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¡Señores de la Armada, en Manzanillo no!

La Republica Dominicana está en la obligación de tener como tarea prioritaria la readecuación de sus infraestructuras portuarias, máxime si tomamos en cuenta la importancia de la ubicación de nuestros puertos y del país como tal, situado en una zona envidiable de la geopolítica del continente americano. Nadie discutiría sobre la necesidad de aprovechamiento de nuestros mares, pero eso no puede ser óbice para que en nombre del desarrollo y las facilidades, entreguemos esos recursos para ponerlos al servicio de la dominación imperial.

La Armada o Marina Norteamericana ha mostrado interés en trabajar en la rehabilitación del Puerto de Manzanillo en la norteña provincia de Montecristi, pero ocurre que tratándose de militares extranjeros su actuación el país debe limitarse al espacio que ocupa la embajada de su país en nuestro territorio, cualquier actuación al margen eso estaría supeditada a la autorización del Senado de la Republica, conforme a la Constitución y las leyes nacionales. Creemos que tales pasos no han sido dados y el Presidente sabes que no está facultado para darles riendas sueltas a tropas extranjeras en trabajos estratégicos o de lata seguridad nacional.

La Republica Dominicana de desde sus inicios ha sido víctima de las ocupaciones e intentos de dominación total por parte de los Estados Unidos de Norteamérica, permanentemente han tratado de apoderarse de todo o parte del territorio nacional, los ejemplos lo observamos con la Bahía de Samaná y el Puerto de Manzanillo, de una u otra forma verificamos el afán imperial por arrebatar estos puntos estratégicos, desde los cuales la potencia del norte estaría controlando la zona del Caribe e influenciando geográfica y políticamente Suramérica. La realidad de las obras dadas en forma de concesiones de una u otra forma tienden a ser escenarios en los cuales se encubren todo de tipo de maniobras desde fraudes contra el Estado, tráficos de drogas, personas, armas y hasta como centros de espionaje internacional.

Frente a las tentativas de usar el Puerto de Manzanillo bajo simulación comercial, pero que sabemos las intenciones serían otras, los sectores patrióticos del país, están ante un gran reto de rechazar por todas las vías cualquier componenda que tienda a perjudicar el interés nacional o la sagrada condición del frágil Estado Soberano, que tanta sangre y sacrificios a costado a diversas generaciones de dominicanos. Se trata de un deber la actuación de rechazo al uso de nuestro suelo en perjuicio no solo de la soberanía nacional; sino también de la de otros pueblos hermanos.

Al parecer las derrotas sufridas por los Estados Unidos de Norteamérica en sus agresiones y aventuras en Afganistán, Siria y otras naciones invadidas, piensan compensarla con un reposicionamiento en esta zona caribeña.

No es raro que el afán norteamericano de reposicionarse incluya su involucramiento en el conflicto entre China y Taiwán, también en las confrontaciones entre la Federación Rusa y Ucrania, es decir, que están tratando de reubicarse o de impedir el negocio del gas ruso a Alemania, entre otras acciones de su reposicionamiento mundial o de su condición de “Paloma en zinc caliente”.

La nación dominicana o sus mejor ciudadanos tenemos que rechazar cualquier intento permitir una supuesta licitación y luego concesión del Puerto de Manzanillo, que involcre la soberanía nacional, esto debido a que de permitirse que esa área estratégica de nuestro territorio sea utilizada por intereses extraños al interés nacional, se estaría dando cabida que esa parte del territorio sirva, no solo para mutilar la muy enferma soberanía nacional; sino también que ella serviría al ejercicio de la hegemonía imperial sobre todo El Caribe y Suramérica y más aún, esta sería una área para agredir a naciones hermanas como Cuba, Venezuela y Nicaragua, además de seguir ejecutando la ocupación que ejercen sobre el territorio y empobrecido pueblo haitiano.

Cualquier intento por ceder al interés imperial o foráneo el Puerto de Manzanillo, no solo constituiría una violación a la Constitución Dominicana, la cual es clara en materia de no Injerencia en asuntos internos y externos, así como las normas de convivencia entre las naciones, sino que también, estaríamos frente a una situación que puede conllevar consecuencias, políticas y penales.

Considero que todos los sectores patriotas y revolucionarios están en la obligación de ejecutar las acciones de resistencia que consideren pertinentes a fin de evitar que nuestro territorio sea utilizado, ya sea por la Armada Norteamericana o por cualquier empresa disfrazada de inversionista para socavar lo poco que nos queda como Estado Soberano.

Por todo lo anterior y mucho más, hay que levantar la consigna de ¡Señores de la Armada, en Manzanillo no!

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