Se da por sentado, que la relación carnal entre parientes con fines reproductivos fue asumido como bueno y válido por la concepción judeocristiana de la multiplicación de la especie humana.

Nuestro país es un parnaso, una región celestial, un pedazo del paraíso donde los favorecidos del privilegio y la buena fortuna disfrutan de la vida, no como reyes, ni ministros, ni magnates industriales herederos degrandes fortunas, sino como verdaderos Dioses del Olimpo financiero, en que la política vernácula ha convertido a un sinnúmero de personas, carentes de escrúpulos, sentimientos y todo vestigio de humanidad.