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La disonancia cognitiva de estatus en la comunicación política

Ramón Ramón. Ramón Ramón.

La disonancia cognitiva, un término acuñado por el psicólogo Leon Festinger en 1950, es un fenómeno psicológico que ocurre cuando una persona mantiene simultáneamente dos o más cogniciones (ideas, creencias, valores o emociones) contradictorias.

La disonancia cognitiva de estatus es un fenómeno psicológico intrigante. Y como decíamos en el párrafo anterior, ocurre cuando una persona experimenta conflicto interno debido a la inconsistencia entre su percepción de su propio estatus y la realidad. En un mundo impulsado por la comparación social, este tipo de disonancia puede surgir cuando alguien se ve a sí mismo de manera diferente a cómo lo perciben los demás o cómo se compara con sus pares. Explorar este tema puede revelar cómo nuestras percepciones de estatus influyen en nuestras emociones y comportamientos, y cómo lidiar con esta disonancia puede conducir a un mayor autoconocimiento y bienestar emocional. De lo contrario, nos encontramos con la intranquilidad de intentar explicar lo inexplicable o contradecir creencias existentes.

La disonancia cognitiva es un concepto psicológico que se refiere a la incomodidad o confusión que experimenta una persona cuando sus creencias o actitudes no coinciden con sus acciones; por otro lado, el estatus se refiere a la posición o jerarquía que una persona ocupa dentro de un grupo social. Así, y como define Moisés Naim en su libro «La revancha de los poderosos» -cuya lectura recomiendo- define la disonancia cognitiva de estatus como la frustración que se acumula cuando una persona piensa que algo le impide progresar social y económicamente y se ve en un escalón más bajo del que esperaba ocupar en la sociedad. Esta es la explicación por la que muchas veces vemos gente votando a líderes autocráticos que les prometen ubicarlos en sus estamentos o incluso como gente con recursos medios se considera de «derechas» ya que se autoposicionan en «clases altas».

En el contexto de la comunicación política, este concepto se vuelve particularmente relevante. Los individuos a menudo se enfrentan a información que desafía sus preconcepciones políticas, lo que puede generar un estado de tensión psicológica. Para aliviar esta tensión, pueden buscar información que confirme sus creencias existentes, ignorar evidencia contraria o reinterpretar la información de manera que se alinee con sus convicciones previas.

Este proceso puede afectar la forma en que los ciudadanos procesan la información política y, en última instancia, cómo votan o se involucran en el discurso político. La disonancia cognitiva puede llevar a la polarización y al sectarismo, ya que las personas se agrupan con aquellos que comparten sus puntos de vista, reforzando sus creencias a través de un ciclo de confirmación continua.

Comprender este fenómeno es crucial para los comunicadores políticos y los líderes, ya que les permite diseñar mensajes que puedan ser aceptados por un público más amplio sin desencadenar la disonancia cognitiva, o que ayuden a las personas a reconciliar información contradictoria de una manera que fomente el diálogo y la comprensión mutua.

 

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