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Los últimos días que vivió Jesucristo

La Semana Santa es la conmemoración de los últimos días que vivió Jesucristo sobre la tierra.

Durante esa semana Cristo padeció día por día las injusticias, desigualdades y desprecios  de aquella sociedad que no alcazaba entender las profecías que ya hablaban del Mesías.

Con la Semana Mayor concluye  el tiempo de Cuaresma, que significa periodo de penitencia, reflexión y conversión a una nueva vida con Cristo Jesús.

La Cuaresma inicia el miércoles de cenizas y termina el Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección.

La Iglesia Católica en este tiempo llama a todos sus fieles tomar la actitud de la abstinencia, el ayuno, la oración y la limosna. La abstinencia es específica y se limita a no consumir carnes los días miércoles y viernes.

No solo la Cuaresma es  motivo de reflexión y cambio  de vida sino todo el año, ya que Jesús concluyo  su vida terrenal  en una semana especifica, pero el resto de su  existencia lo paso haciendo el bien, promoviendo el perdón, educando a la gente, solidarizándose con los demás, enseñando la justicia, proclamando el evangelio del amor y la comprensión, en fin, los valores de los cuales carecemos hoy, El los dio a conocer en aquel entonces.

En la Semana Santa, la cual inicia el Domingo de Ramos, se registran 4 días de intensas actividades espirituales en la Iglesia Católica iniciando con el Jueves Santo y cerrando con el Domingo de Resurrección.

Jueves Santo, día en que todos los fieles católicos conmemoran  con solemnidad la institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies. Se recuerda que esa noche de la Santa Cena, Jesús dio  lecciones de vida a sus discípulos, enseñándoles  a  ser  humildes y servidores unos para con los otros, así como también a celebrar un nuevo ceremonial  para Dios: La Eucaristía.

La Eucaristía es la acción de gracias y signo que Cristo mostró a sus apóstoles a través del Pan, en representación de su cuerpo  y del Vino, como su sangre que derramaría al día siguiente, el viernes,  por el mundo entero para el perdón de los pecados, esto para dar cumplimiento a las profecías  que hablaban de su venida y desarrollo de su vida.

Viernes Santo, quinto día de la semana, la feligresía católica rememora la muerte de Jesús en la Cruz luego de ser  acusado y juzgado por el pueblo judío. Es el día mas intenso para la Iglesia  Católica, porque durante el mismo  se permanece en oración, ayuno y penitencia por los pecados cometidos contra Dios y los hermanos, por tanto se realiza el Sermón de las Siete Palabras, la últimas  pronunciadas por Cristo desde el calvario, luego la adoración de la Cruz, como símbolo del sufrimiento de Cristo por toda la humanidad.

La liturgia del viernes santo presenta una síntesis de los mejores contenidos de la devoción a la pasión de Cristo. Ahí está el espíritu de la Iglesia primitiva con su énfasis en la gloria de la cruz; ahí el realismo, ternura y compasión de la Edad Media. Los contenidos de todas las épocas, la piedad de la cristiandad oriental y la de la occidental se entrelazan de alguna manera para formar un todo armónico.

Sábado Santo y  La Vigilia Pascual

El sábado santo es un día de oración junto a la tumba esperando la resurrección. Es día de reflexión y silencio. Es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual

Por la noche se lleva a cabo la celebración de la Vigilia Pascual. Dicha celebración tiene tres partes importantes que terminan con la Liturgia Eucarística:

1. Celebración del fuego nuevo.
2. Liturgia de la Palabra.
3. Liturgia Bautismal.

Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche del Sábado Santo, a los que querían ser cristianos. Ellos se preparaban durante los cuarenta días de Cuaresma y acompañados por sus padrinos, ese día se presentaban para recibir el Bautismo.

También, ese día los que hacían penitencia pública por sus faltas y pecados eran admitidos como miembros de la asamblea.
Actualmente, la Vigilia Pascual conserva ese sentido y nos permite renovar nuestras promesas bautismales y acercarnos a la Iglesia con un espíritu renovado.

Es la solemnidad y esplendor de la Semana Santa que celebra todo el pueblo católico en honor a Cristo Jesús, el resucitado en la madrugada del domingo.

La alegría es inmensa y evoca  un nuevo sentir de cristianos, porque nacemos a una nueva vida en Jesucristo con su pensar y accionar.

Domingo de Resurrección.

El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Por todas estas explicaciones y las vivencias personales de cada quien con Dios, podemos decir que Semana Santa solo tiene sentido si la vivimos entorno a quien  murió para darnos vida y vida en abundancia: Jesucristo.

¡Semana Santa es la semana de Cristo!

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