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Ante el 2014: renacer de las flores

(Mensaje de Año Nuevo, a horas de despedir el 2013)

 

Apreciado y esperanzado nuevo año 2014:

Le escribo desde una  pequeña nación  del Caribe que se aferra al destino, que tiene ahora, ante su llegada, la opción del temor por la incertidumbre y el cantar de los mensajes del defecto, o inspirarse en sus nuevos tiempos para mostrar que la esperanza tiene alas y que son propiedad de quienes tengan la voluntad de hacerse firmemente seres del espacio inmenso y desafiante que nos abre sus horizontes.

Si, ya sabemos que  cuanto nos espera no será un lecho de rosas:

·         que la violencia y la delincuencia no se frenaran por voluntad propia.

·         que no estaremos seguros en ninguna parte

·         que el costo de la vida probablemente dance con la sincrónica armonía del aumento de los impuestos a los bienes industrializados,

·         que las ambiciones personales continuarán expresando el egoísmo de nuestros dirigentes en cualquier nivel imaginable, aun cuando esa apetencia será causa probable de su derrota.

·         Que el tránsito seguirá siendo un infierno demostrable, en el que cada quien evaluará su tiempo y prioridades como las únicas dimensiones a ser tomadas en cuenta.

Pero también sabemos, que esta tierra esta premiada por gente buena y capaz de curar las heridas, los entuertos y las vergonzantes circunstancias que nos restan valor a la calidad humana que decimos tener.

También sabemos que la esperanza y el buen sentido de vivir, continuarán de nuestro lado.

También sabemos que la razón, la verdad y la belleza no admiten justificaciones perdedoras.

Pero también sabemos del mirar quedo, de la sonrisa ofrecida y de la caricia que, siendo muda, transforma el alma y la piel.

Los nuevos 365 días de un tiempo que hemos pactado llamar 2014, son un tiempo igual al que transcurre. La novedad del cambio la hemos creado artificialmente. Sus minutos y segundos serán los mismos de ahora. Sus meses y semanas, idénticos a los vividos mil veces antes de ahora, pero con tan solo una ventaja: la esperanza que aporta ese creernos que todo reinicia desde cero.

Bienvenido un tiempo de esperanzas.

Bienvenido un tiempo de ilusiones compartidas.

Bienvenido, con todas sus condiciones y lacras por llegar. Ya tendremos tiempo de vencerlas una a un tiempo.

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