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El Metro, ingresos de los choferes y ciudadanía

La puesta en funcionamiento de la línea 2 del Metro de Santo Domingo ha impactado directamente el bolsillo de los choferes del transporte privado de pasajeros: carros de conchos y autobuses. Pero también el impacto ha sido favorable para los usuarios del transporte.

La línea 1 del Metro de Santo Domingo que recorre desde Villa Mella, la Avenida Máximo Gómez, que se integra a la UASD y termina en el Centro de los Héroes constituyó el primer nocaut al sector de los choferes de carros de concho y guagua. Ahora se añade la línea 2 que abarca desde el Km.9 de la autopista Duarte con Avenida Luperón, recorriendo toda la Avenida John F. Kennedy hasta el Puente de la Avenida 17.

Los choferes ven disminuido  su ingreso y usuarios de Metro  ahorran dinero y tiempo; además de disminuir el alto nivel de estrés que provoca el uso del modelo de transporte por vía el concho, guaguas y voladoras. Los ciudadanos y usuarios del Metro también salen beneficiado en torno a una menor exposición a un ambiente de asalto y violencia social: Mejora su seguridad ciudadana.

El impacto en el ingreso económico de los choferes crea un estado de situación que provoca el incremento del desempleo en el sector transporte, lo cual se manifiesta directamente en la economía familiar y en el ingreso de los suplidores de combustibles, lubricantes y de piezas para vehículos; los cuales también recibirán un impacto desfavorable a través de la disminución de su venta.

La conducta social de los choferes de transporte privado, que erróneamente se le denominada  como público (el Metro si lo es), conlleva a que la sociedad reciba con regocijo su salida del mercado de este sector. El trato descortés a los usuarios, servicios en unidades de transporte en mal estado, el incremento de precio de manera desconsiderada, según la percepción ciudadana; la violación sistemática de la normativa de tránsito, el entapotamiento vial por la saturación vehicular y la ocupación irracional de espacio público se convierten en factores favorables para que la gente apoye que los choferes salgan del mercado de transporte. El Metro de Santo Domingo cuenta con más aliados que críticos.

A lo anterior se agrega que una élite privada económica se adueñó del sistema de transporte. Los diferentes gobiernos han intercambiados favores políticos con esa élite, la cual ha recibido beneficios del patrimonio público expresado en subsidios y exoneraciones de diferentes naturaleza. Los choferes de carros y guaguas, los más pobres, han sido utilizado en el juego. Esta élite disfrazada de sindicato vende rutas por decenas y cientos de miles de pesos, defiende violentamente el uso exclusivo de calles, avenidas y carreteras en todo el territorio nacional. La vocación social que es característica de todo gremio o sindicato ha estado ausente, salvo poquísima excepciones. Este esquema de funcionamiento del interés particular en contra del interés colectivo también se convierte en variable de desaprobación de la población para que funcione el actual sistema de transporte.

Hoy los choferes desplazados no consiguen que una institución social muestre solidaridad con su demanda de participación en el Metro de Santo Domingo. La legitimidad o aprobación popular es prácticamente nula. La demanda de los choferes por espacio en el sistema de transporte masivo instaurado con el Metro no consigue la más mínima solidaridad.

Finamente, si bien es cierto que el impacto social y económico del Metro es positivo para los usuarios, no menos cierto es que el gobierno nacional tiene que definir estrategias que conduzcan a mitigar el daño provocado a la economía de las familias de los choferes. Familias que desenvuelven en condiciones de pobreza.  Esta es una responsabilidad social de todo Estado promotor del bienestar colectivo. La deslegitimidad de los choferes en la ciudadanía, producto de su comportamiento, no debe conducir al gobierno a obviar la necesidad de una respuesta tendente a configurar espacios de empleo útil, en el mismo sistema de transporte.

En un artículo posterior vamos a presentar una opinión sobre la cuestión de la sostenibilidad financiera y las debilidades del Metro de Santo Domingo.

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