Los escándalos que provocan unos 42 bares, discotecas y cafés; alrededor de 60 colmadones, los asaltos a mano armada, así como el consumo de estupefacientes y las orgías entre homosexuales mantienen en zozobra a la Zona Colonial.
Los escándalos que provocan unos 42 bares, discotecas y cafés; alrededor de 60 colmadones, los asaltos a mano armada, así como el consumo de estupefacientes y las orgías entre homosexuales mantienen en zozobra a la Zona Colonial.
Ante la desesperación por la situación, representantes de la Zona Pastoral Colonial de la Arquidiócesis de Santo Domingo, que agrupa a 12 parroquias, dos santuarios y cinco templos, hicieron un llamado a las entidades que tienen a cargo el otorgamiento de permisos y regulaciones de esos negocios para que pongan control al malestar.
Fruto del incontrolable bullicio que genera la discoteca Mi Loca, la señora Aideé Jiménez y su esposo Luis Manuel Lebrón se ven compelidos a abandonar su casa de viernes a domingo, en la calle Sánchez 255, al verse impedidos de dormir y no tener tranquilidad.
Con llanto y voz entrecortada, Aideé narró: “Mi esposo ha sufrido ya una isquemia cerebral, tres infartos y un paro cardíaco. Tenemos que salir a dormir a casa ajena porque no soportamos la bulla que estremece nuestra casa desde hace dos años”. Jiménez lleva 37 años residiendo en el lugar.
Los reverendos padres Nelson Rafael Clark, del Santuario La Altagracia; fray Santiago Batista, de la iglesia San Miguel y el vicario Evaristo Heres, de Santa Barbara, deploraron junto a la Unión de Juntas de Vecinos de la Zona Colonial el fenómeno.
Fray Santiago Batista manifestó que la situación es tal que está peor que “Sodoma y Gomorra”.
Otras quejas
Mercedes Zabeta, Marcia Frías y Héctor Dalmasí, moradores del secor, detallaron parte de las vicisitudes, los desórdenes y el deterioro moral que reina allí y pidieron una pronta acción de la Policía Nacional, el Ayuntamiento del Distrito Nacional y la Fiscalía del Distrito Nacional.