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Carta de Supplice a Martelly: Gobierno de Haití fracasa en documentar a sus nacionales

Daniel Supplice, exembajador de Haití en República Dominicana, quien fue destituido del cargo por diferencias con el Gobierno haitiano. Daniel Supplice, exembajador de Haití en República Dominicana, quien fue destituido del cargo por diferencias con el Gobierno haitiano. Foto: lenouvelliste.com

Supplice utilizó once párrafos para explicarle al presidente de Haití su postura ante la realidad de las relaciones dominico-haitianas y la realidad que viven los nacionales haitianos en República Dominicana, que busca regularizarlos para que puedan tener una convivencia digna, al tiempo de superar los abusos de derechos humanos que cometen algunos empresarios que les contratan, sin garantizarles las condiciones de vida adecuada de un obrero en cualquier parte del mundo, lo que parece ser el detonante de su destitución del cargo como embajador en República Dominicana el pasado jueves 23 de julio, a dos días de estar fechada la carta.

 

En una carta enviada desde Santo Domingo, antes de su destitución como embajador de Haití en República Dominicana, Daniel Supplice le pide al presidente de su país, Michel Martelly, que "el país espera que usted sea firme y no sea prisionero de los informes pasados o consejos provenientes de oficinas sospechosas" para tomar decisiones pausadas en las relaciones diplomáticas con República Dominicana, afirmando que el Programa de Identificación y Documentación de Inmigrantes Haitianos es un fracaso.

El exembajador, quien reclamó que no tuvo respuesta en cartas anteriores, afirma que "es con calma, sabiduría y visión que se resuelven los conflictos entre los estados. La gestión de las relaciones entre Haití y la República Dominicana demanda de la actitud racional y razonable diversos actores y donde el amateurismo y la improvisación no tienen lugar".

El excanciller haitiano dijo que la función de un Embajador en República Dominicana tiene que mantener el "equilibrio entre el respeto a la dignidad de nuestro pueblo (Haití), de nuestros valores, nuestra moral y costumbres, manteniendo abierta, de manera realista, el diálogo" y que mientras el presidente de Haití estuviese lleyendo dicha carta, del otro lado de la frontera, sus nacionales seguían volcados a buscar mejores condiciones de vida al cualquier costo, siendo el Estado haitiano incapaz de dotarles de documentos a sus ciudadanos para poder regularizar su situación en el extranjero.

André Daniel Supplice, estudió en Wentworth Institute of Technology, Boston y en la Facultad de Etnología de la Universidad de Estado de Haití BA y graduado de la Escuela de Sociología de la Universidad de Miami. Siendo cónsul general en Tokyo, Japón, 1973 y Primer secretario de la embajada de Haití en Roma, 1974-76; primer secretario embajada de Haití en México 1976-1977, Director General Adjunto de inmigración y Emigración 1977-79, Subsecretario de Estado de Interior y de Defensa Nacional, 1979-1981.

La carta íntegra, la reproducimos a continuación:

Santo Domingo, 21 de julio 2015

Su Excelencia Michel Joseph Martelly Presidente de la República de Haití Su despacho

NB: PIDIH es un fracaso

Señor Presidente,

Después de haber llevado por noventa y dos (92) días el honor, el respeto, la conciencia nacional y el patriotismo bicolor nacional en el territorio de Duarte, Sánchez y Mejía (Mella), tengo el honor de entregar sin manchas con las arrugas gloriosos de sentimiento patriótico de haber intentado ser útil. Le ruego crea que la decisión de hacer este gesto simbólico no es el resultado de una emoción pasajera ni el cálculo de interés alguno, incluso de una agenda inconfesable.

El hábito de instrucciones claras, precisas, coherentes y en armonía con las normas diplomáticas y la deontología de la administración pública han terminado para mi (después de todo este tiempo) en un marco de resultados que considera más el peso de la realidad objetiva de las cosas, que los informes.

Es con calma, sabiduría y visión que se resuelven los conflictos entre los estados. La gestión de las relaciones entre Haití y la República Dominicana demanda de la actitud racional y razonable diversos actores y donde el amateurismo y la improvisación no tienen lugar.

La República Dominicana es un vecino con quien estamos condenados por la geografía a vivir juntos a pesar del desarrollo desigual que acompaña una diferencial marginal de acceso a los bienes y servicios.

He escrito varias cartas que, lamentablemente, se han quedado sin respuesta y, en mi último informe del 14 de julio, tomé la precaución de renovar la urgencia con que la diplomacia haitiana tuvo que gestionar la crisis, no sólo en el marco de la lógica defensa de los intereses nacionales, sino también favoreciendo siempre el diálogo constructivo. Es responsabilidad del Embajador de Haití en República Dominicana asegurar que se mantiene un equilibrio entre el respeto a la dignidad de nuestro pueblo, de nuestros valores, nuestra moral y costumbres, manteniendo abierta, de manera realista, el diálogo. Sabe por qué? Porque mientras usted lee estas líneas:

Miles de nuestros hermanos y hermanas siguen cruzando la frontera "Anba fil" en busca de una vida mejor;

Decenas de mujeres y adolescentes de nacionalidad haitiana, todos los días, paren niños en los centros hospitalarios dominicanos; cuarenta y cuatro mil trescientos diez (44,310) jóvenes asisten a las universidades estatales y centros universitarios privados sin olvidar aquellos que, viviendo en la frontera, van a las escuelas primarias y secundarias en territorio dominicano por la mañana y regresan en la noche a Haití; Muchos son los que, retornan a su país voluntariamente por todo tipo de razón durante los últimos días, el plan es retomar el trabajo que ellos han abandonado o donde les esperan; Cientos de miles de hombres, mujeres y niños continúan vendiendo su jornada de trabajo en el sector agrícola, en condiciones extremadamente difíciles, pero no piensan en volver a su país; Cientos de miles de personas esperan en vano los documentos prometidos que les habrían permitido regularizar su situación migratoria. Esa es también la otra cara de la realidad que tenemos la responsabilidad de administrar!

En doscientos once años, no hemos tenido éxito en la reducción de las brechas socioeconómicas o mitigando la espinosa cuestión de color. Tampoco en dar a nuestros ciudadanos un acta de nacimiento demostrando que existen y creando internamente una situación que podría impedir a millones de haitianos y haitianas salir del país a todo costo y, a veces en cualquier condición. Si no aceptamos el hecho de que hay un problema, no habrá solución.

Señor Presidente,

Entiendo a Haití en la lógica de su pasado, en el laberinto su historia, en sus pasos en falso, con sus estados de ánimo, sus ambiciones pero especialmente con sus deficiencias, debilidades, limitaciones y decepciones. También conozco a nuestros hermanos y hermanas con su amor por la vida, el amor del país, su respeto por los padres fundadores, su orgullo de ascendencia africana, también con su desdén por la verdad y su actitud, a menudo irresponsable, en el manejo de la cosa pública.

Usando una metáfora usted entenderá, aquellos que se montan en la carroza, al principio de la procesión, no lo abandonan hasta el final del desfile. En general, yo hago la ruta hasta el final, pero algunos incidentes me obligan a cambiar la ruta para evitar el juicio lamentable de la historia.

Señor Presidente,

El país espera que usted sea firme y no sea prisionero de los informes pasados o consejos provenientes de oficinas sospechosas. Las personas que han confiado en usted, permitiéndole el acceso a la más alta magistratura del Estado. Cuentan con usted. No soy el primer embajador de la República de Haití en República Dominicana en ser suspendido, pero espero que ser el último para evitar que, justamente, al otro lado de la frontera, no persista la creencia de que la derrota de la inteligencia parece ser una constante, el fracaso nacional de la política exterior parece ser demasiado.

Así que me voy a casa para unirme a los miembros de mi familia, encontrar el calor de mis amistades, revivir esta cultura que me invade, esperando lo mejor para Haití.

Representar y servir a Haití en la República Dominicana fue un gran honor. Le ruego acepte, Señor Presidente, mis muy patrióticos saludos.

Original en francés

Traducción: 7dias.com

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