Campesinos cambian caballos y burros por motocicletas ^Destacado

El auge de esta práctica ha sido tan vertiginosa, que en la población ya no cabe "un mandao", pues las paradas desorganizadas de motocicletas están al por mayor y detalle.

Muchas podrían ser las razones para explicar que personas que otrora eran grandes productores de diversos rubros agrícolas hayan tomado la radical decisión, para vivir en la población, aunque sea pagando alquiler.

Los fenómenos naturales, el poco apoyo de las autoridades y el deseo de vivir más cómodos.

Cuando son consultados al respeto, una gran mayoría de esos hombres, expresan que tan pronto Yamasá fue sacudida por el huracán Georges comenzaron a confrontar problemas con sus predios.

Aseguran que en el año 1998 la mayoría de las propiedades agrícolas fueron devastadas por el fenómeno natural, con la agravante de que el gobierno poco hizo para asegurar que tuvieran oportunidad de recuperarse.

"Yo recuerdo que las plantaciones de cacao con que contaba en la Jagua resultaron totalmente arrasadas y no tenía los recursos para reiniciar, tampoco el gobierno de entonces nos dio el apoyo necesario, no me quedó otra alternativa que financiar un motor y dedicarme a este oficio, que aunque no es una gran cosa, llevo años ganándome el sustento familiar", cuenta José Peguero.

"Ciertamente que el campo nos proporciona en algunos casos buena vida, pero hay otros aspectos que nos impulsaron para venir a residir a la zona urbana como lo constituye el mal estado de los caminos vecinales y el deseo de que nuestros hijos se hagan profesionales y vivan en condiciones más dignas", coinciden en señalar otros.

Aseguran que el abandono al sector agropecuario es tan grande, que la dirección de agricultura en Yamasá no funciona como ocurría en años anteriores, que los campesinos recibían semillas y orientación técnica.