Doctor Oscar Polanco culmina postgrado internacional en Terapia Hormonal

Los Pellets Sexuales se implantan en personas con déficits o desequilibrios de testosteronas y/o estrógenos. Son una alternativa más personalizada y cómoda, en la terapia hormonal bioidéntica, para tratar la falta de apetito sexual y otras afecciones. Los niveles de testosterona y estrógenos empiezan a disminuir a partir de los 35 años.

Se conoce como el chip o pellet sexual, de la juventud o de la felicidad. Lo primero porque es un tratamiento que se basa en la implantación de unos diminutos gránulos bajo la piel que liberan hormonas y segundo, porque quienes lo llevan, mejoran el apetito sexual, la vitalidad, el sueño, más energía, (y varias afecciones más) y, en cierto modo, rejuvenecen.  

“Tanto en hombres como en mujeres, después de los 30 o 35 años, el órgano, bien sea el ovario o el testículo, empieza a bajar la producción”, explicó César Montiel, doctor especializado en ginecología y obstetricia y medicina. Esta terapia busca equilibrar y reponer las hormonas (testosterona y estrógenos) que el paciente ya no produce con el fin de mejorar los síntomas que esta carencia suele manifestar: disminución o falta de apetito sexual, de vitalidad, de energía, de memoria y concentración, músculo esquelético y un aumento de la masa grasa.  

La doctora Haydee Camacho, experta en terapia hormonal bioidéntica, comentó que, además de una disminución de la líbido, el déficit de hormonas puede manifestarse en dormir poco o con interrupciones, levantarse cansado hasta el punto de necesitar varios cafés u otras bebidas estimulantes al día, sentirse embotados, irritabilidad, desánimo por la tarde, caída de pelo, uñas quebradizas o sequedad de la piel y la vagina. 

En el ámbito médico, el pellet o chip sexual, supone una alternativa a las pastillas, geles y parches de lo que se conoce como terapia de reemplazo hormonal bioidéntica. En el último término se encuentra la diferencia: como indica la palabra, se trata de hormonas naturales, provenientes de plantas, que son biológicas y químicamente idénticas a las que producimos nosotros. “La terapia de reemplazo hormonal de manera sintética se demonizó mucho en su momento. Las bioidénticas son más seguras porque son naturales”, según Camacho.