A propósito del Sermón: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”
- Escrito por Augusto Valdivia
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- Publicado en Nacional
Como se espera cada Viernes Santo, la Iglesia Católica eleva su voz sobre una serie de males sociales a través del Sermón de las 7 Palabras, pero por primera vez le toca recibirlo al presidente Luis Abinader, como primer mandatario de la nación.
El primer pregonero fue el sacerdote Pelagio Antonio Taveras que al proclamar la primera palabra “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” hizo una radiografía de los principales males que afectan nuestra sociedad: el endeudamiento público versus altos sueldos de los funcionarios y altos impuestos a la ciudadanía; Entrega de las riquezas naturales a intereses foráneos con contratos amañados, versus falta de oportunidades para que los dominicanos disfrutemos de dichas riquezas.
Igualmente el sacerdote Pelagio reclamó la exoneración del pago de energía y combustible a las grandes empresas, versus los altos precios de esos servicios a la ciudadanía quien no los tiene exhonerados; reclamó los contenidos de mala calidad e inmorales que se pasan por los medios de comunicación sin que el Estado le ponga control; y así se fue refiriendo a las deficiencias en los centros de salud, a los que les falta medicamentos, el papeleo y burocracia en cualquier gestión del Estado y el desorden que existe en el transporte público. En iguales términos se refirió a las deficiencias en la educación del país.
El sacerdote Tomás García al leer la segunda palabra “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraiso” se refirió a lo contraproducente que es vender en el exterior a República Domicana como un paraiso a visitar, cuando nos posicionamos en el exterior con la corrupción como “marca país”, sumado esto a las desigualdades sociales, incrementadas producto del Covid-19.
El sacerdote Lucas Burato al leer la tercera palabra “He aquí a tu hijo, he ahí a tu madre”, puso de relieve com el hombre moderno prefiere aceptar el aborto y promover la eutanasia, antes que permitir la vida a niños con malformaciones, por entender que también tienen derecho a vivir; así cómo dar prioridad a las riquezas materiales y el individualismo, divorciándose antes de dar prioridad a su familia y criar sus hijos.
La cuarta palabra, leida por el padre Joel Villafaña “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”, llamó a atender los problemas sociales de los dominicanos y no abandonarlos a su suerte.
El padre Joel Villafaña le tiró la toalla a la Policía Nacional, a quienes en vez de juzgar por los hechos recientes que le quitó la vida a dos jóvenes predicadores, dijo que deberían ser tratados como héroes que arriesgan sus vidas en su labor, a pesar de estar mal pagados.
La proclamación de la quinta palabra fue puesta en manos del pregonero Apolinar Castillo, quien montado a caballo frente al púlpito se refirió a “tengo sed” para exigir sed de justicia en los medios de comunición y comunicadores que descalifican instituciones y personalidades, empobreciendo la sociedad, sometiéndola a la prepotencia de los que más pueden.
“En ese juego mezquino de las descalificaciones hemos podido comprobar en nuestros medios que el debate es manipulado hacia el estado permanente de cuestionamiento y confrontación no se recoge la verdad y sus valores. Es una manera de empobrecer a la sociedad y someterla a la prepotencia del más fuerte”.
La sexta palabra del Sermón, realizada por el padre Victoriano de la Cruz, dijo que hay que ser perseverantes como lo fue Jesucristo y dijo que la gente ya no quiere luchar por una mejor sociedad porque creen que todo está perdido.
En la séptima palabra “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” el padre Arsenio Ferreira, acusó a algunos medios de comunicación de hacer «un ejercicio inmoral, antiético y sumamente dañino para la sociedad» con un mismo sector o grupo de “comunicadores o periodistas” dedicados al chantaje y la extorsión mediática.
Muchas de esas dolencias sociales, son estructurales y no se resolverán con simples maquillajes o bajaderos políticos, lo cual pone en evidencia los principales retos que tiene el nuevo gobierno para salir airoso en los restantes años de gestión, porque definitivamente, esos males son heredados de otros gobiernos, que de no resolverse, estaría quedando en el vació la proclama de cambio.
Pero para saber quién paga los platos rotos, faltará ponerle nombre y apellido a los dos crucificados que acompañaron a Jesucristo, y a cuál de los dos les tocará robarle el reino de los cielos con su compasión y confesión de parte, de lo contrario el Sermón de las 7 Palabras se verá como coger piedra para el más chiquito y en el argot popular a eso le llaman abuso de poder.
A la Iglesia Católica le corresponde señalar los males que tiene la sociedad para que los gobiernos de turno las atiendan, pero cuando actúa dando palos a diestra y sinestra, como si fuese una piñata, parecería que en vez de un juego a ciegas, se trata de buscar con quien exculpar sus males en el primero que encuentre y en ese justo momento solo vale la pena decir “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”.
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