Enfermas mentales encerradas en la cárcel de Najayo Mujeres

Empezamos una caminata por el pasillo principal del primer piso de la Cárcel de Najayo-Mujeres, podemos ver el pabellón de las madres, algunas internas tendiendo sus ropas tras lavar y otras bordando pacientemente una hermosa pieza de vestir. Al fondo de ese mismo pasillo una celda despierta curiosidad. No se ve nada de lo que hay dentro y parece que está vacía por el silencio que habita en ella.

Pero todo cambia en el justo instante en que las agentes de seguridad del penal, llave en mano, abren la puerta de la celda. Lo que está detrás es conocido por las reclusas de la cárcel perteneciente al Nuevo Modelo Penitenciario, pero cualquier visitante se sorprende al saber que allí viven siete de las once internas que tienen problemas mentales.

Por un momento no pensarías que una persona que se desnuda por completo, se come sus heces fecales e insectos vivos, pudiese estar recluida, pero estas son algunas de las escenas que se han desvelado en el lugar.

A estas internas se les da un trato especial, se les lleva su comida y si quieren comprar algo deben esperar que lo hagan por ellas. Se les da seguimiento y se sacan a tomar sol de vez en cuando.

El resto de las "trastornadas" están controladas y han sido integradas a los pabellones con las demás reclusas.

"Todas las que están ahí tienen una condición especial, hay algunas que no tienen mucho tiempo, están siendo medicadas y hasta que no veamos un progreso, que cuando salgan a la población común puedan estar tranquilas, estarán ahí", precisa Ydelise Pérez, directora de Najayo-Mujeres.