Yo conocí a Delio Gómez Ochoa... en Cuba
- Escrito por Domingo Abréu
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- Publicado en Política
Fue para la celebración de los 40 años de la Sociedad Espeleológica de Cuba, creo que en el 1997. Aunque había sido invitado por el Comandante Antonio Núñez Jiménez, presidente de la SEC, para economizar me había hospedado en la casa del Viceministro de Cultura Manuel Rivero de la Calle, que vivía en El Vedado, y con quien había cultivado una gran amistad iniciada años antes en Cuba y continuada en Dominicana, visitando cuevas juntos.
En esa ocasión, una conversación política y sobre la historia reciente de ambos pueblos nos llevó a la mención del desembarco de Constanza, Maimón y Estero Hondo. Recordando nombres les hablé (porque éramos cuatro personas en la conversación) de un pariente mío muerto en esa acción: Alejandro Fidel Torres (Langué). Recordando nombres llegamos a Delio Gómez Ochoa y a la opinión que sobre su persona se tenía en Cuba.
Me sorprendí gratamente cuando me informaron que todavía vivía, que era amigo del grupo con quien me encontraba, y que podía conocerlo personalmente, cosa que agendamos para el día siguiente en la tarde.
Delio vivía en una zona alejada del centro, creo que cerca del río Almendares. La emoción que me embargaba por conocerlo no me permitía orientarme hacia dónde me llevaban los compañeros de Rivero, no me importaba, pues me dirigía a conocer personalmente a uno de los héroes de nuestra historia reciente. Rivero no pudo acompañarnos.
La casa de Delio Gómez Ochoa era muy simple, sin nada que pudiera indicar que en ella habitaba un héroe. Tampoco había fotos de situaciones heroicas, ni banderas, ni nada que pudiera asociarse a una epopeya o al héroe que yo tenía ante mí.
Hablamos un buen rato, la tarde olía a río y a pesadumbre. El comandante Gómez Ochoa, en shorts y sin camisa, era la imagen del desencanto, casi de la derrota. Es necesario recordar en este punto que Delio Gómez Ochoa fue un trofeo de Trujillo, una de las presas tomadas vivas por sus soldados en el fracaso de la invasión del 59. Su captura, así como la de Pablito Mirabal, fue exhibida internacionalmente por Trujillo como una muestra de su magnanimidad ante la intención "comunista" de asesinarle.
Frente a Fidel Castro, condenado por la OEA a causa de los paredones, Trujillo aparecía internacionalmente como ejemplo de bonhomía, Angel del Perdón, abanderado de la comprensión ante los "errores" de los demás. Y tal como aparecía Gómez Ochoa, quebrado ideológicamente, doblegado ante Trujillo, fue entregado al gobierno cubano junto a Pablito Mirabal.
Para los amigos de Delio Gómez Ochoa, en Cuba, su caída en desgracia ante Fidel se debía a que Castro hubiera preferido que el comandante Gómez Ochoa hubiera muerto en combate antes de pasar la vergüenza de un perdón trujillista. Conocida era en esa época y mucho después la idea de que: "De la loma se baja triunfante, o con los pies pa'lante". Y Delio Gómez Ochoa no había cumplido con esa máxima guerrillera. Todo lo contrario. Había sido usado políticamente por Trujillo a su antojo, y ni siquiera había tenido el arrojo de rebelarse, abofetearle, o lanzar en algún momento un "¡Viva la Revolución!" que le hubiera reducido el escarnio posterior a su liberación y traslado a Cuba.
Quizás Delio no lo recuerde, pero antes de terminar nuestra conversación en su casa, en Cuba, le dije que en la República Dominicana él era recordado como un héroe, a lo que Delio negó con la cabeza. Yo le insistí, porque su nombre, junto con el de Enrique Jiménez Moya, Juan de Dios Ventura Simó, José Horacio Rodríguez, José Antonio Campos, Johnny Puig Subirá, Rafael Moore Garrido y el propio Pablito Mirabal, se mantuvo permanentemente en la memoria del pueblo dominicano, recordándole como héroe internacionalista, cubano-dominicano.
No sé si finalmente Gómez Ochoa creyó mis sinceras palabras, pero era cierto, era un héroe, porque en la imaginería de todos los que recordábamos esos hechos esos nombres eran todos héroes para la historia.
Leonel Fernández consiguió traerlo a Dominicana y facilitarle nuestra nacionalidad, aparte de quedarse a vivir mejor que como vivía en Cuba. Parece que como agradecimiento, Delio Gómez Ochoa decidió en estos días demostrarle a Leonel Fernández cuánto le reconocía ese gesto suyo dando unas declaraciones condenando las movilizaciones de jóvenes en contra del ya famoso "Paquetazo Fiscal". Y en esas declaraciones, Delio Gómez Ochoa calificó de "delincuentes de la política que deberían estar tras las rejas y no vivir con tanta infamia y tanta basura" a miles de jóvenes que lo tenían como héroe, que habían oído hablar de él como héroe, no como doblegado ante Trujillo, no como rendido, no como quebrado ideológicamente, no como despreciado en su propio país, añadiendo además "porque ellos son los más podridos".
A Fidelio Despradel le sugerí una vez que en algún momento me invitara a algún encuentro con Delio Gómez Ochoa para yo recordarle esa vez que en Cuba le dije –con toda razón – que aquí él era recordado como un héroe. Ya no me interesa. Para los dominicanos ya dejó de serlo.
En Cuba, cuando pregunté por Pablito Mirabal, me dijeron que lo había matado un rayo. Ahora me doy cuenta que hasta los rayos pueden equivocarse.