En el lapso del régimen de la esclavitud surgieron voces que identificabana los sometidos al trabajo subordinado con un sentido económico o de alteridad, tales como negro bozal, cautivo, negro criollo o ladino, esclavo de rescate, pieza de Indias, cimarrón, mulato, negro, zambo y pardo. Este último término hacía alusión a individuos mezclados a cualquier nivel de ascendencia euroafricana y sugería un proceso de criollización. En el caso de la parte este de la isla de Santo Domingo, el término pardo y las demás denominaciones citadas, durante tres siglos y hasta la abolición de la esclavitud en 1822, aparecían invariablemente luego del nombre de la persona, como si fueran un apellido más.