Con el Domingo de Ramos, inicia la Semana Santa

Foto: Augusto Valdivia

El Señor llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua y les pidió a sus discípulos traer un burrito para llegar montado a  esa ciudad.
Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban:
"¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!"

Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole "hosanna" que significa "Viva". La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: "Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Esta fue su entrada triunfal.

Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.

Que mensaje tan interesante nos envía Jesús con las lecturas bíblicas de este día conmemorativo, esencialmente el Evangelio, que nos relata con detalles lo acontecido al llegar el hijo de David a la gran ciudad: Jerusalén

Este es un día muy especial para toda la feligresía católica, porque da inicio a los momentos más sensibles de Cristo en la tierra, el Misterio de su vida completa toma intensidad y revelación para marcar a la humanidad con su amor infinito expresado en el martirio del calvario.

El pueblo católico festeja este día participando de  la procesión de los ramos, los cuales se bendicen por el sacerdote a cargo  de la celebración feligresía católica y previo a este ritual,  el pueblo va caminando con canticos de alabanzas a Dios.

Es una buena oportunidad para acercarnos al Señor y acompañarle en oración, ayuno, penitencia y  adoración, pasos de gran utilidad para todo creyente, pues nos invitan a la intimidad con nuestro Salvador.

Jesús nos propone la fraternidad, el perdón y la abstinencia de los placeres del cuerpo para adquirir nueva vida que nos lleve a la gloria de su resurrección.

Perdonar nos hace crecer como seres humanos, el compartir lo que tenemos nos permite ver que somos semejantes a Dios, como dice su palabra y abstenernos de los gustos que tanto nos damos, permite adquirir las fuerzas necesarias para luchar contra el mal invisible que nos ataca bajo el titulo de pecado.

Vayamos al encuentro del Señor en este domingo rindiéndole honor y gloria para que en verdad podamos sentir que resucitamos con Él y que la mujer y el hombre viejos ya no existen, porque en Él nueva criatura somos.