El derribo de 12 viviendas para dar paso a la construcción de una moderna edificación para alojar estudiantes de varias escuelas de esta ciudad, fue iniciado por los ingenieros a cargo de la obra.

Las casas estaban ubicadas en las calles General Cabral, Independencia y Donante del barrio Villa Estela, donde sus propietarios las vendieron al Ministerio de Educación por 32 millones de pesos.

Viviendas construidas en bloques y de maderas, de losas y cinc, fueron destruidas por equipos pesados como retroexcavadora y pala mecánica, ayudados por obreros, cuyos escombros fuera depositado en camiones para su posterior  llevados fuera de la ciudad.

En dichos terrenos, Educación pretende construir una edificación de tres niveles, donde serán unificadas las escuelas Virgilio Peláez, Casandra Damirón y otra de otra barriada de esta localidad.

Aun, en la manzana, donde se adquirieron los terrenos quedan aun unas seis viviendas, las cuales no fueron adquiridas por Educación, cuya compra se realizaría ante la necesidad de más predios para construir otras edificaciones, como cocina, comedor e instalaciones deportivas.

Las familias desalojadas fueron, Trinidad Suero, Elsa Carrasco, Julio Méndez, Lucy Vólquez, Valencia Féliz, Emilio Santana, Alfonso Peña entre otros.