adelante, apegada al trabajo, a los estudios y a la cultura...

Hice mi jornada de trabajo en el pequeño centro de copiado que tenía en la UASD y a las tres de la tarde me fuí a la clase de inglés, a la salida tomo un carrito Lincoln arriba, y como amante de la cultura y su quehacer entro al Bazar Mexicano que realizaba el centro comercial de la esquina donde me quedé. Aún no acabo de llegar, cuando hay una señora, una blancota, recuerdo su peinado, era como cuando le asoplan el pelo y lo llenan de laca fijadora, toda muy elegantona, la belleza blanca y de que tiene mucho dinero y la "supremacía del linaje" que la protege y la hace avasallar; la dama al verme a unos muy pocos metros de ella, dice que le acaban de robar su portamonedas, y me mira, yo le digo bueno señora, si usted cree que tengo su cartera, vamos a revisarme, pero nos revisaremos todos/as, le digo al que era como encargado del lugar, un español, que haga la revisión, a lo que el señor supongo que corriendo a las posibles demandas de las ricas/os que estaban en el lugar no aceptó.
De ahí salgo a la librería, que para nada es la que es hoy, no había los cómodos muebles que existen ahora, siempre es un lugar que he querido mucho y en función de ello, tomo libros, hojeo, y ojeo duré muchísimo revisando libros, decido irme, no compré nada, se compra si se quiere, verdad?
En la salida, no estoy enterada de que me tienen un montaje y que ya incluso algunos clientes saben que me esperan para cazarme. Al salir el aparato que tienen para detectar robos, el guardia que está justo al lado, lo hace sonar, y me dice que tiene que revisar mi cartera, le digo me voy a dejar revisar pero, usted la hizo sonar. Van a la revisión, mucha gente me rodeaba, por supuesto que no encontraron el portamonedas que buscaban, en cambio encontraron el mío, con sus respectivas tarjetas de créditos y cash, con mis tarjetas de presentación, la chequera... y dando vueltas en el fondo de mi cartera dos bollos de dinero, no recuerdo el monto exacto, pero el movimiento diario, rondaba entre RD$3,000.00 y RD$4,000, es decir eran como RD$7,000.00 y algo. Por más que quisieran decir que lo robé era muy difícil que otra gente andara con las denominaciones de los bollos, pues eran muchas papeletas de RD$ 5, 10, 20, 50 y algunos 100 pesos, quizás habían algunas de RD$1,000., era el dinerito fruto de trabajo de dos días sacando fotocopias a 0.35 centavos, de 7:00 a.m. a 10:00 p.m.
Me piden disculpas. De la gente que me rodeaba alguien gritaba con desesperación, ponle una demanda, ponle una deMANDA..., salí del lugar llorando con la vergüenza más grande que hubiera pasado en mi vida. Tomé mi carrito 27 abajo, hacia Manoguayabo, lugar de donde soy y vivía, en vez de buscar mis hijos/a como siempre, me fui a mi casa a llorarme, más tarde después de la catarsis, recogí mis hijos/a. No hubo comentarios, por mucho tiempo no lo hubo, desde hace meses atrás lo he contado a mis amigas negras que nos juntamos y tienen historias parecidas, en tiendas, en bancos, que al entrar le han exigido que se quite un pañuelo que tiene puesto..., o le andan atrás como si fueran criminales.
No sabía esa noche que cambie, luego ya no quise salir a la calle sólo con la sencillez de un jean y una franela (t-shirt) y mis zapatos bajitos... y por un tiempo, por mucho tiempo volví al desrizado, salía a mi trabajo de fotocopiadora y diseñadora gráfica sobre vestida, tanto que algunos/as pensaban que tenía una doble jornada en otro lugar de mayor formalidad y quizás importancia.
Les cuento porque es necesario que en esta sociedad nos contemos, hay que elevar la criticidad... hay que corregir entuertos del pasado de la esclavitud delnegro/a y en eso ando y en eso andamos un grupo de amigas... esta tarde, viernes 14 de septiembre, 6:00 p.m., nos juntaremos en Cepae, calle Elvira de Mendoza 253, cerca de la Esq. José Contreras, ciudad universitaria, y como no tenemos prejuicios allí tendremos una conferencia que será dictada por la Dr. Delia Blanco, que además es blanca, francesa-vasca-española-dominicana., que nos hablará de la Negritud, movimiento lanzado por un hombre negro –tampoco tengo discriminación contra los varones- martiniqueño, Aimé Cesaire, exquisito poeta y hombre que creó caminos sobre la dignidad y emancipación del negro, de las negras.
Y regreso a mi diálogo anterior, como amo tanto a los libros y la cultura lo que me conocen sabrán que sigo yendo y disfrutando ese lugar, aunque me siguen pasando cosas, porque es la dominicanidad que tiene problema de aceptación, pues no se acepta negra, no cree ser negra, pues otra tarde sabatina, otros de los contertulianos me abochornó, un negro por cierto. No, es indio claro como lo ponen en la cédula, con cabellos bueno. Yo pedía un poco de silencio para seguir navegando sobre las notas musicales, y pisshhshsh con mi dedo en la boca, y Víctor Hugo, riposta "no mandes a callar: una negra tenía que ser", confieso que tuve que textualmente agarrarme de la silla para no perder la compostura y hacer lo que quizás lamentaría luego.
Esta semana me acusan como si fuera una acusación de no ser racista pero que me gustan mucho los blancos, arios por cierto. Amo con delirio a un solo blanco. No se ama a una persona por el color de su piel sino por los matices del alma, por su pensamiento y praxis, yo amo el alma de las personas y por eso puedo tener como pareja o amigo/, tanto un negro/a como a un blanco.
A los que he amado, blancos (arios) y negros saben de lo sublime que es amar sobre la base del propio amor y nada más.

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