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Lilís, Abinader, ferrocarril, monorriel y semiótica de poder

Línea 1 Monorriel de Santiago. Imagen: Fitram. Línea 1 Monorriel de Santiago. Imagen: Fitram.

El profesor francés Bernard Lamizet recuerda que el primer principio mayor de la semiótica del hecho político es que todo hecho político es interpretable, pensable en términos de significación. La semiótica de lo político, precisa este autor, comporta, por una parte, discursos, formas y representaciones y, de otro lado, actores, estrategias y acciones constitutivas de la historia e interpretables en función de las prácticas y los discursos de los actores que las instrumentan. Y la identidad del actor político, acota Lamizet, se fundamenta en la significación que reviste su presencia en el espacio público, no en la efectividad real de una práctica o acción, sino en la representación simbólica que esta suscita en la ciudadanía.

En 1891, el presidente Ulises Heureaux, a propósito de la construcción del Ferrocarril Central Dominicano, que unió a partir de 1897 a Santiago y Puerto Plata, realizó una excursión en la que recorrió todo el trayecto construido hasta entonces en uno de los vagones de pasajeros entonces recién llegados, calificados como elegantes, espaciosos, con comodidades que no dejaban nada que desear y comparables con los mejores de Nueva York y muchos de los de Europa.

Más de 130 años después, el presidente Luis Abinader condujo el primer viaje con pasajeros del monorriel de Santiago en un tren y cuatro vagones entre dos estaciones.

¿Ha variado la semiótica del poder en República Dominicana entre dos siglos?

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Lilís, Abinader, ferrocarril, monorriel y semiótica de poder

Línea 1 Monorriel de Santiago. Imagen: Fitram. Línea 1 Monorriel de Santiago. Imagen: Fitram.

El profesor francés Bernard Lamizet recuerda que el primer principio mayor de la semiótica del hecho político es que todo hecho político es interpretable, pensable en términos de significación. La semiótica de lo político, precisa este autor, comporta, por una parte, discursos, formas y representaciones y, de otro lado, actores, estrategias y acciones constitutivas de la historia e interpretables en función de las prácticas y los discursos de los actores que las instrumentan. Y la identidad del actor político, acota Lamizet, se fundamenta en la significación que reviste su presencia en el espacio público, no en la efectividad real de una práctica o acción, sino en la representación simbólica que esta suscita en la ciudadanía.

En 1891, el presidente Ulises Heureaux, a propósito de la construcción del Ferrocarril Central Dominicano, que unió a partir de 1897 a Santiago y Puerto Plata, realizó una excursión en la que recorrió todo el trayecto construido hasta entonces en uno de los vagones de pasajeros entonces recién llegados, calificados como elegantes, espaciosos, con comodidades que no dejaban nada que desear y comparables con los mejores de Nueva York y muchos de los de Europa.

Más de 130 años después, el presidente Luis Abinader condujo el primer viaje con pasajeros del monorriel de Santiago en un tren y cuatro vagones entre dos estaciones.

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