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Impunidad hasta la muerte

Este domingo fue declarado por el Congreso Nacional día de duelo nacional por la muerte del Secretario General del partido de la Liberación Dominicana PLD y quien fuera presidente del Senado de la República durante una buena parte del gobierno de este partido.

En nuestra cultura acostumbramos a destacar las cualidades positivas del difunto aun cuando las negativas hayan tenido considerablemente mayor peso en la trayectoria de su vida.

En el caso de un político o de un presidente, de cualquiera de los poderes del Estado, lo que se supone que se valora es su trayectoria como estadista y político. Si esta premisa es verdadera la trayectoria del difunto en cuanto a los demás roles que le ha tocado desempeñar en la vida, sea el de amigo, padre de familia y esposo, o de aficionado a las artes, en este caso la música, a los automóviles de lujo o a la vida social, celebrando para su hija una de las bodas más costosas que un político haya realizado en el país, poco cuentan para exaltarlo a ningún pabellón.

No es que quiera sacar los trapitos sucios a Reynaldo Pared después de haber tenido la valentía de quitarse la vida antes que verse despojado de su dignidad frente a los estragos de una enfermedad que mata lenta y despiadadamente. Como ser humano merece toda nuestra compasión y el deseo de que por lo menos en la morada final logre encontrar la deseada paz que ningún bien material puede ofrecer a ningún mortal.

Lo que quisiera es cuestionar si el desempeño de sus funciones en el partido y en el gobierno más corrupto de la historia de la nación, ameritan tener nuestra bandera nacional a media asta.

En un país donde jugamos al juego de la doble moral podemos aceptar que alguien esté nadando en el lodo pero que no se ensucie, como en su momento arguyó el difunto para sentirse al margen de tanta ignominia y perversidad, cuando estaba justo en el centro de ese lodazal como presidente del Senado.

En un país donde ponemos el nombre de Joaquín Balaguer a una parada del Metro y a la siguiente Amín Abel Hasbún y que condena al sobornador pero no a los sobornados del caso Odrebecht, no nos extraña que declaren día de duelo nacional por la muerte de Reynaldo.

Ese mismo Congreso que hoy declara duelo nacional es el que hace amagos para legalizar el matrimonio infantil, intenta minimizar el castigo por la violación en el seno familiar y condena a la mujer por tres causales que la llevan una muerte segura, no merece que tenga mi bandera personal a media asta.

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