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Opinión: Lolita y Oscar

Algo tienen los patriotas boricuas que conmociona. No es solo su aparente fragilidad física, su inmensa modestia, su “Patria es sacrificio”, es sentirnos frente a lo extraordinario en su absoluta sencillez, en su poder de verdad, ajeno a toda vanidad, a toda presunción de mesianismo, toda prepotencia, todo lo que casi siempre ha caracterizado la política tradicional dominicana.

Así la poeta Lolita Lebrón, costurera de oficio, consternada por la Masacre de Ponce, en 1937, con apenas 18 años, no duda en responder a Don Pedro Albizu Campos, padre de la nación puertorriqueña, cuando este le pidió que atacara el Congreso Norteamericano.

“Tuve el honor de dirigir el acto contra el Congreso de los Estados Unidos el primero de marzo de 1954, cuando nosotros demandamos la libertad para Puerto Rico y le manifestamos al mundo que somos una nación invadida, ocupada y abusada por los Estados Unidos de Norteamericana”.

Y, después de pasar 25 años en la cárcel y ver morir a sus dos hijos y su madre, exclamar: “Me siento muy orgullosa de haber actuado ese día, de haber contestado el llamado de mi Patria”. Y, abundar: “P’lante con valor, con sacrificio a liberar este pueblo, a unirse, reunirse y organizarse, no para mandar a dos o tres a la cárcel por 25 años o más…(Odebrecht hoy)… y sigue la misma cosa de siempre. Ahora, es definitivo, ahora definitivamente nosotros tenemos que liberar a Puerto Rico. Ahora hay que saber cómo se va a hacer”.

“La heroicidad no tiene vocación trágica. Está determinada por el principio de la esperanza. Y los medios más adecuados son aquellos que nos posibilitan aquella transformación ética de nuestras circunstancias que nos permita traspasar el presente oprobioso, hacer el porvenir sonado”.

Oscar López había regresado de Viet/Nam, donde gano la Estrella Purpura, a Chicago, cuando escucho el discurso de Lolita Lebrón al ser interrogada por el asalto al Congreso y gritar : “No vine a matar a nadie, vine a morir por Puerto Rico”.

Era una muchacha flaca, bellísima, costurera, y ese hombre que acababa de ver en Viet- Nam a las mujeres de las aldeas siendo expulsadas violentamente de sus casas, requisadas, heridas en su dignidad, supo que ella simbolizaba al Puerto Rico que no quería morir, su patria, y decidió integrarse al Frente de Liberación Nacional de su país.

En 1981 fue apresado por el FBI y condenado a 55 años de prisión, 12 de ellos en aislamiento total, de los cuales cumplió 35 años, hasta que fue excarcelado por reclamo universal, por Obama, el 17 de enero del 2017, con 74 años.

Hoy, como Lolita, nos visita. Demostrémosle todo el amor de que somos capaces...

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