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Justicia y desconexión en los laudos de la XXVII Bienal

Visto desde lo alto, el laudo de premiación es justo en el marco del universo plástico que le deja al jurado la selección, que recibió 606 proyectos, aprobó s 202  obras que en manos del jurado de premiación, diez llegaron a los laudos finales. Pero, de alguna forma, en la garganta, queda, ácido y latente, el sabor de que algo falta.

¿Estaremos a la altura, con el grueso de estas obras de la Bienal, de Arco Madrid, el mercado del arte visual que en la capital española marca una pauta mundial  y en la que  vimos  desfilar en sus galerías hace 20 años, piezas similares a lo que aquí seguimos teniendo como "lo último".

Falta avanzar mucho más en las corrientes de vanguardias plásticas. Sigue pendiente el desafío de la actualización, lo que no resta valor a ninguna de las propuestas premiadas.

Sentimos que sigue esperando una consagración del arte visual dominicano.

La XXVIII Bienal, principal  fiesta de las artes visuales, la más vieja de América, tras su fundación, en 1942, por el director general de Bellas Artes, Rafael Díaz Nietzchse, creador del movimiento moderno de las artes en la República Dominicana, ha publicado sus diez veredictos y tres menciones de honor.

Evaluación de los premios

Raúl Morilla, con su instalación Claustro para el Edén Morilla convoca encierro, soledad, opresión y silencios.

La instalación, ubicada en la planta 0 (sótano, al lado del patio Español) del Museo de Arte Moderno, constituye un trabajo de una enorme demanda conceptual y de elaboración con la sincronización y producción visual de sus elementos de video, jugando con el desnudismo masculino sin alborotar pieles sensibles. Merecido el Laudo.

El jurado de premiación fue integrado por Jorge Severino; Danilo De los Santos; y como invitada internacional, la catedrática en la Universidad Bordeaux Montaigne, directora del Centro de Investigación Carhisp (AMERIBER), Michèle Dalmace,el cual otorgó los nueve premios Igualitarios en las categorías:

Acciones plásticas resultó ganador "Microcosmos VI",  del artista Joán Jiménez; una de las más actualizadas visuales expresiones en la Bienal.

Cerámica correspondió a "Solo azul", de Cristian Tiburcio, con un trabajo de técnica elaborada al detalle y evidenciando un dominio total de la técnica. Armonía en sus formas.

Escultura, "M3", de Delio García, re-elaboración a partir de la cabeza de una excavadora mecánica, a la que otorga independencia conceptual para transformarla como una criatura mecánica que amenaza o acentúa el drama de la espera.

Dibujo a obra titulada "Vaina mía", de Magno Laracuente;

Fotografía, "Heredad",  de Angelita Casals,  que reivinca ternura familiar, complicidad filiar y compromiso social. Realismo rural manejado con acierto y que da cuenta de un ojo fotográfico para escenas producidas con

Instalación: "«Saudade»", de Ginny Taulé Paiewonsky, uno de los más finos trabajos de la Bienal que, jugando con luces tenues y formas acabadas, transmite un discurso intenso e interminable, oleadas de sensaciones invaden a quien se deja arropar por su ambiente de soledad estética para remover el tema de la violencia de género en torno al símbolo de la cama que puede ser de relaciones de poder o de intensa pasión, todo depende.

Obra Gráfica, el premio es para "La pena que nos une (serie Feminicidio)", de Julio César Peña, grito  visual que rasga el alma de un artista varón que se identifica frente a la epidemia de violencia contra las mujeres. Noble en su elaboración, es expresión de actualidad técnica y cuidado del virtuosismo que demanda su elaboración.

Pintura, "Desplazamiento involuntario", de Carlos Baret;

Video y/o multimedia,"Luna Klolousky", de Martín López (Estos trabajos los comentaremos más adelante).

Las menciones de honor:

Fotografía "Cada cabeza es un mundo" de Guadalupe Rodríguez Ortega;

Dibujo titulado "En un soplo" (tríptico)" de Inés Tolentino; Obra gráfica "Dominicón: un baño de pueblo en gráfica" de Raúl Recio.

Apertura política

Quedan atrás los tiempos en que se limitaba el planteamiento político  plástico crítico, admitiendo, por parte de jurado de selección, piezas de un alto contenido que ilustra y denuncia hechos de la realidad, tal cual ocurre con la pieza No ha lugar, así se evacúa una sentencia, del artista dominicano residente en NY, Dio-genes Abréu, quien la envió por Gadejo, en el convencimiento de que sería rechazada.

El jurado le dio una lección de tolerancia y responsabilidad, al admitirla.

Pintura y escultura

Siguiendo una lamentable tendencia internacional, la pintura, en tanto arte noble y la escultura, siguen perdiendo espacios. Buenas, pero pocas piezas.

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