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Espejismo del presupuesto retrata la UASD de hoy

La identificación del cambio de una época es una labor rutinaria que hacen los historiadores. La caracterización ex post se apalanca en las huellas, monumentos, tragedias, hazañas y logros registrados en el espacio y en el tiempo, en el ambiente, el lenguaje y en la mente.

Difícil es para los que viven en su época percatarse que ya salieron de la misma; que ahora son objetos y sujetos de otra dinámica; materia y energía de un nuevo viaje por el túnel del tiempo.

Si logran apreciar el nuevo ritmo social, el nuevo espíritu de la nueva época, entonces el viaje es al futuro; si los párpados se vuelven pesados y el corazón late más despacio, entonces se quedan suspendidos y petrificados en el pasado.

Una mirada a la Universidad Autónoma de Santo Domingo UASD, que transitó del XX al XXI siglo descubriría montañas de ojos cansados, cegados en cadena, como en el Ensayo sobre la ceguera, de Zaramago. Una gran masa de promociones y generaciones, coetáneos y contemporáneos, especialmente su élite gerencial, que vive encantada en  "el país de las pesadillas".

Un país que no merece el nombre de país, como escribió el Poeta Nacional. Un país, Uaslandia, progresivamente olvidado en el concierto de sus iguales.

La crónica del proceso de elaboración y aprobación del Presupuesto Público del 2015, por RD$630,943, millones lo confirma. Crónica de un fracaso anunciado. RD$11,800 millones solicitados por la UASD, el mismo monto solicitado en el 2013, el mismo entretenimiento, las mismas ilusiones, el mismo espejismo.

Más allá de las divergencias técnicas en la elaboración del presupuesto de la UASD; tan acullá como hayan llegado técnicos y rectores en el abandono de la exigencia cercana al 5% que le toca por ley a la academia; de lo ineficiente y confianzudo en los compañeros morados que se haya sido, para cabildear una partida mínimamente digna para la universidad estatal, el destino estaba marcado. La decisión tomada. La sentencia había sido redactada en minuta: indiferencia total para la UASD.

Los más avezados lo habían dicho, predicho y alertado. Pero, el poliburó uasdiano seguía impertérrito mirando hacia atrás, como la mujer de Lot, cocinándose en su propia sal-sa; a última hora corrieron sedientos al oasis soñado, donde hay leche y miel, doncellas, camellos, cocodrilos, chupetas y mirra, "donde no hace frío aunque caiga la nieve". Pero nada.

¡Puro espejismo! ¡Efecto placebo, nada más!

Esta lección debiera ser suficiente para convencerse de que el Horizonte está enrarecido. Lo que se ve es un abismo, al que es conducida la academia. Para evitarlo hay que dar un gran salto hacia lo nuevo, un rediseño total, una reingeniería completa de la UASD. Pero son muchos los obstáculos. Mucho el desánimo. Son muchos los que ya se han dado por vencidos ante el triunfo del capital sobre el intelecto. Otros circulan como zombis.

El caramelo del clientelismo, con suspiro de nepotismo, ha entretenido tanto a la UASD que esta no sabe  a dónde va, se encuentra perdida, no por una década, sino por varias, y, lo peor, cuando aparece alguien que le señala las piedras a la vista y el precipicio de más adelante, esta ronca y dice: "la UASD unida jamás será vencida", y un alarido de lobo se escucha en las tinieblas: "La UASD de nuevo, en el seno del pueblo".

El modelo actual de la UASD se agotó, perimió, "tocó fondo", está petrificado, desacreditado, no inspira, no concita apoyo, presupuesto mucho menos. Y no será removido por los vendedores y sus clientes, ni siquiera retocado, pues ellos son parte del problema. Una élite dirigencial, con honrosas excepciones, que ha fracasado en más de 20 años dirigiendo a la UASD. Y como una maldición, quiere seguir haciéndolo.

La UASD, desde dentro, sólo será rediseñada por lo más sano del profesorado, lo más sano del estudiantado, lo más sano de los empleados, por todos aquellos que estén dispuestos y dispuestas a aplicar el principio laboral y socialista: a cada quien según su trabajo, a cada quien según sus capacidades.

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