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Empoderamiento del Ciudadano de Calle

Imagen de referencia. Imagen de referencia.

La destrucción no se planifica. Un terremoto no decide cuándo ni dónde causará estragos. Aunque la humanidad pueda predecirlos parcialmente, como decía un profesor, los pronósticos tienen dos características: son inexactos y sujetos a cambios. Sin embargo, podemos prepararnos preventivamente para mitigar las consecuencias. Para ello existen los códigos de construcción, la formación rigurosa de ingenieros estructurales, los mecanismos de supervisión estatales durante la construcción de obras, y el control de calidad de los materiales utilizados en obras civiles. Después de la destrucción, es posible recuperar parcialmente lo material y rescatar a aquellos a quienes la muerte no ha alcanzado.

Este escrito no trata sobre cómo prepararse para un desastre. Por más que uno se prepare, ‘cuando tá pa’ tí, ni que te quites’. Más bien, es sobre ser un ciudadano responsable. Por un momento, dejo de lado la responsabilidad de quien diseñó y construyó ese muro fatal, de quien supervisó la obra, de si el CODIA tiene alguna utilidad, y de si los ministerios correspondientes realizan y documentan su trabajo. Mi atención se centra en ese video en las redes sociales que muestra la grieta en la pared. ¿Qué hizo esa persona? ¿Por qué no detuvo el tráfico? Sí, incluso por encima de las autoridades. ¿Acaso es esto solo trabajo de un oficial de tránsito? ¿Nos sentimos exentos de responsabilidad, creyendo que es tarea de los políticos, y por tanto no actuamos frente a peligros evidentes ante nuestros propios ojos?

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