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Conversaciones con el Presidente Francisco Alberto Caamaño

Jose Gómez Cerda. Jose Gómez Cerda.

Francisco Alberto Caamaño Deñó, fue un militar y político dominicano, nacido el 11 de junio de 1932 en Santo Domingo y asesinado el 16 de febrero de 1973. Lideró el movimiento revolucionario de abril de 1965 y fue presidente constitucional desde el 4 de mayo hasta el 3 de septiembre de 1965.

Tuve el honor de conversar personalmente dos veces con el coronel Francisco Alberto Caamaño, en 1965, durante la invasión de Estados Unidos a la República Dominicana; una cuando nos encontramos en Santo Domingo, yo acompañado de Henry Molina, y él con el diplomtico chileno, Alejandro Magnet, en la cual Caamaño me nombró personalmente para representar a su gobierno a nivel internacional, y otra cuando regresé de esa misión.

Desde que se iniciaron los preparativos para derrocar al triunvirato, de facto, que se instaló después del golpe de Estado contra el gobierno constitucional presidido por el profesor Juan Bosch, en 1963, la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), participó, especialmente mediante el Pacto de Río Piedras, un acuerdo entre el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y el Partido Revolucionario Social Cristiano, actuando siempre como vocero de los trabajadores el compañero Henry Molina, secretario General de la CASC.

Cuando estalló el conflicto, el 24 de abril de 1965, el Comité Ejecutivo de la CASC se presentó en la televisión y Henry Molina pronunció un enérgico discurso en apoyo al movimiento constitucionalista y el regreso a la presidencia del profesor Juan Bosch.

El día 25 de abril yo tenía un viaje al exterior, por lo tanto, tenía visas para entrar a los Estados Unidos y a Venezuela, en actividades de representación de la CASC, pero el aeropuerto estaba cerrado y tuve que cancelar esa actividad, y quedé integrado al movimiento constitucionalista.

El día 1ro de mayo fui enviado a Santiago para promover las actividades de apoyo al movimiento constitucionalista, me reuní con Francisco Antonio Santos y Francisco José Bidó, pero no había condiciones objetivas para esa actividad.

La casa de Henry Molina, situada en la calle Pimentel, en Santo Domingo, cerca del palacio nacional fue la sede para crear un grupo de sindicalistas, que luego se llamó Comando Armado Sindical Cristiano (CASC).

El 3 de mayo de 1965, el Congreso Nacional eligió y designó Presidente Constitucional de la República Dominicana, al coronel Francisco Alberto Caamaño, tomando posesión de la presidencia el día 4 de mayo, en el Parque Independencia.

Una noche se presentó un tanque de guerra norteamericano frente a la casa de Henry Molina, conducido por un haitiano, sindicalista, apellido Lamarque, que había robado ese vehículo. Al otro día fuimos y entregamos el tanque de guerra al Coronel Caamaño.

El 10 de mayo, una delegación de la CASC fue convocada por el presidente constitucionalista, Francisco Caamaño, para reunirnos junto con el diplomático chileno Alejandro Magnet, de la delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA), quién había quedado sorprendido cuando le informaron que la CASC participaba en el movimiento constitucionalista.

Henry Molina, Secretario General, y yo, secretario de organización, representamos a la CASC en esa reunión. Alejandro Magnet le dijo a Caamaño que era necesario que algún dirigente la CASC fuera al plano internacional para explicar la situación, en especial; ¿Por qué los sindicatos cristianos eran constitucionalistas?, porque él y la OEA tenían datos que decían que en ese movimiento, eran todos comunistas, incluyendo una lista de 42 personas.

Caamaño le preguntó a Magnet; ¿Cuáles son los países que tienen simpatías al movimiento constitucionalista? A lo que él le respondió;

Venezuela, Chile y México. También Cuba, pero no es prudente, porque uno de los argumentos de los norteamericanos, es que invadieron el país porque iba rumbo al comunismo, con Cuba como ejemplo.

Caamaño me dijo que me fuera así, luego él explicaría al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Jottin Cury.

La persona que debía hacer esa misión era Henry Molina, por su cargo principal, sus habilidades carismáticas y otras buenas cualidades, sin embargo, yo era que tenía pasajes y visas para viajar.

Al otro día partí al exterior, para participar como profesor en un curso sindical que organizaba el padre Mauro Berrenechea, S.J. en Opa-locka, ciudad ubicada en el condado de Miami-Dade en el estado estadounidense de Florida, de ahí viajé a Caracas, Venezuela, para participar en una reunión de la Confederación Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos (CLASC), y luego, junto con Emilio Máspero, visitamos al presidente de Venezuela, Raúl Leoni.

Estuve luego en Chile, México, Estados Unidos y Puerto Rico, en misión de defender el movimiento constitucionalista, denunciar la invasión de los Estados Unidos, y representar a los trabajadores dominicanos. El Puerto Rico me reuní con el profesor Juan Bosch, para tratar sobre la invasión de los norteamericanos.

Cuando regresé, me encontré en el aeropuerto al general Morillo López, quién públicamente preguntó; ¿Quién es José Gómez?

Presentí que me iban a detener, por lo que había dicho públicamente en esos países, sin embargo, él me llevó donde el encargado del aeropuerto, quien me dijo, que el Nuncio Apostólico, Monseñor Clarizzio lo había llamado por teléfono y le pedía que agilizara mi entrada, porque yo era un dirigente internacional que venía al país para resolver el conflicto. El mismo dispuso su carro y chofer privado para que me llevara al centro de la ciudad.

Henry Molina había hecho la llamada telefónica, imitando la voz del Nuncio Apostólico.

Al otro día de mi regreso a Santo Domingo, el 29 de agosto, estuve en el Edificio Copelo, de Santo Domingo, sede del gobierno constitucional, y nuevamente conversé con el presidente constitucional Francisco A. Caamaño Deñó:

Le informé de mis actividades en Venezuela, Chile, México, Estados Unidos y Puerto Rico. Le expresé un saludo especial que le envió el profesor Juan Bosch, desde Puerto rico, y conversamos amenamente alrededor de media hora.

Me dijo que antes de mi viaje, en América Latina pensaban que ese era un movimiento comunista, pero que después de mi viaje se comprendió la diversidad de grupos e ideologías que defendían el movimiento constitucionalista, además me dijo que él tenía varios informes de mis actividades en el plano internacional. Al final me agradeció la misión que realice en favor del movimiento constitucionalista.

Volví a verlo, esta vez desde lejos, el 3 de septiembre de 1965, cuando presentó su renuncia, en un acto masivo en la Fortaleza Ozama, después de la firma del Acta de Reconciliación Dominicana (Acto Institucional). Esta vez estuve acompañado de Henry Molina, y Francisco José Bidó, dirigentes sindicales, como yo.

La batalla del Hotel Matum, en Santiago

El 19 de diciembre de 1965, Sergio González, sindicalista, y yo, estábamos en los alrededores del Monumento de Santiago, y escuchamos cuando tropas de las Fuerzas Armadas atacaron en el Hotel Matun de Santiago, a fuerzas constitucionalistas lideradas por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. Entre los muertos en el ataque estuvo el coronel constitucionalista Juan María Lora Fernández y varios soldados, incluido su ayudante sargento Domingo Antonio Peña. El objetivo de ese ataque era matar al líder de los constitucionalistas, el coronel Francisco Alberto Caamaño Deño.

El cadaver de Caamaño

El sábado, 17 de febrero de 1973, el periodista José Goudy Pratt, del periódico El Caribe, y el fotógrafo Antonio García Valoy, del periódico Listín Diario fueron designados por los medios de comunicación para verificar el asesinato del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, quien había desembarcado día antes, con un grupo de guerrilleros, días por la playa Caracoles, en Azua.

Antonio García Valoy, que era miembro del Comité Ejecutivo de la CASC, pasó por el local del Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS), situado en el kilómetro ocho y medio de la Autopista 30 de Mayo, en Santo Domingo, y nos mostró las fotos auténticas que ´le había hecho al cadáver de Caamaño. Vimos esas fotos, antes que el director del periódico Listín Diario, Rafael Herrera, y antes que los lectores del periódico.

Estas dos conversaciones que tuve con el presidente constitucional Francisco Alberto Caamaño Deñó han sido memorables en mi vida pública.

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