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¡Cuidado con la relación entre República Dominicana y Haití!

¿Cuáles serían las consecuencias futuras de dejar en el pueblo dominicano la sensación de que sus derechos soberanos son determinados por lo que diga Haití o algunos sectores de la comunidad internacional y nacional?

Por: Juan Manuel Rosario

¿Qué podría pasar en el porvenir de la relación dominico-haitiana, si dentro de la población de Haití se crea la impresión de que cuando ese país quiere conseguir algo con respecto a la República Dominicana, solo tiene que ejercer algún grado de presión?

La presión sobre la República Dominicana es efectuada sobre la lógica estratégica de hacer recular al Estado dominicano en la defensa de sus derechos soberanos en materia de migración y nacionalidad; sectores de la comunidad internacional y de Haití saben con seguridad que las autoridades dominicanas han continuado el patrón de gobiernos anteriores de manejarse con temor en los escenarios internacionales, y le sacan provecho a eso.

El gobierno dominicano desde el momento en que se conoció la sentencia 168-13, consciente o inconscientemente, ha estimulado la visión de que el Estado dominicano carece de firmeza para defender los intereses  que les corresponden como sujeto soberano del Derecho Internacional; el presidente de la República, incluso, con su actuación, quizás sin proponérselo, ha enviado el mensaje, a sectores nacionales e internacionales, de que él no está de acuerdo con la sentencia 168-13, que tomará medidas para mitigar, o mermar, los efectos jurídicos de esa decisión del Tribunal Constitucional. ¡Grave error! Traspié lamentable, porque en el manejo de las relaciones internacionales no se puede dar la impresión de inseguridad, ni de querer estar bien con todo el mundo al precio que sea, con el ánimo de buscar aceptación pública.

Sobre todo, se ha proyecto la imagen, tal vez no real, de que el presidente de la República Dominicana y su entorno tienen un pronunciado desconocimiento de los problemas migratorios dominicanos, del alcance y magnitud de las pretensiones de los intereses contrarios al país con relación al manejo de la inmigración haitiana hacia territorio dominicano, circunstancias que lo han llevado a posturas erráticas acompañadas de altos grados de improvisación; situación que podría costarle muy caro al Estado dominicano.

Hay que ponerle muchísima atención al comportamiento de algunas personas ligadas al gobierno dominicano, quienes podrían afectar con sus decisiones, con sus preferencias sobre política exterior y migratoria, la soberanía dominicana; su presencia en el Estado es pasajera, ocasional, sólo son personas con la función de administrar parte de las cosas públicas, sin sobrepasarse; al terminar sus funciones en el gobierno se marchan para sus casas como si nada hubiera posado; dejando tras su paso por el gobierno, si obrasen contrario al interés general, situaciones que dañarían la integridad soberana del Estado dominicano, herencia que podría ser perturbadora para las futuras generaciones de dominicanos. "Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista, en las próximas generaciones."James Freeman Clarke ¡Los hombres pasan pero el Estado continúa!

El gobierno dominicano debe actuar con la debida responsabilidad en la defensa de los derechos del Estado dominicano a implementar su política migratoria "es criminal quien ve ir al país a un conflicto que la provocación fomenta y la desesperación favorece, y no prepara, o ayuda a preparar, el país para el conflicto. Y el crimen es mayor cuando se conoce, por la experiencia previa, que el desorden de la preparación puede acarrear la derrota del patriotismo más glorioso, o poner en la Patria triunfante los gérmenes de su disolución definitiva (...) Los fuertes, prevén; los hombres de segunda mano esperan la tormenta con los brazos en cruz". José Martí.

Cuando un ex embajador haitiano dijo en Junio del 2013, entre otras cosas, que  los jefes de Estado de ambos países, de la República Dominicana y Haití,  debían concertar a  su nivel y no dejar  las cosas a manos de técnicos y de ministros, puso en evidencia que los haitianos entienden, equivocados o no, que con algunos técnicos dominicanos no le resultaba tan fácil conseguir sus propósitos en asuntos migratorios y comerciales; pero  que con el trato bilateral con el Presidente Danilo Medina sí era factible obtener tales objetivos. La diplomacia haitiana maneja con inteligencia el factor temor, el desconocimiento, aparente o real, de los asuntos internacionales y migratorios, que es muy visible en el comportamiento de las autoridades dominicanas.

Para defender la soberanía se requiere de un carácter con sentido histórico del gobernante y el ciudadano; el gobernante debe actuar al nivel de la atura que exige el contexto histórico en que le ha tocado gobernar, para poder reflejar que es garantía segura para manejar la defensa de los derechos inalienables del Estado que regenta; no puede proyectar la imagen de impericia en la conducción de las cosas públicas, porque podría, sin que esa sea su genuina intención, sembrar el desconcierto dentro de los gobernados.

¡La República Dominicana ha sido embestida! Algunos miembros de la élite haitiana, con poco sentido histórico, destruyeron al Estado haitiano y ahora quieren engullirse al dominicano; para lograr ese propósito cuentan con el apoyo de sectores nacionales y extranjeros; entonces es lógico que las autoridades, y todos los ciudadanos dominicanos, actúen con la debida responsabilidad y destreza histórica para asegurar la integridad del Estado dominicano. La existencia del Estado dominicano tiene que ser defendida sin timidez; de igual manera los haitianos sensatos deben trabajar para hacer crecer al Estado haitiano, no pueden permitir ser usados como objetos por sectores ajenos a su real destino como nación.

Los dominicanos han observado con extrañeza cómo sectores de la República Dominicana, dentro del gobierno inclusive, hacen denodados esfuerzos por agradar, por hacer sentir bien a las autoridades haitianas y a organismos internacionales, olvidan que toda relación solo es fructífera si se basa en el respeto mutuo y no en la subordinación, donde las partes traten de crear un ambiente agradable para ambas.

El manejo de la relación dominico-haitiana por parte de la República Dominicana, más que un juego inteligente de la diplomacia dominicana, parece, aunque no sea así, la expresión del temor, de una inclinación a buscar la aquiescencia, el beneplácito de las autoridades del vecino país y de algunos sectores extranjeros.

En los vínculos con Haití, la República Dominicana debe tener presente que el mejor camino a seguir en las relaciones internacionales es el de hacer respetar los derechos del país como miembro de la Comunidad Internacional, porque con ello se asegura un ambiente de fraternidad y cooperación saludable para todos; hacerlo de otra manera es imprudente y hasta provocador en contra del interés general del Estado dominicano.

Por más que se ha querido decir o argumentar contra la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional desde el punto de vista jurídico, la lógica de tal decisión judicial es irrebatible; es prerrogativa soberana de la Republica Dominicana todo lo concerniente al fallo 168-13, la política migratoria, y la determinación de la nacionalidad dominicana; pero sectores contrarios a los intereses generales del país, que actúan acorde al propósito de arruinar al Estado dominicano, quieren imponer a toda costa su particular lectura o interpretación de la Constitución dominicana,aunque sea al precio de arrodillar a los dominicanos, sin importarles que eso pueda acarrear una situación en la relación dominico-haitiana de impredecibles consecuencias para el Caribe y América Latina.

Acorde con la lógica de tal actuación, puede haber sectores nacionales e internacionales, que para lograr los fines de disminuir al Estado dominicano, estén calculando y llevando a cabo planes para generar situaciones, al margen de la tradición hospitalaria y solidaria del pueblo dominicano, orientadas a  crear conflictos que luego se calificarían como "genocidio", y así dañar a la República Dominicana. No se debe ver la situación alrededor de la sentencia 168-13 con la ingenuidad que puede serle gravoso a los intereses generales de la República Dominicana de por vida.

La sociedad dominicana ha visto algunas acciones "aisladas" de personas nacionales de Haití que han iniciado en el territorio nacional la quema de banderas de la República Dominicana; incluso una foto ha circulado en internet de la bandera dominicana izada encima de excremento humano, como expresión de rechazo a los símbolos patrios dominicanos. ¿Y si esas acciones se generalizan incentivadas por sectores que pretenden crear un ambiente tenso en la República Dominicana para luego justificar cualquier acción contra el pueblo y el Estado dominicano?

Ondeando la bandera de los "derechos humanos" se ha articulado un discurso que desconoce los derechos del Estado dominicano a la luz del Derecho  Internacional. Hablan de violación de los derechos humanos de cantidades exorbitantes de extranjeros ¿Donde están las estadísticas comprobadas de esas cifras? En ninguna parte; esas denuncias solo forman parte del expediente de opinión pública que se ha ido articulando sistemáticamente para agredir la soberanía dominicana.

En nombre de los derechos humanos de extranjeros ilegales en el territorio dominicano se quiere pisotear los derechos humanos de más de 9 millones de dominicanos; las críticas a la sentencia 168-13 es solo el pretexto para la consecución del objetivo final: inhabilitar el Estado dominicano para de esa manera concretar el sueño de sectores internacionales y nacionales de fusionar la isla en un solo Estado.

¡Se ha puesto en clara evidencia que el objetivo final de esos sectores internacionales y nacionales no es la decisión del Tribunal Constitucional dominicano, es el país! Tal situación reclama de acciones experimentadas por parte del Estado dominicano; no hay espacio para la inseguridad y  el temor en el manejo de las relaciones internacionales por parte de los dominicanos. No se puede decir que toda la comunidad internacional está con el espíritu de dañar a la República Dominicana; pero es evidente que hay sectores aglutinados en torno a ese propósito.

Algunos hasta hablan de la integración latinoamericana como motivo para propiciar la fusión de la isla compartida entre la República Dominicana y Haití. ¡Irrazonable! No entienden que la verdadera integración solo es posible en la medida en que sean respetados los espacios soberanos de cada Estado; la diversidad soberana con integración e independencia siempre ha sido la idea de unir a Latinoamérica; cualquier otra cosa es infantilismo populista.

La aprensión, temor, con que se tratan los aspectos internacionales en la República Dominicana, es un comportamiento aprendido hasta en las aulas universitarias, donde no se enseña, no se prepara al profesional del área para defender al país, sino para ubicarse en la lógica del razonamiento de organismos internacionales y ONGs extranjeras y nacionales financiadas desde el exterior.

Para algunos dominicanos profesionales dedicados a los asuntos internacionales, hasta para personas vinculadas al gobierno dominicano, el extranjero siempre tiene la razón y el Estado dominicano es culpable; con esa misma actitud se desenvuelven algunos de los que dirigen el país. Las autoridades dominicanas no pueden actuar como si estuvieran tomando el termómetro de la opinión pública, para saber si hay culpabilidad o no, con relación a los derechos soberanos del Estado dominicano, porque frente a éstos solo hay una postura: defenderlos ¿Puede haber otro comportamiento que no sea defender al Estado Dominicano? no.

Es lógico que cualquier persona pueda tener diferencia o no con determinadas políticas, incluyendo la migratoria, en República Dominicana; pero jamás debe, en nombre de esa diferencia, o aceptación de dicha política, provocar situaciones y hechos que puedan agredir la independencia y la preservación de la soberanía del Estado dominicano; los intereses generales del Estado están por encima de  preferencias personales, muy particularmente de las de los funcionarios públicos, en torno a determinadas políticas; las inclinaciones personales no pueden pisotear los intereses de la colectividad. Ubicar las creencias particulares como prioritarias frente al interés general del Estado sería actuar contrario a la Constitución y las leyes dominicanas.

Los sectores que razonan desde la lógica contraria a los intereses del Estado dominicano hasta estimulan una actitud anti dominicana; al grado tal que un embajador dominicano es capaz de decir que los dominicanos son racistas y el Estado dominicano ni se inmuta; quien está llamado a defender a los dominicanos los acusa de racistas. ¡Sorprendente! ¡Se ha estimulado el anti dominicanismo!

No se debe incitar un espíritu de animadversión contra los dominicanos; en nombre de defender a las personas extrajeras establecidas ilegalmente en territorio dominicano no se puede incentivar un anti dominicanismo absurdo.

Hay quienes hasta resaltan los valores de la cultura haitiana frente a la dominicana, y disminuyen los méritos del pueblo dominicano y sus héroes. ¡Increíble! Olvidan que cada sociedad tiene su acervo cultural que le es propio; no hay cultura superior o inferior, sino diferente. Las sociedades ricas son las que torpemente se han empecinado en establecer que hay culturas inferiores a las de ellas.

Eso puede provocar el nacimiento de situaciones  indeseadas en el porvenir. Se ha querido proyectar la imagen de que los dominicanos son racistas, victimarios, y que los haitianos son víctimas de un trato odioso de parte de dominicanos.  ¡Injusto! Se induce conscientemente malquerencia contra la República Dominicana. ¡Peligroso!

Se ha pretendido izar la endofobia, desprecio por lo nacional, forma de racismo basada en el menosprecio a lo propio, como bandera en la lucha a favor de los supuestos derechos humanos de extranjeros de origen haitiano; se ha querido hacer sentir culpables a los dominicanos que defienden su país; se está jugando con una situación que podría desembocar en un mar de traumas sociales, económico, político y, sobre todo, cultural para la República Dominicana.

Los partidos políticos, y la iglesia, deben poner gran atención con lo que está sucediendo en la República Dominicana; la prudencia aconseja serias reflexiones para no ser usados como tontos útiles en el juego de estrategia de intereses nacionales e internacionales contra la República Dominicana; el país no está frente a un acto ordinario que demanda respuestas politiqueras, o sermones interesados, propios de los que no ven más allá de sus estrechos intereses; los dominicanos están de cara a una realidad donde se discute el presente y el futuro de la existencia del Estado dominicano.

Ya no está en discusión los aspectos migratorios dominicanos, ni posiciones políticas partidarias o grupales; los asuntos de inmigración es solo el ropaje que están usando los intereses contrarios al país para justificar sus aspiraciones de buscar una salida a la situación social y económica haitiana a través de República Dominicana. Dar la impresión de división o inmadurez frente a la ofensiva internacional es de gran gravedad.

Todos los dominicanos, partidos políticos, profesionales, profesores, estudiantes..., tienen que propugnar por la aplicación de una política migratoria conforme a las leyes dominicanas, así como por el reconocimiento de los derechos de los inmigrantes que se hayan establecido legamente en el territorio dominicano; esa es la clave de una saludable relación de los extranjeros con el Estado dominicano; los dominicanos no pueden arriar el derecho que le corresponde como país de decidir soberanamente todo lo relativo a la nacionalidad y las migraciones desde y hacia su territorio.

Ningún dirigente político, partido político, o ciudadano, puede desconocer que el  ambiente que se ha creado  es sumamente delicado, particularmente contra la República Dominicana y para la relación dominico-haitiana, que podría afectar a toda la región latinoamericana y caribeña. ¡Atención!, ¡Es necesario tratar con muchas destrezas los vínculos dominico-haitianos, manipulados con fines estratégicos, orientados a obligar a la República Dominicana a actuar contra sus derechos soberanos!

Los dirigentes políticos, partidos políticos, las iglesias y los ciudadanos no pueden olvidar que en determinado momento de la historia de la humanidad intereses específicos han estimulado, maniobrando con propósitos estratégicos para sus intereses, diferencias aparentes entre grupos sociales y culturales que después han desembocado en situaciones que avergüenzan  a los seres humanos; horrores, miles de muertos ,violaciones, mutilaciones..: Conflictos entre Hutus y tutsis en Ruanda, en el Congo, en Sierra Leona y Liberia, en los Balcanes..

Muchas situaciones hemos conocido en la historia de la humanidad que, desde mi punto de vista, han sido manejadas con torpeza e imprudencia, solo obedeciendo a los intereses desmedidos de potencias o sectores político-económicos y sociales de determinados países; dejando como resultado indescriptibles traumas socio-culturales, económicos y políticos, y miles y hasta millones de pérdida de vidas humanas.

Los intereses, la estrategia de geopolítica, de potencias extranjeras, estimularon las pretensiones de independizar a Katanga, zona de alta riqueza minera en el Congo, durante el gobierno de Patricio Lumumba, quien luego fuera asesinado, en el 1961, por los mismos intereses debido a su marcada vocación anti colonial; según Lumunba, los belgas impulsaron la secesión de la región de Katanga con el propósito de quedarse con la riqueza del Congo; y precisamente Patricio, al ser detenido por Mobutu Sese Seko , fue entregado a los rebeldes de Katanga, quienes lo torturaron y asesinaron.

¿Por qué incentivar en ese entonces la separación de un territorio perteneciente a la soberanía congoleña?  Para garantizar los intereses de poderes nacionales e internacionales ligados a las riquezas ubicadas en esa región; en el plano internacional ninguna acción se lleva a cabo al azar, todo es el resultado de fríos cálculos.

¿Debe la Republica Dominicana, o cualquier país, descartar que intereses determinados maniobren para  imponer situaciones específicas en función de la lógica de sus intereses?  Sería ingenuo decir que es descartable tal posibilidad.

En el Congo del 1961, Lumumba, consciente del papel jugado por los intereses internacionales y nacionales en la dinámica de las sociedades donde inciden y particularmente en su tierra, el Congo, expresó en carta a su esposa: "Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres."

¿Qué pasó tras la muerte de Patricio Lumumba? El Congo fue víctima de la más atroz corrupción, inestabilidad social, guerras, pobreza...; es conocido cómo Mobutu Sese Seko, 1965-1997,  prácticamente arruinó ese país, y entre otras cosas, permitió que más de un millón de hutus penetraran al territorio congoleño, provenientes de Ruanda, donde según versiones locales e internacionales, habían sido los protagonistas de la matanza de más de ochocientos mil tutsis y hutus moderados en el 1994, el llamado genocidio de Ruanda.

El desplazamiento desordenado, anárquico, de hutus hacia el Congo, cruzando su frontera, tuvo consecuencias que todavía hoy se sienten con gran crudeza en el Estado congoleño, debido a que los ruandeses hutus, al provenir del ejército de Ruanda, tenían las armas suficientes para apoderarse de parte ese territorio, particularmente de las zonas mineras, y muy concretamente de los lugares donde está el Coltán (columbita-tantalita), mineral usado para la fabricación de celulares, al mismo tiempo que empleaban ese espacio como base de operación contra los gobiernos de Ruanda, Uganda y Burundi.

¿Se deben tratar y estudiar esos  problemas de desplazamiento humano, o migratorios, con simpleza? No.

Aunque el llamado genocidio de Ruanda en el año 1994 se ha enfocado como un problema étnico-racial, detrás del mismo hay intereses poderosos vinculados a fuerzas económicas internacionales y nacionales de ese país. ¿Quiénes son responsables de haber armado a los hutus? ¿O quién tiene la responsabilidad de haber armado a los tutsis, a los que también se les acusa de haber propiciado matanzas contra los hutus? Ahí, en ese país, lo que hubo en ese momento, igual que siempre, fue una lucha por el poder económico y político, y tal situación repercutió en el Congo, donde una masa de ruandeses huyó hacia ese país para protegerse de la violencia en el territorio ruandés.

¿Quién llevó a cabo la acción de establecer diferencias entre hutus y tutsis en Ruanda? ¿Había alguna diferencia racial entre hutus y tutsis? Dice la historia que los colonizadores se encargaron de establecer diferencias artificiales entre ambos grupos que luego repercutió negativamente en el comportamiento de ellos; no hay tal divergencia racial entre esos grupos, solo diferencias inducidas por sectores interesados.

Lo interesante en el estudio de esa emigración hacia el Congo de hutus es que la contradicción inducida entre éstos y los tutsis   influyeron en la política congoleña, a un grado tal que ugandeses, ruandeses y burundeses, tutsis, participaron a favor de la guerrilla de Laurent-Désiré Kabila, quien derrocó, como resultado de su acción militar, a Mobutu Sese Seko en el Congo; los ugandeses, ruandeses y burundeses perseguían enfrentar a los hutus ruandeses radicados en el Congo desde 1994 y quienes accionaban contra los intereses de esos países desde esa nación. Las tensiones hijas de ese conflicto, la inestabilidad... han potenciado la ubicación del  Congo dentro de los Estados  llamados fallidos del mundo.

La "primera Guerra mundial africana", en la región de los grandes lagos de África, fue el resultado de la permanencia de los hutus ruandeses en territorio del Congo, que generaba preocupación para los gobiernos de Ruanda, Uganda y Burundi, de influencia tutsis. Esos gobiernos, que antes fueron aliados de Laurent Kabila, en aquel entonces decidieron enfrentar al gobierno congoleño apoyando a los rebeldes anti Kabila, alegando que ese último no cumplió la promesa de combatir a los hutus ruandeses establecidos en el este del Congo. Laurent Kabila recibió el apoyo de Angola, Zimbabwe, Namibia, Sudan, Cha y la colaboración de Libia; convirtiéndose ese conflicto en lo que hoy se conoce como "Guerra mundial africana".

¿Dónde estuvo el origen de  la llamada "Guerra mundial africana"? En el desplazamiento hacia el Congo de millones de ruandeses hutus que salieron huyendo de Ruanda a raíz de la matanza  del 1994 en ese país africano

Eso quiere decir que los problemas de desplazamiento de extranjeros a través del territorio de un Estado sin la debida autorización no se pueden tratar con la simpleza con que en algunas ocasiones algunos sectores lo hacen; sobre todo es importantísimo recalcar que los intereses económicos, sociales y políticos, son los que gobiernan las relaciones internacionales, y son capaces de estimular lo inverosímil para defender y proteger su espacio en la arena internacional y local.

¿Podrían los interés de sectores determinados incentivar desplazamiento de personas de un Estado a otro para generar problemas? De eso no hay dudas de ninguna especie.

Nadie, de manera absoluta, puede obviar la dialéctica de los intereses internacionales para evaluar la dinámica de lo local. Por ese motivo, el diplomático debe ser una persona que tenga muy claro que su campo de trabajo tiene como terreno para caminar la lucha de intereses de los Estados, de las empresas extranjeras, de las transnacionales, porque solo de esa manera puede estar en capacidad de defender los intereses de su país, al que representa en esa intrincada telaraña internacional de intereses.

Muchas personas vinculadas al mundo diplomático en la República Dominicana piensan que la función primordial del diplomático es la de hacer un buen ejercicio de la etiqueta y protocolo, cuando éstas son solo herramientas de trabajo para encarnar y defender los intereses del Estado  al cual representan en el plano internacional. La comunidad internacional es intereses, más intereses, más intereses, más intereses....

Los intereses extranjeros fueron los que motivaron la llamada Guerra de Angola, en África, que obtuvo su independencia de Portugal en el año 1975, luego de la Revolución de los Claveles, en el 1974, llevada a cabo en ese país de Europa; sectores extranjeros estaban empecinados en no permitir tal independencia, porque en ese país, Angola, había y hay muchos recursos mineros; particularmente el enclave de Cabinda constituía una región de vital importancia para los intereses extranjeros de entonces, porque en ese lugar se encuentran poderosos yacimientos de petróleo.

Es por ese motivo que esos intereses extranjeros trataron, impulsaron movimientos de independencia en esa región angoleña y apoyaron movimientos guerrilleros contra las autoridades de ese país.  En ese marco se inscribe la participación del ejército cubano en territorio angoleño, para defender los intereses del gobierno de ese país, que era asolado por fuerzas extranjeras que estaban dispuestas a cualquier cosa en aras de conseguir una gran tajada de los recursos económicos de esa nación.

¿Por qué Angola participó en la llamada "Guerra mundial africana", apoyando a la República Democrática del Congo? La guerrilla angoleña UNITA había establecido sus bases de operaciones en la República Democrática del Congo y al gobierno de Angola le interesaba destruir a ese movimiento militar que le adversaba militarmente desde territorio congoleño. ¿Quién apoyaba entonces a la "Unión Nacional para la Independencia Total de Angola"(UNITA) en sus acciones militares desde territorio congoleño contra Angola? Intereses ligados al propósito estratégico de derribar el gobierno angoleño para tener acceso y control de las riquezas petroleras de ese país. ¿Cómo es posible que un movimiento militar extranjero, como la UNITA, se estableciera en el territorio congoleño, violando las normas del derecho internacional, para combatir a un Estado vecino como el de Angola? Por la sencilla razón de que "Poderes interesados" así lo planificaron y lo ejecutaron, sin importarles nada el derecho y la soberanía de un Estado como el del Congo de entonces.

Es que los intereses de las potencias y las transnacionales no tienen amigos ni enemigos, sino, valga la redundancia, intereses; solo observan el derecho y la soberanía cuando resulta beneficioso para sus intereses estratégicos; por esa razón los Estados deben tener una actitud firme en la defensa de su soberanía, para que no le mutilan sus derechos soberanos, como se pretende con la República Dominicana en los aspectos migratorio y de nacionalidad.

La misma lógica de los intereses propició la muerte de Thomas Sankara, el llamado Ché Guevara de África, quien enfrentó los intereses coloniales mientras ejercía la presidencia de Burkina Faso (tierra de hombres íntegros); fue asesinado por algunos de sus colaboradores el 15 de octubre de 1987 por sus creencias y lucha contra el colonialismo.

El gobierno de Burkina Faso instituido en ese país después de la muerte de Sankara, conforme a las versiones de marfileños, participó, por mandato de intereres extranjeros radicados en esa parte de África, en los conflictos que se originaron en Costa de Marfil como resultado de las elecciones generales realizadas en ese país en el 2010, en las que el Consejo Constitucional declaró a Laurent K. Gbagbo ganador; pero los intereses extranjeros dieron como vencedor a Alassane Quattara. Ese conflicto fue trágico, cientos de miles de marfileños murieron asesinados. ¡Barbarie!

Según los marfileños, los interese extranjeros no toleraban que K. Gbagbo continuara en el poder debido a su política relativamente independiente en materia de manejos de los recursos económicos de ese país, considerado el mayor productor de cacao del mundo.

Es importante recalcar que los marfileños se refieren a la incursión de personas provenientes de Burkina Faso en el territorio de Costa de Marfil para apoyar a los enemigos de Gbagbo en todas las áreas, incluyendo la militar. ¿Se puede manejar con simpleza las migraciones a través de una frontera? No, eso es sumamente delicado, y puede ser usado por sectores que de manera planificada incentivan el trasiego de personas de un Estado a otro para influir o alterar la dinámica interna de ese Estado.

El conflicto de Sierra Leona y su vínculo con sectores de Liberia es otra experiencia a tomar en cuenta para ver cómo los intereses políticos y económicos son capaces de cometer atrocidades, si es necesario, y de irrespetar las normas internas de los Estados. En el plano internacional se asegura que Foday Sankoh, de Sierra Leona, estableció fuertes vínculos con Charles Ghankay Taylor, de Liberia, para llevar una sangrienta guerra en el país Sierra Leona que costó cientos de miles de muertos, mutilaciones y violaciones, financiando esa guerra con los llamados diamantes de sangre. ¿Es aceptable que sectores de Liberia entraran a Sierra Leona para apoyar las acciones militares de Foday Sankoh? ¡Inaceptable! Pero los fines económicos tienen más peso para esos sectores que el respeto a las instituciones nacionales e internacionales.

Los intereses extranjeros y nacionales, cuando les conviene propician fragmentación de Estados, y también cuando les conviene defienden la integridad de un Estado; o pueden, si les beneficia, llevar a cabo la fusión de  Estados...

En Sudán, en el sahel, esos intereses estuvieron de acuerdo con dividir ese vasto Estado en dos: Sudán del Norte y Sudán del Sur; en Mali, actualmente las fuerzas guerrilleras del norte  piden la separación de Mali del Norte, pero los franceses se oponen y han movilizado sus tropas hacia esa región de sahel para impedir la secesión pretendida por los rebeldes; Yugoslavia se desintegró: Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Serbia, Macedonia, Montenegro, y segmentos de la comunidad internacional no solo aplaudieron ese hecho, sino que hasta lo propiciaron.

En Serbia, parte de esa comunidad internacional estuvo de acuerdo con las acciones pro independencia de la Provincia serbia de Kosovo, que tiene aproximadamente 10,000 kilómetros cuadrados y algo más de un millón de personas; pero esa misma comunidad internacional no ha actuado de igual manera frente a los que han planteado la independencia de Cataluña, en España, que tiene más de 31,000 kilómetros cuadrados y más de 7 millones de habitantes. ¿Incoherencia? ¿Su actuación en el caso de Cataluña obedece a su apegado a las normas internacionales, al respeto a la soberanía de España? Si es por esto último, todos los hombres y mujeres del mundo, amantes de la autodeterminación y la soberanía de los pueblos, solo les queda saludar tal actitud; porque únicamente a los españoles les corresponde dirimir los asuntos de España.

Según versiones, algunos sectores de gran influencia en la correlación de fuerzas económica y militar mundial estuvieron vinculados, en la década de los 90s, en el entrenamiento y en el proceso de armar a los croatas y kosovares en la lucha contra Serbia; incluso violando el embargo de la ONU que prohibía la venta de armas en Yugoslavia. ¿Por qué esos sectores, según esas versiones,  que estuvieron vinculados con la separación de Croacia, Kosovo... de la antigua Yugoslavia en los 90s, hoy realizan grandes esfuerzos por evitar la separación de Mali del norte del resto de Mali en el sahel de África? ¡Intereses! No hay nada relacionado con humanismo en esas acciones.

¿Permitiría cualquier país de esos de la Comunidad Internacional que un movimiento separatista proclame la independencia de una porción de su territorio? o ¿Aceptaría cualquier Estado de esos de la Comunidad Internacional que se le obligue a aplicar tal o cual política migratoria? ¡Imposible!

¿Debería la comunidad internacional actuar de esa manera, a favor o en contra de movimientos separatistas o fusionistas? No, lo correcto, y conforme lo establece el Derecho Internacional, es que la integridad soberana de los Estados y la autodeterminación sean respetadas. Nadie debería inmiscuirse en los asuntos internos de los Estados.

Ningún sujeto del derecho internacional, ninguna potencia, debería ser el motor para incentivar movimientos separatistas o fusionistas en cualquier Estado, o de irrespetar los derechos soberanos reconocidos internacionalmente de un Estado. Eso corresponde ser determinado por la dinámica propia, interna, de los Estados. Ese es el espíritu del derecho internacional y de la cultura basada en el respeto irrestricto a la autodeterminación de los pueblos, y debe ser observado.

¿Los sectores extranjeros y nacionales son capaces de cualquier cosa cuando se trata de defender y proteger sus intereses? ¿Están dispuestos a no observar las normas y las costumbres internacionales basadas en el respeto a la soberanía de los pueblos cuando se trata de sus intereses?  Sí, por esa razón sería ingenuo ver lo que está pasando en la relación dominico-haitiana como algo aislado de los intereses vinculados a poderes extranjeros, en conciliábulo con algunos dominicanos.

Haití es una carga pesada para la comunidad internacional desde el punto de vista migratorio y económico, y algunos sectores de esa comunidad quieren tirarle esa situación a la República Dominicana para que la administre. ¿Cómo? Fusionando los dos Estados. Esos sectores son capaces de recurrir a cualquier recurso para lograr ese propósito.

¿Cuál podría ser la consecuencia de la concreción de ese propósito? El choque innecesario de dos pueblos con resultados impredecibles para el Caribe y el resto de América; la realidad demanda prudencia y visión histórica.

A los dominicanos no les queda más camino que defender sus derechos, porque no hay manera de negociar la soberanía.

Esta brevísima reflexión es motivada por la necesidad de que la República Dominicana se ponga a cavilar alrededor de la dinámica objetiva con que se desenvuelven los intereses nacionales e internacionales en torno a la relación dominico-haitiana. Las autoridades de la República Dominicana no pueden cometer la imprudencia de ser indiferentes o no actuar con la responsabilidad que demandan las circunstancias históricas. ¡Eso sería muy peligroso!

@JuanMRosario

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