José María Dezare Fernández, de 49 años, dejó una nota manuscrita, donde decía que lo perdonaran y que sus bienes se lo dieran a Esthela, la doméstica del hogar.

La víctima residía en la calle Mella número 113 del barrio Caterey, según un parte policial.

Alexandra Espino, empleada del de la cafetería Chiquitingo, propiedad del español y donde ocurrió la tragedia, narró a los investigadores policiales que su patrón se quitó la vida agobiado por las deudas que había contraído para mantener el negocio.

La nota a manuscrito rezaba textualmente: "Perdónenme todos mis bienes se los dejo a Esthela".

El cadáver del extranjero fue examinado por el doctor Frank Tavares, quien certificó que murió de asfixia por ahorcamiento, pero recomendó una autopsia al cadáver.

El cuerpo sin vida fue depositado en la morgue del hospital Señorita Elupina Cordero y luego llevado al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), establecido en el hospital Antonio Musa de San Pedro de Macorís.

No se determinó en el lugar a quien adeudaba el español.