Mejía pide respetar Constitución y tratados en tema de Migración
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Para Mejía la sentencia del Tribunal Constitucional del 23 de septiembre de 2013, sobre la nacionalidad de los hijos de extranjeros nacidos en la República Dominicana, tiene implicaciones legales, políticas y sociales que afectan a la amplia y diversa población de inmigrantes de diferentes nacionalidades, que viven en nuestro territorio.
El expresidente Hipólito Mejía pidió respetar la Constitución y los tratados internacionales con el tema de migración.
El exmandatario afirmó que, como país, debemos actuar de acuerdo con la Constitución y al mismo tiempo en consonancia con las normas internacionales que regulan el tema de la migración.
Mejía informó de la conformación una comisión de juristas para fijar una posición definitiva sobre los aspectos legales de la misma sentencia emitida por el Tribunal Constitucional sobre la nacionalidad dominicana.
A través de un comunicado de prensa, el exgobernate manifestó que dada la complejidad jurídica de sentencia, sus visos de retroactividad, su particular interpretación del tránsito humano y los conceptos que contiene acerca de la legalidad de los migrantes esperará que los juristas designado le entreguen su reporte.
Recordó: "fuimos nosotros quienes promovimos en nuestro gobierno la Ley de Migración que regularizaba, de manera muy especial, la inmigración desde la hermana República de Haití".
Señaló que en ese mismo período fue formulado el reglamento para la aplicación de esa Ley y acusó a los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de mantenerlo desde 2004 a la fecha, contribuyendo al desorden existente en esa materia actualmente.
A seguidas se copia el texto de la declaración emitida por el expresidente Mejía:
La sentencia del Tribunal Constitucional (TC 0168/13) del 23 de septiembre de 2013, sobre la nacionalidad de los hijos de extranjeros nacidos en la República Dominicana, tiene implicaciones legales, políticas y sociales que afectan a la amplia y diversa población de inmigrantes de diferentes nacionalidades, que viven en nuestro territorio.
Como país, debemos actuar de acuerdo con nuestra Constitución y al mismo tiempo en consonancia con las normas internacionales que regulan el tema de la migración.
Recordemos que cientos de miles de dominicanos y dominicanas han decidido emigrar en busca de un mejor destino, así como ciudadanos de otras partes del mundo han llegado a nuestro país en busca de hacer realidad sus sueños.
Deseo recordar que fuimos nosotros quienes promovimos en nuestro gobierno la Ley de Migración que regularizaba, de manera muy especial, la inmigración desde la hermana República de Haití. Igualmente, formulamos el reglamento para la aplicación de esa Ley. Los gobiernos del PLD, desde el 2004 a la fecha, han mantenido engavetado ese reglamento, lo cual ha contribuido al desorden existente en esa materia.
Creo, sin lugar a dudas, que en el contexto de la política internacional y los esquemas regionales de integración que impone la globalización social y económica, las migraciones deben abordarse como un elemento que promueva el desarrollo, en lugar de verse como un fenómeno que contribuye al retroceso de los pueblos.
Por la complejidad jurídica de la sentencia antes mencionada, sus visos de retroactividad, su particular interpretación del tránsito humano y los conceptos que contiene acerca de la legalidad de los migrantes, he decidido formar una comisión de juristas que hará un estudio detallado de la misma, a los fines de fijar nuestra posición definitiva sobre los aspectos legales de la misma.
Ahora bien, desde el punto de vista humano, político y de identidad partidaria, quiero decir, alto y claro, que si por alguna razón se pretendiera con esta sentencia cuestionar la legítima nacionalidad de nuestro inolvidable y querido líder, doctor José Francisco Peña Gómez, nuestra posición inequívoca, al respecto, es que ese hijo de la patria tenía los atributos legales y morales, en su más alta expresión, para que todos podamos sentirnos orgullosos de que él naciera y muriera en la República Dominicana, dejándonos el legado imperecedero de su amor y entrega por la tierra de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón.
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