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Los libros de Marcalle

No soy para nada una crítica de arte, ya quisiera serlo… Odalis Pérez hace rato que me espera por la UASD, para convertirme en “Crítica de Arte”, pero lo que nadie me puede quitar es mi amor por el arte, mi necesidad vital por él, estando dentro de esas vitales, la literatura, la literatura dominicana y apelando a esa pasión he querido invitarle -y no quiero que se la pierdan- a la presentación del libro del escritor y novelista Roberto Marcallé Abreu, éste viernes 6 de julio de 2012, a las 6:00 p.m., en el  Salón María Bonetti Burgos de la Universidad APEC (UNAPEC), Campus I, sito en la Avenida Máximo Gómez No. 72.

También presentarán sus obras los escritores Giovanni Di Pietro, -de nacionalidad italiana, muy acucioso y polémico crítico de la literatura dominicana, entre otras grandes virtudes que cultiva- que nos presenta “Otras Lecturas” y el poeta, cuentista y ensayista dominicano, Alex Ferrera, “Hambre del Silencio”.

 
En el transcurrir de éstas líneas me detengo en el dos veces ganador del “Premio Nacional de Novela”, nuestro Roberto Marcallé Abreu, prolífico novelista que lleva ya publicadas 16 obras, incluyendo la que nos presenta en esta ocasión: “La manipulación de los espejos”, de la que me permito avanzar, que Giovanni di Pietro ya califica como: “una obra sin precedentes en la novelística dominicana. La mejor novela de Roberto Marcallé Abreu".
 
Esta mañana conversando con Marcallé le pedí que me avanzara un poco sobre el argumento de “La manipulación de los espejos”, nos cuenta:
 
“Han pasado diez, quince años. Un ambiente de paz, de relativa armonía, nos envuelve como la blanca neblina de un sueño. El crimen nos acecha en cada esquina.  Imaginemos un ambiente signado por la serenidad y el orden. Hablamos de elevados estándares de vida donde el ciudadano es la primera motivación de los esfuerzos del Estado. Es en ese ámbito donde, sin anuncios previos, surge una sombra pavorosa y siniestra como una de esas noches que adelantan la llegada de una tormenta. Se opaca la luz del horizonte.  El crimen hace, otra vez, su nefasto retorno...”
 
Conocí físicamente a Marcallé, en un negocio de Enmarcados de Cuadros que tenía hasta hace poco, en el pleno corazón de la Ave. París casi con Ave. Duarte. Cuando he visto a este genio trabajando como gerente y obrero a la vez de su propio negocio, me quedé sorprendida, me pregunté una y otra vez, cómo nuestro país se permitía tener a una lumbrera de la literatura, del arte de la narración negra, un artista, tan alejado del ámbito que en realidad debía ocupar. También me respondí, realmente los/las verdaderos/as genios son así, lo único que le importa es su obra, hacer su obra y que su obra sea quien hable por ellos y brille por ellos.
 
Y ese es Roberto, un escritor que para nada está en las listas de escritores que salen a representar el país en ferias, actividades y viajes culturales de las embajadas, en las filas de súbditos que acompañan al Presidente en sus largas tandas de 70 viajes en 8 años, tampoco lo he visto, como he visto a otros, cabildeando oportunidades en la Fundación Global, no está en las listas de jubilaciones, ni en gordas botellas, ni recibiendo los privilegios que aquí sabemos reciben muchos/as con el sólo hecho de escribir un breve poemario.
 
No, Roberto es un escritor que mantiene a su familia con el sudor de su frente, un tiempo en el ejercicio del periodismo, otros, trabajando en ésta economía desigual para los pequeños empresarios. No creo que por ahora, pueda vivir de las ventas de sus libros muy a pesar de su indiscutible calidad y de la cantidad de premios recibidos.
 
Admito que me preocupa que Roberto ya no está en la Paris, porque estoy casi segura que desde ese sub-mundo que pervive bajo bocinazos, la podredumbre de la exclusión social, la guagua anunciadora con el alto perrero de fondo, los afilados cuchillos de los vendedores de víveres, chucherías, pacas de ropas y las muchachonas y muchachones que al vender de su cuerpo, invaden la Duarte al surgir de la noche, creo que de ese sub-mundo germina buena parte de sus historias, recordemos que la realidad ha superado la ficción, quizás la preocupación no sea tan válida, porque Roberto preocupado como siempre en el devenir del país, me diría, que tiene el país enterito para contárnoslo, pues el mismo, no sólo se ha devenido al sub-mundo de la Duarte con Paris, sino que se fue más lejos y cómo le dijo La Chavela a Sabina “te has ido mexicanizándote… ajua”
 
Para que busquen los libros de Marcalle, les quiero dejar sus títulos, títulos dignos de un acucioso estudio:
 
-         Cinco bailadores sobre la tumba caliente del licenciado (1979)
-         Las siempre insólitas cartas del destino (1999). 
-         Las dos muertes de José Inirio (1972).
-         El minúsculo infierno del Señor Lukas (1973).
-         Sábado de sol después de las lluvias (1978).
-         Cinco bailadores sobre la tumba caliente del licenciado (1978).
-         Espera de penumbras en el viejo bar (1980).
-         La comunidad dominicana en el exterior: El desarrollo de la década (1986).
-         Esas oscuras presencias de todos los días (1998).
-         Las siempre insólitas cartas del destino (1999).
-         Sobre aves negras cortes de media luna y lágrimas de sangre (2002).
-         Desdicha, enfermedad y muerte, cortesía del señor Marcelino Ozoria (2005)
-         Contrariedades y tribulaciones en la mezquina existencia del señor Manfredo Pemberton (2007)
-         No verán mis ojos esta horrible ciudad (2009).
-         En honor de mi muy querida Stella (2010). 
 
Las situaciones crean al ser humano, y mucho creo, le debemos al Roberto de hoy lo sucedido cuando chico: de pequeño Roberto al parecer era muy intranquilo, llegaban hasta sus Padres las muchas noticias de esa intranquilidad en su jugar de niño del barrio, un día una vecina le fue con la querella mayor al padre, de que había tirado piedras y éste decidió encerrarlo en su casa, a esa acción debe Roberto su afición por la literatura, pues con ese encierro acudió a ella y pudo entrar al mundo de la lectura, más tarde a la escritura, convirtiéndose en el escritor que es hoy en día.
 
Regreso a la invitación inicial y espero acompañen a Roberto, a Giovanni y Alex, recuerden viernes 6, seis de la tarde, en el salón María Bonetti Burgos, Universidad Apec y no dejen de ir para que Marcallé en una próxima invitación no me diga:
 
“Ahora más que nunca, lo escritores necesitamos de la presencia de los amigos. La sensación de soledad, de abandono, es, a veces, abrumadora.”

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