Transformar los partidos o coger la bajaíta
- Escrito por Miguel Ángel Cid Cid
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- Publicado en Opinión

Los líderes políticos compiten por el control del partido al que pertenecen. Lasdimensiones de las contradicciones son proporcionales a la organización donde seanidan. Pero asombra la similitud del desenlace. Al principio la resolución delconflicto es fácil. Luego, por falta de atención, el trance muta a lo antagónico.
Las contradicciones son, en todo caso, un fenómeno natural de las agrupacioneshumanas. Son una condición heredada del proceso biológico de desarrollo. Unproceso donde lo viejo --igual que en las leyes de la dialéctica-- se descomponepara dar paso a lo nuevo.
En este caso la mirilla está en los partidos políticos. En su interior los conflictosdegeneran en una división de la estructura original. El resultado es más de lomismo. Visto en positivo, los antagonismos evolucionan, en el mejor de los casos,hacia el nacimiento de otra organización que pretende negar la concepción políticade la anterior.
Que el resultado de la división sea más de lo mismo. O, por el contrario, quepropicie el nacimiento de una agrupación política nueva. Los dos límites puedencompararse –en pequeño-- con las denominadas “ruptura dinámica”; y “rupturaEstática”; analizadas en la entrega anterior.
Veamos cuatro ejemplos en orden cronológico:
- Primero. El Partido Revolucionario Dominicano, convertido en la principal fuerzapolítica del país, creció toreando sus contradicciones internas. Pero la propuestadisidente en 1973 proponía quitarle las garrapatas al buey. Misión imposible. Elnarigoneo fracasó.
Las diferencias las lideraba el Profesor Juan Bosch, expresidente de la República.Bosch encabezó una ruptura definitiva que dio origen al Partido de la LiberaciónDominicana en 1973. El PLD se forjó como una organización muy diferente a lasque existían hasta entonces. Fundó una escuela de formación política, unametodología de trabajo político y tenía la disciplina como un eje transversal. Unadisciplina que terminó hecha pedazos con el ascenso al Poder.
- Segundo. El Dr. Joaquín Balaguer seguía siendo en 1995 el líder único delPartido Reformista Social Cristiano, un partido conservador. El PRSC se adscribióa la corriente del social cristianismo para ampliar las bases teóricas del partido enel plano internacional. Pero la adscripción no solo aportó lo que ambicionaban losreformistas, sino que agregó energía fresca a la minoría liberal del partido.
Fernando Álvarez Bogaert, economista y político dominicano, se separó del PRSCen 1996. La retirada abrió paso al repunte de la Unidad Democrática. Un partidoque contrario al reformista es de corte liberal.
- Tercero. El PRD, a pesar de sus conflictos insalvables y del crecimiento del PLD,continúo siendo el principal partido del país. Pero otra crisis de gran magnitud losacudió en el 2014. Hipólito Mejía, expresidente de la República y Luis Abinader,actual mandatario, eran los líderes de la disidencia perredeísta. En consecuencia,en el 2015 formaron tienda aparte.
El resultado del parto forzoso más reciente del PRD es el Partido RevolucionarioModerno. Una organización que se percibe como una copia tal cual del PRD.
- Cuarto. En el PLD sucedió lo propio. Leonel Fernández, expresidente de laRepública durante tres periodos quiso sentarse en la silla de alfileres por cuartavez. Pero en las primarias del partido morado el Penco –Gonzalo Castillo— loderrotó.
El León se quedó sin alternativa. Para coronarse candidato por cuarta vez debiócrear un nuevo partido. Él prefirió ir al mercado para ver qué tenían en venta.Efectivamente, ahí adquirió un partido ¿de izquierda? por un precio módico.
Con el tiempo en contra y los presupuestos reducidos, la adquisición del Partidode los Trabajadores Dominicanos era la ecuación perfecta para el líderpredestinado. Días después de haber salido del partido morado, Leonel anunció lafundación del partido la Fuerza del Pueblo. La población política los llama losaguacates, morados afuera y verdes adentro. Inclusive sus integrantes repiten lomismo a todo pulmón.
En suma, Álvarez Bogaert compró la UD; lo mismo hicieron Hipólito Mejía y LuisAbinader con la Alianza Social Dominicana y más reciente el negocio lo hizoLeonel Fernández con el PTD. Parece que comprar partidos para ahorrar recursosse va volviendo una tendencia.
Vale aclarar queFernando asumió el trabajo de replantear la UD como un partidodiferente al PRSC. Solo los dos últimos cogieron el camino fácil de reproducir loque venían haciendo en sus respectivas agrupaciones.
¿Qué sería lo mejor para el país, transformar los partidos o coger la “bajaita”?
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