Este enfoque ecosistémico, explicó Reyes, está enfocado en soluciones basadas en la naturaleza para potencializar los servicios que esta brinda, lo que genera ahorro de tiempo y de dinero en megaproyectos que muchas veces funcionan “solo como parche a un problema de origen”.

El objetivo, explicó, es cambiar progresivamente la cultura de manejo de las costas y océanos para que estos ocupen un lugar como el bien más preciado del patrimonio humano y de los dominicanos en particular.

Reyes recordó que como país isleño y que además comparte una isla con la vecina República de Haití, “somos de los países que resultarán más afectados a nivel mundial por los eventos hidrometereológicos extremos, aun cuando somos una nación que tiene tan solo un compromiso que representa el 0.06% de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

Citó como ejemplo el tamaño reducido del país, lo que genera presión sobre los recursos y limitaciones en cuanto a diversificación económica; la situación remota y el aislamiento, que dificultan el comercio, pero en contraposición hacen posible una biodiversidad única y una gran riqueza cultural, y, por último, el entorno marítimo, que aunque es en sí un importante activo turístico, también genera vulnerabilidad ante el cambio climático.