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Primer retrato literario de la dictadura de Trujillo

Homero Luciano. Homero Luciano.

A finales de la década de los años cincuenta del pasado siglo, los tentáculos tenebrosos de la férrea dictadura de Trujillo, traspasaron las fronteras insulares, orquestando en toda América una serie de atentados en contra de personalidades del campo político y social, sindicados como desafectos de su régimen. El terror interno que se vivía en esa media isla,  empujaron a un puñado de valientes a la consumación del magnicidio heroico de  la noche memorable del 30 de mayo del 1961.

Intelectuales que al final de “La Era” osaron denunciar ese régimen de oprobio, no sobrevivieron. Tal fue el caso de Jesús de Galindez, José Almonia Mateos y Andrés Francisco Requena.

Jesus de Galindez, escritor y político español, miembro militante del Partido Nacionalista Vasco, durante los acontecimientos suscitado en la guerra civil española se exilio en República Dominicana en el año de 1939, fue reclutado por adláteres de Trujillo para fungir como profesor de Ramfis Trujillo lo que le permitió cierta cercanía al régimen y conocer de los desmanes del tirano, rompiendo con este en el 1946 y radicándose en New York  incorporándose  a la cátedra universitaria.

En febrero del 1956 presentó en la Universidad de Columbia su tesis para optar por el grado de Doctor titulada “La era de Trujillo: un estudio casuístico de dictadura hispano américa”, cuyo contenido era la denuncia al régimen dictatorial, y la develación de que Ramfis no era hijo biológico del “jefe. Esto desató su ira, y en la Quinta Avenida de New York (1956), Galindez es secuestrado, trasladado a  Santo Domingo, donde posteriormente fue asesinado.

José Almonia Mateos, intelectual y político (republicano) español que igualmente se exilio en Santo Domingo. Colaboró con la dictadura, fue maestro de Ramfis y se desempeñó como profesor de la Escuela Diplomático y Consular de la Secretaria  de Estado de Relaciones Exteriores.

Almonia, igual que Galindez, después de  conocer las interioridades del régimen,  alegó estar enfermo y se exilio en México. Desde allí, en el 1950 escribió el libro “Una Satrapía en el Caribe: historia puntual de la mala vida del déspota Rafael Leónidas Trujillo”, costándole esta publicación la muerte el 5 de mayo de 1960 en una calle de ciudad de México. Fue arrollado por un auto y rematado a balazos por dos gatilleros, sicarios de Trujillo. 

Tanto la obra de Galindez como la de Almonia, son testimonios históricos de importancia capital, ya que sus denuncias fueron minando internacionalmente los tentáculos del déspota.

A mi juicio, Andrés Francisco Requena (1908-1952), narrador, periodista y diplomático dominicano, autor de la novela “Cementerio sin cruces” (1949), quizás sin proponéroslo, penetra en el subgénero de la novela del dictador, ámbito literario latinoamericano, surgido a mediados del siglo diecinueve, espacio que el escritor argentino José Mármol (1817-1871) publica dentro de ese contexto  su laureada novela Amalia (1949). Esta realidad política en nuestra región,  sirvió de argumentos para importantes creaciones literarias, que en la actualidad, afanosamente se requieren.

Requena por la publicación de “Cementerio sin cruces” corrió la misma suerte de Galindez y Almonia. Fue asesinado por esbirros de la tiranía en la ciudad de New York el día 2 de octubre del 1952.

De Trujillo se escribirá por siempre. Es una fuente inagotable donde siempre abrevaran los eruditos. Por poner un ejemplo: de la vigorosa pluma del Nobel, Don Mario Vargas Llosa se fraguó “La Fiesta del Chivo” (2000), novela donde Trujillo como personaje omnímodo, volvió a cabalgar cual Rodrigo Díaz de Vivar (Cid Campeador)  por todos los confines de la tierra.

Muchos años antes que Vargas Llosa, el laureado escritor Chileno Enrique Eduardo Lafourcade Valdenegro (1927-2019) se le ocurrió la brillante idea de escribir una novela sobre el tirano dominicano, “La fiesta del rey Acab” (1959), para ser puesta en circulación  en agosto del 1959, en el marco de una reunión de Cancilleres convocada por la OEA en Santiago de Chile, y aprovechar ese escenario para la denuncia y repulsa a Trujillo.

“La fiesta del rey Acab”, fue publicada 61 años antes que “La Fiesta del Chivo”,  fue un éxito editorial en muchos países de América Latina y España, desconocida en gran medida en la República Dominicana, y por la que su autor obtuvo el Premio Municipal de Santiago de Chile  en el año de 1959.

Finalmente, la novela de Lafourcade, es considerada como el  primer retrato novelado del dictador dominicano, ajustada al género que la enmarca.  La primera de trascendencia literaria que denuncia  la tiranía, y para suerte de una generación que no la conocía, para sacarla del polvo y el  olvido, fue  reeditada una nueva edición en marzo del año 2013, un esfuerzo conjunto de la editora Funglode y del entonces embajador dominicano en Chile, Don Pablo A. Maríñez.

Estimo que esta novela, es un buen regalo navideño, que independientemente de su valor literario e histórico, nos muestra por demás, la solidaridad sin límites  que los dominicanos siempre hemos recibido del hermano pueblo chileno.

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