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Carta a Danilo Medina al cumplir siete meses de gestión

La imagen del gobierno al rayar los siete meses. No intento un "sermón de siete palabras".

Señor Presidente:

Usted registra, hoy 16 de marzo, el séptimo mes de gestión, el mismo número que apenas alcanzó el gobierno de Juan Bosch.

Si se compara éticamente su gobierno con el de Bosch se perderá tiempo y se faltaría el respeto a quien jamás hubiera designado ministros a figuras como los miembros de la OTAN morada que brillan en el gabinete de su gobierno.

Nunca he sido boschista, ni nada por el estilo. A mucha honra, quienes me conocen saben que durante medio siglo he sido un catorcista vehemente, militancia que emana emoción para celebrar el natalicio de Minerva Mirabal, por su mensaje de que "sí se puede" aspirar a sacar a este país de la postergación.

¿Le digo una cosa? Juan Bosch hubiera cancelado "Ipso facto" a los tres ministros que montaron un show televisado al anunciar "SU" solución en Bahía de las Águilas. El diccionario dice que "Ipso facto" quiere decir "inmediatamente, en el acto, por el hecho mismo".

Sintiéndose boschista, señor  Presidente, debió cancelar a los ministros de la OTAN que le echaron una canana. Lo hubiera respaldado aunque usted carece del beneficio de la inocencia.

Sus siete meses de gestión se cumplen en medio de una polémica sobre una vía que vincule al norte con el sur del país. Hay consenso sobre la necesidad del proyecto. Pero alarma la pretensión a rajatablas de una "carretera Cibao-$ur", que resulte un "tollo montaño$o".

Los primeros siete meses de su gobierno se salvan tímidamente del balance negativo por el emplazamiento a la Barrick Gold para que cumpla lo que debe pagar por el concepto que usted definió.

Volviendo a la diferencia ética del gobierno de Bosch con su gestión, usted lograría  un saldo positivo si excluye a la OTAN de su gabinete y la sustituye por gente libre de toda sospecha.

Si usted quiere apoyo frente a la Barrick, antes de prometer llegar hasta las últimas consecuencias, comience por asumir las primeras consecuencias de relatar con pelos y señales, responsablemente, el misterioso Contrato, el papel de Leonel, su inocultable Adendum y la aprobación sin lectura.

Con afectuosos saludos me despido hasta la próxima carta, señor Presidente.

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