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Haciendo memoria de las tropelías de la iglesia católica

Un dia cualquiera se descubre que una casa de albergue para niños sin familia regenteado por la Iglesia Católica en Higüey es usado como centro de prostitución, se destapa el caso y los niños cuentan historias atroces.

Por Melvyn Pérez

Se abre una investigación, se apresa a un viaje de gente.

Haciendo la historia corta: una de las mujeres que trabajaban como servicio en el orfanato muere "intoxicada" (eufemismo para envenenada) mientras estaba recluida en la cárcel (ella testificaría). Otra mujer que también testificaría la liberaron bajo fianza y murió atropellada en un confuso "accidente de transito" que nunca se aclaró, aunque se conocían en detalle las características del vehículo que la atropelló, y hubo testigos del "accidente".

Volviendo al punto: los testigos clave de caso de pedofilia estaban recluidos en la cárcel de Higüey.

Un día en la mañana habla un monseñor (el santo Rosa Carpio o algo así) pidiendo que se cierren las investigaciones porque estaban involucrando gente inocente, y unas 15 horas después de esas declaraciones (el mismo día en la noche) se arma un rebú en la cárcel donde supuestas bandas rivales se enfrentan a tiros. Los primeros muertos fueron los testigos que declararían (quizás fueron daño colateral).

Posteriormente un incendio destruye la cárcel los reclusos prenden fuego y sabotean los candados, las autoridades tienen que romper los barrotes de las ventanas para entrar, 136 mueren, de los cuales 126 no tenían NADA que ver con el horrendo crimen que se trataba de ocultar.

Con todos los acusados conocidos muertos no tenía sentido continuar las investigaciones y el caso cayó al olvido.

Luego, cuando se quisieron reabrir las investigaciones, los expedientes "habían desaparecido" y no se sabe donde fueron a parar.

Y la venerable iglesia no ha pedido disculpas por eso. Fue algo reciente. ¡Hablamos de 2005 coño!

Allí hay responsabilidad directa de los altos mandos de la iglesia que hoy tratan de decirnos como debemoso vivir nuestas vidas.

Esa es una historia más, una historia cualquiera de la iglesia católica. Pero no es un guión de una película, es una historia real, que ocurrió aquí en este país está fresquesito: en 2005. Y ninguna autoridad eclesial ha pedido perdón por ello.

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