El Papa Francisco tiene un gran reto que crea escozor porque su prédica salpica intereses de toda índole en un mundo que transita en un tren sin frenos ante la realidad de que los menos apabullan a la mayoría.
De aquél profesor de la cátedra de sociología de la principal universidad dominicana, sus alumnos pensaban que era izquierdista. Esto no provocaba espanto en esta institución abrazada a la libre expresión y permisible a enriquecedores debates entre alumnos, entre éstos y los profesores o que se escuchara el monólogo de El Científico.
El patriotismo, más que un ropaje, es un sentimiento que se guarda muy adentro y que muchas veces se deja filtrar a viva voz o a través de un símbolo en muestra de respeto ante un hecho que transciende la individualidad.
El poder abusivo es deleznable en cualquier esfera de la vida, máxime si se trata del quehacer educativo, del derecho a aprender, a educarse en buena lid en momentos en que se hace énfasis en ese sentido.
