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Dejemos que la institucionalidad funcione

La clase política dominicana a veces se comporta como niños de párvulos, para imponer sus propósitos y caprichos; son capaces de llevarse de paso cualquier cosa, no importando los daños previsibles que  tan truculenta acción, ocasionan en perjuicios estructurales del mismo Estado y su buen funcionamiento institucional.

 

Por Wilfredo Caba

Esa misma clase política que para lograr propósitos, quizás lógicos, quizás no, forzaron la historia para que la Liga Municipal Dominicana cayera en manos de el señor Amable Aristy Castro en 1999, pocos años después intentaron lo indecible para sacarlo de allí. Pero la pregunta sería: ¿Por qué se comportaron de manera tan decidida y con saña?.

¿Acaso no conocían al señor Aristy y luego se dieron cuenta de sus verdaderas cualidades, capacidades políticas y gerenciales?, la respuesta es evidente: Claro que NO, pues ya tenía varios años como figura fulgurante de la política vernácula y venía de ser presidente del Senado de la República.

En el afán de desterrar al señor Amable Aristy de ese importante sector fueron capaces de llegar a disminuir legalmente las reales y necesarias funciones de la Liga Municipal Dominicana. Siempre se corre el riesgo de ocasionar daños colaterales cuando se persiguen cambios, pero cuando los daños son inmensamente mayores a los deseados que las aspiraciones de lograr los cambios, entonces hay que revisar a los actores que provocan esos cambios y que se suceden en el tiempo.

Es de nuestra seguridad que esos personajes no tenían ni idea de los daños terribles que le ocasionaban al poder municipal. Eso evidencia que los actores políticos se mueven más por caprichos y proyectos aventureros que por intereses institucionales y legales.

Creyeron además los Municipalistas de nuevo cuño, que fortaleciendo una ONG donde agrupan a los alcaldes y donde se defienden los intereses de sus miembros era la mejor opción.

Hoy vemos que sólo ha servido para ir como borregos a tribunales por toda la geografía nacional para solidarizarse con sus "socios"."Básicamente por aquello de que si ves la barba de tu vecino arder, pon la tuya en remojo". Hay casi 30 procesos penales abiertos y casi media docena de alcaldes y o directores distritales con medidas coercitivas que van desde prisión domiciliaria hasta reclusiones en penitenciarías.

Entregarles dinero de los fondos de la LMD para que esa ONG "modernice la municipalidad" ha sido un sofisma, una burla y un desatino evidente. Es como poner la iglesia en manos de Lutero.

Somos de la creencia que llegó el momento de devolverle a la Liga Municipal Dominicana, sus reales funciones de fiscalización, formación, supervisión, en fin, las características de rectora del sector municipal que existe en nuestro sistema democrático.

Pronto estaremos viendo cómo irán cayendo en efecto dominó, alcaldes por alcaldes; pues está más que demostrado, que la gran mayoría maneja parte sustancial de los más de 15 mil millones de pesos que anualmente les entrega el Estado, como si fuera un patrimonio propio.

El autor es Político, reside en Santo Domingo

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